miércoles, 12 de septiembre de 2012

Brahimi inicia su visita a Siria


La violencia en el país se ha generalizado, llegando a picos importantes en zonas disputadas por los rebeldes y el gobierno. En un incidente, los rebeldes mataron al menos a 18 soldados con un coche bomba y atacaron una posición militar en la provincia de Idlib donde se encontraban entre 70 y 100 soldados; por otra parte, cuatro armenios sirios murieron y 13 resultaron heridos en Aleppo en el camino desde el aeropuerto a la ciudad después de un viaje a Ereván; también se informó que los rebeldes habían rodeado dos posiciones del ejército cerca de Saraqeb y que dispararon cohetes contra puestos de control en otros lugares de la provincia.

Fuera de Aleppo, la segunda ciudad de Siria, la lucha estalló en la zona Nayrab –a unos 5 km del aeropuerto pero que se mantuvo en funcionamiento-, estos combates se han venido sucediendo en las últimas semanas y parecen responder a una iniciativa mayor de los rebeldes de atacar aeródromos militares en un intento de evitar que sean utilizados para lanzar ataques aéreos; sin embargo, esta no es la primera vez que ha estado luchando en torno al aeropuerto de Aleppo.

El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, reiteró su llamado al Consejo de Seguridad para que tome medidas contra Siria y a las potencias mundiales para que utilicen su influencia sobre las partes en conflicto a fin que cesen los enfrentamientos que ya entraron en los 18 ininterrumpidos y han costado la vida de más de 20.000 personas. Ban, hablando junto a la Presidente de Suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, señaló que "Todos los Estados miembros deben tener un sentido de responsabilidad común para hacer frente a este tipo de situación en Siria, donde los derechos humanos y la dignidad humana son abusados y violados."

Lakhdar Brahimi, enviado de Especial de ONU y la Liga Árabe, se reunió hoy con funcionarios de la oposición siria en El Cairo antes de una visita a Damasco para su primera reunión con el presidente Bashar Al-Assad, funcionarios de ONU y diplomáticos; Brahimi volvió a destacar a los representantes de la Liga Árabe que él sabía que "se acercaba a la crisis en Siria, con los ojos abiertos y el pleno conocimiento de que era una tarea extremadamente difícil." Se espera que Brahimi se reúna en Siria con figuras locales de la oposición y de los grupos rebeldes.

Egipto está tratando de convencer a Irán para que abandone su apoyo al régimen sirio a cambio de ayuda en el alivio del aislamiento regional de Teherán en momentos de creciente presión sobre el polémico programa nuclear. El presidente egipcio, Mohammed Mursi, encabeza un esfuerzo diplomático -un "Cuarteto islámico" que incluye a Turquía y Arabia Saudita- de partidarios de la rebelión siria. Esta iniciativa además comparte el temor de una mayor expansión chiita en la región, por ello que El Cairo estaría de acuerdo en restablecer las relaciones diplomáticas -un importante premio diplomático para Irán ya que Egipto es el país árabe más poblado- y mediar para mejorar las relaciones entre Irán y los países árabes sunitas conservadores del Golfo que durante mucho tiempo han visto a Irán con desconfianza.

Otra visita de suma importancia es la que realizará el Papa Benedicto XVI a Líbano este fin de semana para un llamamiento a la paz y la reconciliación en el Oriente Medio, especialmente en Siria; Benedicto XVI celebrará dos grandes eventos al aire libre y se reunirá con representantes de las comunidades cristianas e islámicas y líderes políticos. Se espera que el Papa mantenga una línea apolítica en Medio Oriente -incluso en la lucha civil en Siria- y si bien los acontecimientos en Siria y sus repercusiones en Líbano han generado temor en algunos sectores, el Vaticano se muestra confiado por la seguridad del Papa tras recibir garantías de Hezbollah y otros grupos islámicos.

La visita del Papa también responde a los crecientes temores de la comunidad cristiana en la región por los avances de los sectores islámicos en los diferentes Estados luego de la Primavera Árabe; en el caso de Siria, los grupos cristianos han sido aliados históricos de los grupos alawitas a cargo del poder y que combaten a los sunitas. Este contexto ha despertado el temor de los cristianos por posibles venganzas a manos de los rebeldes sunitas en caso de derrocar al régimen de Al-Assad.

Los miembros de la comunidad cristiana siria -que se remonta a unos 2.000 años- temen que la guerra civil siria no tenga un final feliz y se enfrenten a un destino similar al que corrieron los cristianos en Iraq luego de la intervención de EE.UU. La anticipación del viaje de Benedicto XVI ha hecho poco para levantar el estado de desesperación de los casi dos millones de cristianos sirios, quienes no se han mostrado partidarios de las revueltas temerosos por su futuro si el país de mayoría musulmana sunita adopta un liderazgo islámico para reemplazar al régimen de secular de la familia Al-Assad.

Mientras tanto, el gobierno sirio se ha vuelto más dependiente de las armas pesadas -aviones de ataque, helicópteros de combate, artillería y tanques- para hacerle frente a rebeldes equipados con armamento liviano en su afán por ganarles y mantener el terreno en las ciudades más grandes como Aleppo y Damasco. El ejército sirio contaba con unos 220.000 efectivos más el personal de las milicias Shabiha; sin embargo, los combates han reducido su eficacia como fuerza militar y su mano de obra ahora sólo ronda los 100.000 efectivos, y aunque estadísticamente tiene mayor capacidad operativa, los rebeldes han desgastado sistemáticamente las tropas atacando las periferias de las ciudades y detonando coches bombas.

Otro punto que comienza a manifestar la fatiga de los combates es la economía siria, expuesta a sanciones y privada del comercio interno; en junio, los precios al consumidor subieron un 36 % respecto a 2011 y subió un 2,9 % desde mayo, según la Oficina Central de Estadísticas, mientras que la producción de crudo se ha reducido en casi un 50 % desde el inicio de los combates, según el ministro de Petróleo Hunaidi.

El problema de los rebeldes sirios es que carecen de una a potencia de fuego para enfrentarse con las fuerzas de Al-Assad de manera definitoria mientras que las unidades leales no pueden sostener un combate cuerpo a cuerpo que despeje las ciudades de rebeldes. Por ello el régimen sirio depende de la artillería y el poder aéreo para abrirle el camino a las unidades de infantería cuando retoman zonas ocupadas por los rebeldes.

Mientras que los rebeldes y las fuerzas estatales no logran imponerse en el terreno, la diplomacia abrirá una nueva instancia con la llegada de Brahimi a Damasco, en momentos que la violencia golpea al propio aeropuerto donde aterrizará el funcionario de ONU y la Liga Árabe. Brahimi ha manifestado poco optimismo sobre posibles avances en las negociaciones, su visita al país servirá para demostrar si estaba en lo cierto o no.

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