jueves, 8 de septiembre de 2011

Aumentan los incidentes en Siria



El miércoles fue una jornada con demasiados incidentes: el jefe de policía de Lattakia, Jamal Al-Bittar, dijo que una carga de dinamita bajó de un coche fue detonada por un grupo armado terrorista en el área de Lattakia pero no causó heridos; unos 10 efectivos de las fuerzas de seguridad sirias y miembros del Ejército fueron atacados y muertos por grupos armados; otro grupo detonó un artefacto explosivo a control remoto y que contenía piezas de metal y clavos al paso de un vehículo militar que pasaba por la ruta de Al-Na'aeema –Deraa- e hiriendo a 11 civiles.

También se informó que otro grupo armado atacó una estación de combustible cerca de Sirmin en el camino de Idelb-Sarakeb; el jefe de la policía local dijo que el grupo terrorista asaltó la estación e impidió a los de abastecimiento de combustible pero que el rápido accionar de la policía y del aparato de seguridad evitó que los hombres armados se apoderasen de la estación y cortasen así el suministro de combustible en la ciudad. Las fuerzas de seguridad también liberaron al secuestrado Majd Mansour, hijo del General de Brigada Ghassan Mansour; el joven fue encontrado con los brazos y las piernas atadas además su cuerpo presenta señales de haber sido torturado. El grupo terrorista había puesto trampas en la zona, que requirió los conocimientos de técnicos para desactivar el explosivo colocado en el lugar.

En una entrevista en vivo en Teherán, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, dijo que el presidente sirio debe dejar atrás la represión y entablar dialogo con la oposición; Ahmadinejad sostuvo ante la Radiotelevisao Portuguesa el miércoles por la noche, que una solución militar no es la solución correcta. Los comentarios de Ahmadinejad son una clara desviación de la línea que venía manteniendo Teherán respecto de Damasco y parecen reflejar la creciente impaciencia iraní sobre las acciones de Al-Assad en particular luego que EE.UU. y otros países han acusado a Irán de ayudar a represión en Siria. El mes pasado, la Unión Europea impuso sanciones contra la unidad de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán, diciendo que la Fuerza Quds es el suministro de equipo y de otro tipo a la represión en Siria

La relación con Irán es clave para el régimen sirio, que actualmente enfrenta la etapa de aislamiento internacional más severa en los más de 40 años de gobierno de la familia Al-Assad. El mes pasado, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Ali Akbar Salehi, instó al presidente sirio a escuchar algunas de las “demandas legítimas de su pueblo”; también ha corrido la especulación que Teherán está proporcionando los fondos para sostener al régimen sirio, que ya ha perdido unos u$s 1.700 millones en reservas internacionales desde el comienzo de la sublevación.

Sin embargo, Irán no puede sostener al régimen sirio de forma indefinida, y los comentarios de Ahmadinejad del miércoles están orientados en esa dirección. Rusia, el otro aliado clave de Siria, expresó su claro apoyo a Al-Assad, y advirtió que Occidente debe tener cuidado ya que la destitución de otro líder secular en Oriente Medio podría abrir el camino a las fuerzas islámicas radicales; Moscú tampoco puede sostener de manera indefinida al régimen sirio aunque Margelov haya reconocido que Siria sea un cliente importante para la industria de defensa de Rusia.

Esta complicada situación internacional de Siria se ha profundizado luego de la llegada del embajador norteamericano, Robert Ford, a Damasco. Desde que el gobierno sirio comenzó a implementar medidas más enérgicas contra los manifestantes, Ford ha combinado la sutileza diplomática con un discurso duro sobre el régimen; de allí que el gobierno lo perciba como un activista que trabaja para eliminar del poder a la familia Al-Assad mientras que los residentes locales -que habían sufrido una dura represión por las fuerzas gubernamentales- lo recibieron con flores y sostuvieron reuniones donde se informó al funcionario de las operaciones gubernamentales.

Algunos sectores de EE.UU. consideran que la opción es un general que, mediante un golpe de estado, derroque al régimen sirio. Un golpe militar no es una panacea, pero esos sectores consideran que marcaría el comienzo de cambios significativos para Siria y para la región: una junta militar casi con seguridad sería sunita; una junta sunita probablemente tendría una visión más contraria a las estrechas relaciones con Irán y con Hezbollah –chiitas- y que obligaría al gobierno iraní a reformular su estrategia geopolítica para la región.

Aunque esta opción es poco viable, si tenemos en cuenta que la estructura de mando de las fuerzas de seguridad son alawitas y no hay un general sunita en capacidad de sostener operaciones contra el régimen, esta alternativa supondría un incremento en el intercambio con los países del Golfo y aportaría estabilidad dentro del conflicto con Israel además de contar con el beneplácito de EE.UU.

El malestar del régimen por el aislamiento internacional se percibe en las publicaciones pro-gubernamentales como el periódico Al-Thawra que reaccionó con sorna una reciente declaración del Secretario General de ONU, diciendo que "el secretario de la ONU ha resuelto sus propios problemas y los de todo el mundo y ahora ha vuelto toda su atención a los problemas de Siria, de la que él está sufriendo insomnio y ansiedad. La sumisión a los EE.UU. dicta y las agendas de las presiones occidentales le ha llevado (Ban) fuera de su posición y el papel (…) el secretario general ha registrado, a través de su retórica provocadora, una dedicatoria clara a la EE.UU. y Europa quiere".

El régimen comienza a enfrentar un incipiente proceso de obtención de armas por parte de civiles y la opción de grupos armados en la oposición es tal vez el peor de los escenarios ya que es el paso previo a una guerra civil; las acciones coordinadas de grupos que atacan instalaciones y explotan artefactos al paso de convoyes militares es un signo preocupante. Por otro lado, la intransigencia del régimen de Al-Assad para producir medidas creíbles con la oposición es un escollo que difícilmente pueda ser superado en el actual contexto.

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