viernes, 11 de octubre de 2013

Las milicias iraquíes entran a la guerra civil de Siria


El Premio Nobel de la Paz 2013 fue otorgado a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). El premio fue otorgado en momentos que la OPAQ se embarcó en la tarea de más alto perfil en sus 16 años de existencia: la supervisión de la destrucción del arsenal de Siria, en medio de una sangrienta guerra civil y llamado al cese al fuego para que el trabajo de desarme se pueda realizar. Ahmet Uzumcu, Director General de la OPAQ, dijo que el premio era un gran honor y que también "eleva la moral del personal que trabaja en condiciones muy difíciles"; además el funcionario dijo que su organización tiene los recursos suficientes para hacer su trabajo en Siria y que la situación de seguridad es ahora el mayor reto de completar la misión a tiempo.

Aviones de combate de la Fuerza Aérea de Siria bombardearon objetivos rebeldes cerca de una instalación de armas químicas importante en Safira, en una lucha que pone de relieve los peligros que enfrenta una misión internacional para eliminar el arsenal químico. El ejército ha luchado duro para mantener el control del complejo militar y ahora está tratando de recuperar la ciudad de las brigadas rebeldes, en particular de Jabhat Al-Nusra y del Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS).

En un ataque coordinado, numerosos grupos rebeldes lucharon contra una pequeña guarnición de las tropas del gobierno y luego arrasaron varias aldeas, matando a 190 personas -67 muertos parecen haber sido asesinados desarmados o huyendo, incluyendo 48 mujeres y 11 niños- mientras que más de 200 civiles siguen retenidos como rehenes. Según un informe de Human Rights Watch (HRW), esta es la primera vez que se documentó a las fuerzas rebeldes dirigiendo un ataque sistemáticamente contra civiles; hasta no se había documentado tamaña escala de los abusos por los combatientes de la oposición y por la naturaleza metódica de los homicidios constituyen un crimen contra la humanidad.

El informe de 105 páginas, “Todavía se puede ver la sangre" describe ejecuciones, fusilamientos indiscriminados y toma de rehenes por las fuerzas rebeldes en la zona rural de Latakia. HRW descubrió que al menos 20 grupos participaron en la operación que denominaron alternativamente la "Campaña de los Descendientes de Aisha, la Madre de los Creyentes", "Ofensiva Barouda" o la "Operación para Liberar a la Costa" que duró hasta el 18 de agosto, pero no está claro si todos o la mayoría de estos grupos se encontraban en las aldeas, el 4 de agosto, cuando la inmensa mayoría de los abusos al parecer se llevó a cabo.

Sin embargo, HRW identificó como responsables a cinco grupos que organizaron y ejecutaron las operaciones clave: Ahrar Al- Sham, ISIS, Jabhat Al- Nusra, Jaish Al-Muhayirin wal-Ansar y Suquor Al-Izz. La escala y el patrón de los graves abusos cometidos por grupos rebeldes, durante la operación, indicaban que eran sistemáticos y planificados como parte de un ataque contra una población civil; además se establecieron situaciones en las que los comandantes sabían o deberían haber sabido de los crímenes cometidos por sus subordinados y no pudieron evitar que los delitos o detener a los responsables de la persecución, y los combatientes de los grupos que ordenaron o llevaron a cabo directamente los abusos, también deben ser considerados penalmente responsables.

La visita del 8 de septiembre del canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, a Irak llamó la atención de los medios de comunicación, pero la visita de Qassem Soleimani, Comandante de la Guardia Revolucionaria Fuerza Quds, a finales de agosto en gran medida pasó inadvertida. Zarif negó que Irán tuviese la intención de atacar intereses estadounidenses en Irak -en respuesta a un posible ataque contra Siria- pero advirtió que "El que comienza la guerra contra Siria no será capaz de contener o poner fin a la misma”; contrariamente, las conversaciones de Soleimani se han envuelto en secreto y confidencialidad.

Al parecer, Soleimani estaba claramente molesto por la falta de entusiasmo entre las principales fuerzas chiitas iraquíes frente al proyecto de Teherán propuesto hace meses en el ámbito de los acuerdos regionales. El elemento político del proyecto buscaba para reunir a las fuerzas chiitas iraquíes para formar un frente común para la gestión de los asuntos iraquíes y para evitar los conflictos entre ellos; el proyecto de Soleimani principalmente no prosperó debido a la renuencia del clérigo Muqtada Al-Sadr, líder del movimiento de as-Sáder y el Ejército Mahdi, que incluye un gran contingente de ex insurgentes. Si bien la mayoría de estos últimos siguen siendo leales a las propuestas de su líder, algunos han desertado y se unieron a Asaib Ahl Al-Haq o Kataib Hezbollah. 

En el video capturado por los rebeldes de la Brigada Al-Daoud, cerca de Idlib, se puede ver a un supuesto un asesor militar iraní explicando en persa su visión de “La guerra actual en Siria es la de Islam contra los no creyentes, el bien contra el mal (…) Este frente es apoyado por Hezbollah. Los combatientes son iraníes, de Hezbollah, iraquíes y afganos muyahidines y otros. Los rivales son Israel, Arabia Saudita, Turquía y Qatar, además de EE.UU., Inglaterra y Francia”. Grupos chiítas en Irak también han suministrado combatientes a Siria, incluyendo Kataeb Hezbollah, la Organización Badr y Asaib Ahl Al-Haq, todos los cuales formaban parte de la insurgencia chiita apoyada por Irán contra las fuerzas de la coalición en Irak en 2006-2008.

De acuerdo con funcionarios norteamericanos y los miembros de la Guardia, los Grales. Hossein Hamadani y Yadollah Javani -dos altos mandos que supervisaron 2.009 represión en Teherán contra manifestantes pro-democracia- fueron desplegados en Siria y el. Gral. Soleimani envió a su personal superior que habían dirigido las campañas de contrainsurgencia contra los propios movimientos rebeldes de Irán. Teherán se ha centrado especialmente en la fortificación del Oeste y el centro de Siria, las regiones que controlan el acceso a Líbano y Hezbollah.

Los Guardianes de la Revolución, por su parte, siguen movilizando a miles de combatientes chiitas para combatir a los rebeldes sunitas que en gran parte siguen siendo armados, entrenados y financiados por Arabia Saudita y otros rivales de Irán, según funcionarios iraníes y oficiales de Inteligencia árabes. En la base de Amir Al-Momenin, cerca de Teherán, chiitas de Yemen y Arabia Saudí están siendo entrenados para combatir en Siria, según las autoridades iraníes y aldeanos que viven cerca de las instalaciones; mientras que las dos milicias iraquíes, Kataib Hezbollah y Asaib Ahl Al-Haq, han sido desplegadas en Siria en mayor número durante el año pasado para ayudar a estabilizar el régimen de al-Assad.

Este despliegue de las fuerzas chiitas iraquíes coincide con un repliegue de las unidades de Hezbollah a la frontera libanesa sobre Qusayr, asegurando el flanco Oeste de Siria. La presión de Irán sobre los grupos iraquíes es importante y, mientras que el objetivo de los partidos chiitas iraquíes es reducir la presión de Irán hasta que el problema sirio se resuelva, la meta de Teherán es sumar las milicias organizadas a través de la frontera. El desempeño de las fuerzas combinadas milicias chiitas iraquíes-Hezbollah-Ejército ha sido gravitante en la captura de un barrio en las afueras de Damasco que los rebeldes sunitas habían capturado.

Esta transnacionalización del conflicto sirio ahora trasladó el foco del enfrentamiento de Líbano a Iraq. La presencia de Irán y sus aliados en Siria se está convirtiendo en un reto estratégico para el presidente Obama y sus intereses regionales. Mientras tanto, las fronteras han sido transformadas por las lealtades sectarias.




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