miércoles, 20 de agosto de 2014

Siria y EE.UU.: Juntos, no revueltos


Aviones de combate sirios bombardearon las posiciones del grupo Estado Islámico de Iraq y Al-Sham (ISIS) en la provincia de Raqqa, donde los yihadistas señalaron que controlan la base aérea Tabqa, último bastión controlado por las tropas del gobierno en la provincia de Al-Raqqa, que es en su mayoría bajo el control del grupo yihadista. Los ataques aéreos se produjeron un día después que las fuerzas del régimen pusieron fin a una tregua no declarada con el Estado Islámico en Al-Raqqa.

A medida que EE.UU. golpea al ISIS en Irak, las fuerzas del presidente Al-Assad han aumentado significativamente su propia campaña contra los bastiones militantes en Siria, llevando a cabo decenas de ataques aéreos contra la sede del grupo islamista en los últimos dos días. Las secuelas de los ataques aéreos sirios en Raqqa parecen que tienen por objeto el envío de un mensaje a los estadounidenses sobre qué lado tiene Siria, reforzando un historial de larga data del gobierno sirio sobre que es un socio en la lucha contra el terrorismo y un contrapeso frente a los extremistas. 

Más de 700 rebeldes patrocinados por extranjeros, que luchan contra el gobierno sirio, se han entregado a las autoridades. Unos 525 rebeldes de Daraa, Sweida, Damasco, Homs, Quneitra, Hama, Latakia, Deir Ezzor, Idlib y Raqqa, entregaron sus armas al Ejército sirio según lo informó la agencia de noticias siria, SANA. Además, otros 180 rebeldes de la zona de Al-Zabadani, en la zona rural de Damasco, también entregaron sus armas a las autoridades sirias ayer.

El Observatorio Sirio para los DDHH, con sede en Gran Bretaña, sostuvo que el ISIS tiene más de 50.000 combatientes en Siria y reclutó a 6.000 solo el mes pasado. El número de combatientes del ISIS ha pasado de 50.000, incluyendo unos 20.000 no sirios, y solo en julio se sumaron más de 1.000 combatientes extranjeros procedentes de Chechenia, Europa y países árabes, así como los musulmanes chinos; si bien se desconoce la capacidad operativa de estos nuevos yihadistas, es innegable que han tenido éxito en su campaña de reclutamiento de nuevos elementos.

Las fuerzas estatales han comenzado a intensificar sus operaciones contra el ISIS, en los últimos dos días, los aviones de combate han atacado posiciones en la frontera entre Irak y ejecutado una serie de ataques contra el ISIL en Raqqa. Desde hace por lo menos dos años, los grupos islámicos más moderados afirman que el gobierno sirio es el responsable de la aparición de ISIS, como parte de una estrategia para poner a los rebeldes sunitas unos contra otros; según ellos, esta estrategia funcionó para eliminar los grupos seculares y debilitar a los islamistas moderados como Jabhat Al-Nusra. 

Ahora, el ISIS comienza a ser visto como una amenaza para el gobierno luego de sus avances en el Oeste del país. Este cambio del paradigma opositor-rebelde ha comenzado a forzar más operaciones contra el ISIS que podrían verse como una colaboración regional para contener a los yihadistas. Al-Assad seguramente le encantaría recuperar la aceptación internacional a través de una "guerra contra el terrorismo" -tal vez ese pueda ser su plan a largo plazo- pero en el mediano plazo la situación puede jugarle en contra si no logra una contención de los avances. 

Al-Assad tiene a favor que, aunque EE.UU. atacó blancos puntuales del ISIS en Irak, los funcionarios estadounidenses han mostrado poco interés por golpear esos mismos objetivos yihadistas en Siria. Washington y Damasco no están "en la misma página" en la lucha contra el enemigo común del Estado Islámico según comentarios de funcionarios estadounidenses del pasado lunes; por lo pronto, EE.UU. tiene como objetivo eliminar el liderazgo del ISIS, para degradar sus capacidades operativas, para cortar sus fuentes de financiación para luego ir en pos de ellos de una manera integral. La pregunta es si Bashar Al-Assad será el socio sirio de estas operaciones norteamericanas.

En el medio hay poco amor entre las partes. Siria está molesta por el apoyo estadounidense a los rebeldes anti Al-Assad y las sanciones impuestas; mientras que, por su parte, EE.UU. acusa a Siria de haber permitido que el ISIS prospere a fin de pintar a sus oponentes como extremistas y presentar a la revolución social como una lucha sectaria. Si Al-Assad no es percibido como un socio viable por Occidente, es probable que incremente sus operaciones contra el ISIS para presentarse como una víctima del terrorismo a la que se le niega el apoyo internacional, aunque se capaz de combatir al ISIS.




1 comentario:

sergio elizondo dijo...

Los rebeldes controlan Tabqa?. Mmmm... no lo creo. Mas bien tuvieron perdidas grandes en Raqqa con los bombardeos alli. Tampoco han avanzado en otros lugares asi que creo que deberemos confirmar dichas noticias.