viernes, 14 de octubre de 2011

Alto Comisionado para Derechos Humanos de ONU advirtió sobre posible guerra civil en Siria




Navi Pillay, comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pidió una acción internacional para proteger a los civiles de Siria argumentando que la "despiadada represión" de manifestantes por parte del gobierno podría conducir al país a una guerra civil. El Organismo estima que la cifra de muertos en la represión de las manifestaciones que comenzaron en marzo ya supera los 3.000, incluyendo -por lo menos 187 son niños- y al menos 100 personas habían muerto en los últimos 10 días solamente.

Pillay presentó una versión de los hechos que esencialmente está en concordancia con los dichos de los activistas y opuestos al gobierno; aunque el gobierno del presidente Bashar Al-Assad ha culpado de la violencia a grupos de terroristas armados en el extranjero que buscan derrocar al gobierno, el informe de Pillay señala que desde el comienzo de la sublevación, el gobierno ha utilizado fuerza excesiva para aplastar las protestas pacíficas, francotiradores desde los tejados, el uso de munición de guerra y el bombardeo de barrios residenciales que se han convertido en operaciones rutinarias de rutina.

Pillay se abstuvo de llamar específicamente al Consejo de Seguridad de la ONU para autorizar el uso de la fuerza militar en Siria para proteger a los civiles. A principios de este mes, Rusia y China vetaron una resolución redactada los miembros occidentales del Consejo, en ella se instaba a Siria a ponerle fin a la represión; Rupert Colville, portavoz del Consejo de DDHH, al ser consultado sobre qué tipo de medidas debían adoptarse, señaló que es una tarea de los Estados pero que lo hecho hasta el momento no está dando resultados y la gente sigue muriendo casi todos los días.

Un estudio preliminar de la ONU en agosto, reportó denuncias creíbles de crímenes contra la humanidad en Siria, en particular sobre las ejecuciones, el equipo mencionó que había evidencia en contra de 50 sospechosos cuyos nombres figuran en una lista confidencial. Pillay en su momento alentó al Consejo de Seguridad de la ONU para referir a Siria a la Corte Penal Internacional para procesamientos por posibles crímenes de lesa humanidad; semanas más tarde, el Consejo de DDHH puso en marcha una comisión internacional de investigación completo que tiene planes de ir pronto a la región para entrevistarse con testigos y recopilar más pruebas.

Los Ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Árabe celebrarán una reunión de emergencia el domingo para discutir los disturbios en Siria, la reunión tendrá como objetivo evaluar qué tipo de medidas se pueden tomar contra el régimen sirio, después de que ha rechazado todas las recomendaciones formuladas por la Liga en su última, incluyendo una lista de reformas políticas y el envío de una misión de investigación de la Liga. Formalmente la Liga Árabe aún no ha aprobado la solicitud para la reunión, pero esas reuniones sólo necesitan la aprobación de dos miembros para tener lugar.

Por otro lado, seis Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) llamaron a una reunión, debido a que la situación en Siria, que se ha deteriorado considerablemente, sobre todo en sus dimensiones humanitarias, y es necesario evaluar las medidas que podrían ayudar a poner fin a la derramamiento de sangre y detener la máquina de la violencia ". En la reunión del 13 de septiembre, los Ministros Relaciones Exteriores reunidos en El Cairo le pidieron a las autoridades sirias que detenga inmediatamente el derramamiento de sangre, hecho que provocó malestar en Damasco.

La incapacidad del Consejo de Seguridad de frenar la violencia en Siria ha creado un peligroso vacío político que le está diciendo –por un lado- al presidente Al-Assad que puede seguir con toda impunidad su campaña de represión y a los manifestantes sirios que están por su cuenta, por otro lado. La posición de Rusia y China -basada en el diálogo en vez de la confrontación- no es mala pero llega un poco tarde debido a que la realidad cambió y la calle en Siria ahora llama explícitamente a la caída del régimen de Al-Assad desde hace meses.

La advertencia de Rusia y China, después de vetar el proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad, para que el presidente Al-Assad lleve a cabo reformas y restablezca la paz o habrá "algunos tipos de decisiones" por parte de Rusia señala un cambio de enfoque por parte de Moscú; los estados árabes han sido cruciales para presionar a Rusia y China a la hora de lograr un cambio sobre la anterior postura. De igual manera, EE.UU. presiona desde atrás a los vecinos y demás países para que se avance en contra del régimen sirio; este enfoque de EE.UU. hace que la oposición no sea vista como un invento americano.

Las acciones de Rusia y China son una respuesta lógica a la “libre interpretación” que Occidente le dio a la resolución del Consejo sobre Libia, que se materializó en la fuerte intervención de la OTAN. La estrategia occidental en Naciones Unidas se ha centrado en exponer a Siria al escrutinio internacional poniendo en evidencia e informando sobre las atrocidades perpetradas desde el régimen; sin embargo estas acciones no han logrado convencer a muchos miembros del Consejo para aprobar una Resolución condenatoria debido al antecedente libio, y es por ello que ahora se comienza a hablar de la necesidad de protección a los civiles "por cualquier medio necesario."

Estos medios incluyen la posibilidad de establecer observadores internacionales en el terreno, también podría evaluarse la creación de zonas seguras para los civiles y como último recurso -de ser necesario- el establecimiento de una zona de exclusión aérea o un contingente de Naciones Unidas. La opción de potenciar a la oposición no es mala pero requiere de tiempo –mientras los civiles siguen muriendo- y demandará una profunda apertura dentro de la sociedad ya que deberá incluirse dentro del Consejo Nacional de Siria a los grupos cristianos y los alawitas disidentes, algo impensado hoy en día.

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