viernes, 2 de julio de 2010

La gira regional del presidente de Siria

La gira latinoamericana del Presidente de Siria – Bashar Al-Assad – se enmarca dentro de la premisa fundamental de la política exterior siria: mantener la estabilidad y continuidad del régimen del partido Ba´ath en el poder. Mientras que Hafez Al-Assad basó su legitimidad en el conflicto permanente con Israel, en la retórica panarabista y en un férreo control de la sociedad; Bashar Al-Assad cambió los ejes de legitimación adoptando para ello una política de estabilidad, modernización y apertura de la economía hacia capitales extranjeros dejando de lado al anterior modelo socialista. Para implementar estas políticas Siria necesita alcanzar dos objetivos vitales: atraer inversiones para su economía y establecer alianzas estratégicas con nuevo socios internacionales.

La economía siria tiene una escala de 20 millones de habitantes; el FMI estimó para el 2010 un crecimiento del 5% que se viene sosteniendo por tercer año consecutivo. Afronta una creciente demanda de combustibles líquidos y una caída en su producción de 150.000 barriles por día. Además necesita fuertes inversiones en el sector de infraestructura. Siria posee una industria manufacturera, que si bien requiere una actualización, es única en el Medio Oriente y puede constituirse en una plataforma para la producción de bienes del bloque BRIC (Brasil – Rusia – India – China).

Los países elegidos, con excepción de Cuba, poseen una fuerte presencia de descendientes de árabes. En Argentina el 10% de su población es de origen árabe llegando a 2.5 millones los habitantes con raíces sirias; Brasil posee un fuerte empresariado de este origen al igual que Venezuela. La meta de Siria es atraer a estos descendientes de sirios latinoamericanos para que inviertan en diversos sectores de la economía. Venezuela ya acordó la instalación de una planta de refinación de petróleo en Homs, por un monto de U$S 100 millones que se estima estará operativa en 2013 y suplirá así la falta de combustibles. Argentina, pionera dentro del Mercosur en abrir mercados en el Medio Oriente, tiene un volumen de exportaciones a Siria por U$S 150 millones y en los últimos tres años se incrementaron en un 75% consolidándose como un importante proveedor de alimentos y se espera que firme nueve acuerdos con Siria sobre transporte, turismo e intercambio cultural. Sin lugar a dudas, Brasil es el verdadero interés de Siria debido al volumen de su economía y la meta es que los empresarios brasileños hagan inversiones por U$S 4.400 millones en los próximos 5 años, aproximadamente el 80 % del PBI sirio, una porción relativamente moderada si tenemos en cuenta que el PBI de Brasil es de U$S 1.5 billones.

¿Qué ganan los países latinoamericanos? El Medio Oriente no se ha visto tan afectado por la crisis financiera global como los EE.UU y la Unión Europea, además se han transformado en interesantes alternativas con fuertes tasas de crecimiento. Brindan una amplia variedad de oportunidades de negocios en diversos rubros: Emiratos Árabes centraliza el comercio internacional; Egipto y Marruecos resultan atractivos para la radicación de industrias y Libia está modernizando su infraestructura con empresas brasileñas. En el caos financiero internacional el Medio Oriente ofrece la posibilidad de inversiones conjuntas con locales, respeto por la propiedad privada con garantías de no nacionalización, tasas impositivas del 4% al 5% para extranjeros y un mercado de 320 millones de personas.

La percepción siria supone una sustitución de los ejes tradicionales de las relaciones internacionales norte – sur por ejes sur – sur y Asia – Asia. La elite siria ya no se forma en Francia o Inglaterra sino en Malasia e Indonesia y los acuerdos logrados en 2003 con Rusia son algunos ejemplos. El cambio de poder en el sistema internacional con la aparición de países como Brasil ha reconfigurado el mapa diplomático; Brasil y Turquía se interpusieron en las sanciones al programa nuclear iraní y ahora Siria desea que estos actores internacionales intervengan en el proceso de paz con Israel. Esto coloca a Brasil como una alternativa diplomática y le otorga un reconocimiento de potencia internacional.

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