Una delegación de Siria se encuentra actualmente en Moscú analizando la compra de aviones MiGs, la noticia fue difundida por Sergei Korotkov, gerente de la empresa MiG, pero precisó que solo se estaba hablando de los detalles y el calendario de un posible contrato sin más detalles. Siria firmó un contrato en 2007, pero el estallido de la guerra civil en 2011 llevó al fabricante de aviones a posponer un acuerdo que estipulaba la entrega de 24 aviones de combate MiG-29MM; el acuerdo asciende a los u$s 1.000 millones por 24 MiG-29 y 5 interceptores MiG-31, aunque Anatoly Isaikin, jefe de la empresa Rosoboronexport, negó que el MiG-31 fuese parte del acuerdo.
El MiG-29 M2 es una versión avanzada del MiG-29, un avión de combate bimotor que ha sido un pilar de la fuerza aérea soviética y rusa desde mediados de 1980; se estima que Siria tenía alrededor de 20 aviones de este modelo, entre decenas de otros aviones de fabricación soviética y rusa. Se especula que este nuevo acuerdo contemplaría el envío de al menos 10 MiG-29 M2 para Siria.
Rusia ha dicho que sólo le está proporcionando al régimen sirio armas destinadas a proteger a Siria de una posible invasión extranjera, tales como sistemas de misiles de defensa antiaérea. Pero la entrega de aviones MiGs, entraría en contradicción con esta afirmación y expondría a Rusia a la crítica global, por lo que el Kremlin podría pensarlo dos veces antes de dar el visto bueno. Durante más de cuatro décadas, Moscú ha enviado miles de millones de dólares en misiles, aviones de combate, tanques, artillería y otros equipos militares a Siria, pero la situación ahora es otra y el escenario sirio requiere de un nuevo enfoque.
Es por ello que Rusia podría acelerar la entrega de misiles antiaéreos a Siria si interviene Occidente, una fuente industria de armas rusa -citada por la agencia de noticias Interfax- amenazó con acelerar la entrega de los disputados misiles S-300 si Occidente impone una zona de exclusión aérea o si Israel lanza nuevos ataques aéreos. La fuente dijo que los misiles S-300 no pudieron llegar a Siria desde hace meses, pero que el ritmo de ejecución de las entregas se determinará por el comportamiento de los enemigos de Al-Assad.
Pero curiosamente, la misma fuente señaló que "no se excluye que la entrega de los S-300 a Siria pueda ser congelada durante un período de tiempo. La industria de armas de Rusia está firmemente controlada por el Estado, y es poco probable que la fuente en cuestión haya hablado sin la autorización del Kremlin.
El destino del sistema de defensa de misiles S-300, todavía sigue siendo incierto y los funcionarios rusos tienen como meta que los misiles S-300 actúen -en parte- como un factor de disuasión para ayudar a la prevención del establecimiento de potencial zona de exclusión aérea por las potencias occidentales, como sucedió en Libia durante el intento de derrocar a Muamar Gadafi. El otro objetivo de los S-300 es evitar que las incursiones aéreas israelíes contra Siria, tal como ha venido sucediendo en los últimos meses.
Por el lado de los opositores europeos al presidente sirio, solo Francia y Gran Bretaña están decididos a suministrarle armas a los rebeldes sirios; Bélgica, por ejemplo, no tiene intención de suministrar armas ya que “no existe garantía alguna de que caigan en manos correctas, es decir, la oposición moderada”. La ministra de RREE italiana, Emma Bonino, manifestó su decepción por la decisión de sus colegas de la UE, posición compartida por la República Checa y Austria.
La presión de intervenir la tiene EE.UU., pero ¿a qué costo? Los recientes gastos de Defensa han generado una deuda nacional de u$s 16 billones y siguen en aumento; más de 12 años de guerra en Afganistán e Irak han costado 6.648 vidas y un costo de más de u$s 4 trillones vez se paguen todas las obligaciones, deudas e intereses. La situación en Siria podría conllevar ataques contra más de 448 objetivos, incluyendo al menos 22 sistemas integrados de defensa antiaérea y estaciones de radar, 150 baterías de misiles tierra-aire de misiles y 205 refugios de aeronaves; en las etapas iniciales de una intervención probablemente se utilicen entre 100 y 200 misiles Tomahawk -que pueden ser lanzados desde buques de guerra- a un costo de u$s 1,4 millón cada uno.
En la fase siguiente, los aviones de combate y bombarderos invisibles serían utilizados en las primeras etapas de una zona de exclusión aérea siria; en Libia, la Fuerza Aérea de EE.UU. se basó en gran medida en los bombarderos invisibles B-2 –a un costo de u$s 1.150 millones por unidad- y los aviones de combate F-15E –a un costo de u$s 31 millones cada uno-. En los primeros 10 días de operaciones de combate sobre Libia, estas naves generaron los siguientes gastos operativos: los B-2 registraron 75 horas totales de vuelo a un costo de u$s 2.300 millones; los F-15E y F- 16s registraron 1.160 horas totales de vuelo a un costo estimado de u$s 16,5 millones. Adicionales a estos costos, las misiones de búsqueda y rescate, de apoyo y recopilación de Inteligencia generaron gastos por u$s 373 millones -solo en los primeros 10 días-.
Si bien es cierto que gastos operativos para Siria ascenderían, a por al menos u$s 1.400 millones -incluso de 5 a 10 veces esa cantidad-, serían sólo una minúscula porción del presupuesto actual de Defensa, ya que el presupuesto del año fiscal 2013 para la Defensa fue de u$s 600.000 millones y u$s 88.00 millones se destinaron a las operaciones en el extranjero, que abarca los esfuerzos en curso en Afganistán.
El punto es que aun suponiendo que una zona de exclusión aérea resulte efectiva y acelere los avances rebeldes permitiendo la caída del presidente Al-Assad, con el posible debilitamiento de sus aliados regionales –Hezbollah e Irán- un espiral de violencia en el terreno comenzará al día siguiente, dando paso a un nuevo Iraq o Libia. Adicionalmente, se dañaría el delicado equilibrio regional con el predominio de los diferentes grupos islámicos que amenazarían a Israel, Líbano e Iraq; algo similar sucederá con las relaciones bilaterales entre EE.UU. y Rusia, ya que la operación de la OTAN sobre Libia fue considerada como una traición occidental a la buena fe de Moscú, por lo que una zona de exclusión sobre Siria tendía consecuencias mucho más graves.
El jefe interino de la Coalición siria, George Sabara, dijo que se quedarían fuera de cualquier conversación mientras los combatientes de Hezbollah y las milicias iraníes permanezcan en Siria luchando junto a las fuerzas de Al-Assad; no estaba claro si la declaración de Sabra fue la última palabra de la fragmentada Coalición o si fue una opinión personal. Por otra parte, Kamal Al-Labwani, un preso político que se volvió defensor de la lucha armada adelantó que "No yendo le vamos a dar la victoria al régimen, que aparecerá como una paloma de la paz"; finalmente, el Comando del Ejército Libre Sirio, se reunirá el sábado en Estambul para elegir a sus representantes dentro de la Coalición y estudiarán un aplazo de la conferencia de Ginebra para julio.
La oposición siria, gracias a una campaña efectiva por parte del régimen sirio y sus aliados, sumada a la falta generalizada de unidad o dirección, puede perder gran parte del apoyo que necesita para derrotar presidente Al-Assad. La oposición aún no ha decidido si va a estar presente en Ginebra 2, esa negativa a asistir aumenta el riesgo de alienar a sus aliados occidentales; pero si acepta, Ginebra 2 podría ser su perdición, dada la discordia interna sobre lo que se acordó. Peor aún, no hay garantías de la Coalición Nacional tenga mucha influencia dentro de Siria, y la conferencia de paz sólo podría servir para poner en evidencia que los grupos de base rechacen los acuerdos políticos alcanzados en la conferencia.
Rusia y EE.UU van a Ginebra con agendas muy diferentes, ninguno de las cuales favorece a los adversarios de Al-Assad. EE.UU. va a Ginebra en gran medida a evitar a Siria mientras que Rusia va para consolidar a Al-Assad y poner en marcha un proceso de negociación que, al menos frena temporalmente, la violencia y divida a la oposición.