lunes, 20 de mayo de 2013

Evitar perder para ganar: el plan de Al-Assad


Consultado el presidente Al-Assad sobre si ha habido fuerza excesiva o desproporcionada, por parte de sus tropas en la represión, señaló que “¿Cómo se podría determinar si ha habido fuerza excesiva o no? ¿Cuál es la fórmula? Es poco objetivo hablar de eso. Uno responde según el tipo de terrorismo que afronta. Al inicio era terrorismo local y luego vino del exterior lo cual condujo a la sofisticación de las armas que traían. El debate aquí no es el volumen de la fuerza empleada o el tipo de armamento sino el volumen del terrorismo que sufrimos con el consiguiente deber de replicar”.

Con relación a la posibilidad de reformas o un dialogo político, el líder sirio precisó que “al inicio las demandas eran reformistas, aunque ese planteo era aparente, se trataba de una fachada, un camouflage para hacerlo pasar como una cuestión de reformas. Hemos hecho reformas... cambiamos la Constitución... cambiamos las leyes... anulamos el estado de emergencia y anunciamos un diálogo con las fuerzas opositoras, pero ante cada paso que dábamos se incrementaba el terrorismo. La pregunta lógica acá es: ¿cuál es la relación entre el terrorismo y el reformismo? El terrorismo no puede ser el camino hacia las reformas. ¿Qué relación tiene un terrorista checheno con las reformas en Siria? ¿Qué relación tiene un terrorista venido de Irak, Líbano o Afganistán con las reformas en Siria? Ultimamente se han registrado unas 29 nacionalidades que combaten en Siria... ¿qué relación hay entre todos ellos y el reformismo interno? Esto es ilógico.

Sobre la próxima conferencia ruso-norteamericana, Al-Assad dijo “Hemos acogido bien el acercamiento ruso-estadounidense, y esperamos que configure un encuentro internacional para ayudar a los sirios. Pero no creemos que muchos países occidentales quieran efectivamente una solución en Siria. No creemos que muchas de las fuerzas que apoyan a los terroristas quieran una solución. Nosotros respaldamos esta gestión y la aplaudimos, pero debemos ser realistas. No puede haber una solución unilateral en Siria, se necesitan dos partes al menos”.

En otro pasaje de la entrevista, se abordó la cuestión de las milicias extranjeras en Siria, pero también combatientes de los combatientes de Hezbollah y de Irán. El presidente sirio respondió que “Siria, con sus 23 millones de habitantes, no necesita apoyo humano del país que sea. Tenemos ejército y fuerzas de seguridad. No necesitamos de Irán o de Hezbollah para eso. No tenemos combatientes de fuera de Siria. Hay sí personas aquí de Hezbollah e Irán pero desde antes de la crisis ellos han venido a Siria”. Sobre el papel de Israel, Al-Assad no dudó en afirmar que “Israel apoya directamente y por dos vías a los grupos terroristas, les da apoyo logístico y los instruye sobre cómo y cuáles sitios atacar. Por ejemplo ellos atacaron una estación de radar del sistema de defensa antiaérea que detecta cualquier avión que viene de afuera, especialmente Israel”.

La confianza del presidente Al-Assad se debe a que sus fuerzas parecen estar concentrándose en la recuperación o mantenimiento del control de las rutas y ciudades cercanas a rutas estratégicas, en lugar de recuperar todo el territorio perdido y en la consolidación de su control sobre los pueblos o ciudades que todavía controlan. Los comandantes rebeldes, por su parte, están tratando de aprender las lecciones de por qué su ambiciosa ofensiva de tomar una provincia completa fracasó; las razones son simples y se han replicado en muchos un campo de batalla a través en esta guerra muy asimétrica: la dificultad de unir filas rebeldes, la inconsistencia de los suministros de armas y municiones junto a la creatividad de las tácticas del ejército sirio.

Por segundo día, la ciudad siria de Qusayr recibió una ofensiva de las fuerzas gubernamentales -apoyadas por ataques aéreos y combatientes chiitas libaneses de Hezbollah- en lo que parece ser un punto de inflexión dentro de la guerra civil siria; las bajas de Hezbollah se estiman en 28 muertos –la mayor cantidad en una batalla siria- y sumerge más profundamente en el conflicto al grupo libanés. Un video publicado en línea, que no pudo ser verificado independientemente, muestra a un activista apunta a siete vehículos dañados -al parecer pertenecientes a Hezbollah- y muestra el brazo de un hombre muerto señalando un tatuaje del imán Alí, primo y yerno, cuñado del profeta Mahoma, una figura religiosa venerada por los chiitas.

A pesar de las victorias puntuales, los rebeldes tambalean y en lugar de cerrar filas y recalibrar sus fuerzas comenzaron a culparse unos a otros, generando más falta de unidad entre las filas rebeldes; este fenómeno se extiende más allá de una batalla puntual y comienza a transformarse en un reto fundamental para las fuerzas de oposición. Dos datos importantes: el primero, las deserciones alrededor de Wadi Deif han disminuido desde una ofensiva fallida; y segundo, un consejo de sabios religiosos -encabezados por un clérigo del grupo Jabhat Al-Nusra- se reunió con docenas de comandantes rebeldes y aunque les extrajo una promesa de lealtad, la palabra de los eruditos religiosos tiene peso en relación con la Sunna, pero no son capaces de controlar los batallones y los grandes grupos."

Gran parte de los combates de Al-Assad ahora se está haciendo con los milicianos de la Fuerza de Defensa Nacional, este grupo de soldados a tiempo parcial son entrenados y armados en 40 días. Su motivación es simple y fuerte: la defensa de sus distritos y expulsar a los rebeldes que ven como extremistas islamistas; se cree que hay alrededor de 50.000 milicianos que conocen el terreno y están demostrando ser más expertos en combate urbano que un ejército profesional entrenado en la guerra convencional y batallas de tanques. Dentro de esta Fuerza, existen unidades de mujeres que se llaman a si mismas "fedayat"-aquellos que se sacrifican por una causa- y la principal motivación es anular la posibilidad de un Estado islámico radical en Siria.



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