lunes, 7 de abril de 2014

El gobierno de los primos



Hilal Al-Assad, comandante de Fuerzas de la Defensa Nacional (FDN) Al-Difa Al-Watani y primo del presidente Bashar Al-Assad, murió en Al-Mushrefeh cerca Kassab al norte de la ciudad de Latakia, cuando se encontraba luchando contra los grupos islámicos rebeldes. Un amplio abanico de milicias anti Al-Assad, mayoritariamente compuestas por extranjeros, lanzó un ataque sorpresa llamado “Al-Anfal”, que fue seguido por una segunda ofensiva llamada “Umahat al- Mu'minin”; los ataques fueron lanzados cerca de la frontera con Turquía en un área que estaba mal defendida y permitió la toma de Kassab. Las fuerzas gubernamentales han podido retomar un punto estratégico -el Observatorio 45- pero sin grandes avances en la zona, y la muerte de Hilal recordó a todos en Latakia que la muerte y el peligro están en la puerta, más cerca de lo que nadie había pensado.

Prácticamente todos los demás comandantes de las FDN -hay uno por provincia- son funcionarios militares de carrera, por lo general en el rango de coronel o general de brigada, pero a pesar que la rama de Latakia es una de las ramas más importantes, Hilal Al-Assad no era un militar y estaba al mando de las oficinas locales de viviendas para militares; en marzo de 2011, el gobierno sirio consideró necesario reforzar el su aparato con simpatizantes civiles , y Suleiman Al-Assad –el veinteañero hijo de Hilal- fue uno de los organizadores de los grupos paramilitares Shabiha que operan como fuerza de choque para el gobierno.

En comentarios sobre el 67 ° aniversario de la fundación del partido Baa’th, el presidente Al-Assad señaló que “El proyecto del Islam político ha fracasado y no debe haber ninguna mezcla entre el trabajo político y religioso (…) El gobierno continúa con el proceso de reconciliación, porque lo que nos interesa es poner fin al derramamiento de sangre y la destrucción de la infraestructura”. Estos comentarios se fundamentan en las sucesivas victorias de las fuerzas gubernamentales en la región fronteriza de Qalamoun, con la ciudad de Yabroud en su centro, donde unos 10.000 rebeldes islámicos liderados por el líder del Frente Islámico, Zahran Alloush, fueron expulsados de la zona y se bloquearon sus ofensivas en el Norte y en la región del Gran Damasco.

Que líder de Al-Qaeda, Ayman Al-Zawahiri, haya exhortado a sus combatientes a averiguar quién mató a su principal representante en la guerra en Siria, Khaled Al-Suri, luego que dos atacantes suicidas en Aleppo se inmolaron en el interior de base rebelde es una señal que las fuerzas opositoras están debilitadas. En la actualidad, cientos de acciones militares se producen cada día en 12 de las 14 provincias sirias, y ellas se están sucediendo cada vez más con éxito por lo que la victoria de Al-Assad será completamente segura cuando sus fuerzas toman el control de la zona de Damasco a Aleppo, de una vez por todas. Mientras, Bashar Al-Assad está preparando silenciosamente el terreno para la celebración de elecciones a principios del verano sirio para ganar otro mandato de 7 años, en medio de la destrucción las elecciones presidenciales puede parecer imposible, pero funcionarios sirios insisten en que se llevarán a cabo a tiempo ya que la elección es fundamental para la representación del conflicto en la escena internacional del gobierno sirio.

El cambio de atmósfera en Damasco es inconfundible. El auge de los bombardeos ya no domina los días y las noches, las tensiones sobre la seguridad están disminuyendo y aunque los puestos de control se mantienen en todas partes, los guardias están relajados. Las fuerzas gubernamentales limpian los últimos bastiones insurgentes a lo largo de la frontera libanesa, que aseguran el corredor estratégico desde Damasco a la costa alawita, el mensaje del gobierno es claro: estamos ganando, y podemos ser magnánimos y trata de ofrecer lo que llaman una reconciliación arrepentidos opositores (y algunos están aceptando). Pero la relativa tranquilidad puede ser engañosa, bajo una calma impuesta por la fuerza militar, el asedio y el hambre, el escenario parece decidido por un período inestable de un conflicto prolongado que puede explotar de nuevo meses o años después; el resentimiento y la desconfianza arden en todos los lados y el país sigue dividido entre las áreas bajo control del gobierno y las que siguen en poder de los rebeldes mientras que en Damasco, la represión de los focos opositores tranquilizó la situación.

Aunque el padre de Hilal Al-Assad, Anwar, era un medio del ex presidente Hafez se trata de una muerte en la familia presidencial y es uno de las muy pocas bajas sufridas dentro de ésta. La muerte en junio de 2012 del Gral. Assef Shawkat -Viceministro de Defensa, ex Jefe de la Dirección de Inteligencia Militar y marido de Bushra, hermana de Bashar- fue un golpe importante, pero la élite central de miembros de la familia parece haber sobrevivido relativamente ilesa de la guerra y es un dato importante para la estabilidad del régimen en un Estado donde la familia es mucho más importante que los títulos oficiales o prerrogativas constitucionales. 

El personalismo del Estado en Siria tiene como máximo ejemplo a Hafez, y luego a Bashar, demostrando que el verdadero poder radica en la red de lazos familiares más que en los Ministerios o cuarteles; la lealtad familiar actúa como un núcleo sólido para el régimen y le ayuda a evitar los riesgos de un golpe interno, como le sucedió a Mubarak en Egipcio. El punto será como el gobierno sirio hará para movilizar una reconciliación nacional no impuesta a la fuerza, sin perder su control del Estado.




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