miércoles, 7 de diciembre de 2011

El presidente de Siria negó su responsabilidad por la violencia en el país


Durante la entrevista de Barbara Walters -para la cadena americana ABC News- l presidente sirio Bashar Al-Assad, negó haber ordenado el asesinato de miles de manifestantes y dijo que "sólo un loco" estaría reprimiendo a su propio pueblo, mientras aumenta la presión internacional sobre su régimen. Al-Assad dijo que él no era responsable de los nueve meses de derramamiento de sangre y trazó una distinción entre él y los militares al sostener que las fuerzas de seguridad pertenecían al "gobierno" y no a él.

Lla familia Al-Assad ha gobernado Siria con puño de hierro durante cuatro décadas. El hermano del presidente, el teniente coronel Maher al-Assad, encabeza la Cuarta División del Ejército, que supervisa la capital así como la Guardia Republicana, una unidad de élite. Por otra parte, el presidente Al-Assad desestimó la cifra de muertos que dio a conocer Naciones Unidas -estiman que más de 4.000 personas han muerto por las medidas contra los manifestantes- diciendo: "¿Quién dijo que las Naciones Unidas es una institución creíble?".

Las violentas operaciones por parte del aparato de seguridad sirio y las milicias pro-gubernamentales han empujado a manifestantes pacíficos a tomar las armas en diferentes partes del país muchas; esta violencia incipiente ha ido en crecimiento y ahora se comienzan a ver a los disidentes luchando contra las fuerzas del régimen e incluso han atacado bases militares, aumentando los temores de una guerra civil. Al-Assad se rió un poco cuando se le preguntó si se sentía culpable por el derramamiento de sangre y dijo que "Hice todo lo posible para proteger a la gente, uno no puede sentirse culpable cuando usted hace lo mejor, no te sientes culpable cuando no matan a la gente. Usted siente lástima por las vidas que se han perdido, pero no me siento culpable".

Sin embargo, Al-Assad insistió que conserva el apoyo de los sirios y dijo que no le tiene miedo a la misma suerte de otros líderes depuestos durante la primavera árabe. "Lo único que se podría temer como presidente es perder el apoyo de su gente, si usted no tiene el apoyo de la gente, usted no puede estar en esta posición. Siria no es fácil, es un país muy difícil de gobernar si no cuentan con el apoyo del público".

En respuesta a la entrevista, Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., dijo que el presidente sirio estaba tratando de eludir su responsabilidad por la represión. "Me parece ridículo que él esté tratando de esconderse detrás de una especie de cáscara, sino también declarando que no ejerce la autoridad en su propio país”.

Toner sostuvo que, aunque el gobierno tomó algunas medidas de reformas -se levantó la ley de emergencia y van a tener elecciones locales-, ello “no es suficiente para los manifestantes, ellos quieren un cambio real, quieren la democracia, el imperio de la ley, y más libertades, no más corrupción y no quieren que el señor Al-Assad gobierne sobre ellos nunca más."

Emiratos Árabes Unidos, otro actor internacional con intereses en la situación siria, le ha pedido nuevamente al presidente sirio que introduzca reformas que satisfagan las demandas del pueblo. El Jeque Mohammad Bin Rashid Al-Maktoum, Vicepresidente y Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos y Gobernador de Dubai, sostuvo que si no empiezan los cambios la situación va a seguir así e insinuó la posibilidad que Al-Assad debería irse si no cambia su postura.

En una ceremonia de aceptación de las credenciales diplomáticas a los nuevos embajadores extranjeros en Moscú, el presidente Dmitry Medvedev señaló que el enfoque de Rusia sobre Siria proviene de su antigua amistad con ese país y de su determinación de impedir los intentos de violar el derecho internacional; además indicó que lo más importante ahora es permitirle al pueblo sirio que inicie un diálogo a nivel nacional, encontrar la manera de acabar con la violencia en su país y resolver sus problemas por sí mismos, sin interferencia del exterior. Los nuevos Embajadores ante Medvedev eran de Siria, Reino Unido, España, Islandia y Luxemburgo -cuatro miembros de la OTAN-.

Dos datos, del escenario sirio, son inquietantes y comienzan a perfilar las opciones del régimen frente a la oposición y las alternativas políticas.

Las protestas contra el régimen sirio, en las ciudades kurdas, se han contenido por parte de la fuerzas de seguridad según los reportes gubernamentales; mientras que muchos kurdos se oponen a Al-Assad, las sospechas de los kurdos siguen girando en torno a la oposición siria. Los kurdos sirios se creen que constituyen hasta un tercio de los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) -prohibido en Turquía- y el grupo es una poderosa fuerza política kurda en Siria; pero si Ankara apoya al Consejo Nacional de Siria (CNS) y el régimen sirio es depuesto, esta relación habilitaría a Turquía a eliminar al PKK en Siria.

Abdul Aziz al-Khair, portavoz del Comité Nacional de Coordinación (CNC) con sede en Damasco, admitió que hay preocupación entre los kurdos sobre la naturaleza del régimen post-Al-Assad. El Gobierno Regional del Kurdistán ha comenzado las negociaciones con el CNS, sin embargo, el portavoz de Gobierno Regional del Kurdistán, Falah Mustafa Bakir, dijo que en lugar de tomar partido en el conflicto la prioridad es velar por los intereses de los kurdos sirios; con kurdos viviendo en Siria, Turquía, Irak e Irán, es necesario un enfoque regional o se comenzarán zonas semiautónomas como en Irak.

El otro dato importante son las elecciones municipales pautadas para el 12 de diciembre, donde todos los ciudadanos sirios estarán habilitados para votar autoridades locales. Esas elecciones difícilmente podrían ser consideradas como un paso hacia la democracia ya que no están aseguradas las medidas de transparencia y no existe la libertad para que los partidos políticos manifiesten sus posiciones.

En un contexto donde las fuerzas militares allanaron casas y detuvieron a militantes en Idlib, en las cercanías de Al-Rami unos 50 vehículos blindados atacaron a la población y los enfrentamientos entre el ejército regular y un grupo de desertores sacudieron la ciudad de Saraqeb -cerca de la frontera con Turquía- es impensable que la población pueda expresarse sobre quienes deberán tomar las decisiones en un marco democrático.

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