jueves, 29 de marzo de 2012

El salafismo llega a Siria


El presidente de Siria, Bashar Al-Assad, dijo que su gobierno "pondrá todos los esfuerzos posibles para asegurar el éxito" de la misión de paz del enviado especial Kofi Annan, pero dijo que el plan sólo funcionará si se vence el apoyo al "terrorismo"; Al-Assad transmitió esta afirmación por medio de una carta en la reunión del bloque BRIC en Nueva Delhi. Al-Assad expresó su “esperanza de que Annan se ocupará de manera general de los elementos de la crisis, en particular, los internacionales y regionales” y que “Siria también está dispuesta a entablar un diálogo nacional con la participación de esos grupos que buscan la seguridad y estabilidad".

Aunque los funcionarios árabes instaron al régimen sirio a poner en práctica el mismo plan de Annan respaldado por el Consejo de Seguridad, para poner fin a la violencia en Siria, el pedido fue debilitado por los desacuerdos internos entre los Estados árabes así como por el escepticismo sobre el compromiso de Al-Assad con cualquier plan. Si bien los ministros de RREE y otros funcionarios excluyeron del pedido la demanda de dimisión del presidente Al-Assad, no se pudo evitar la fragmentación de la Cumbre.

Qatar y Arabia Saudita no enviaron representantes de alto nivel, una señal de las divisiones que trabajan a favor del régimen sirio, pero también son un indicio de la falta de confianza dentro de la región entre sunitas y chiitas. La Cumbre, celebrada en Bagdad, capital dominada por los chiitas del Primer Ministro Nuri Al-Maliki y su coalición de gobierno ha tratado de equilibrar el deseo de su país para mejorar las relaciones con los líderes sunitas de los demás Estados árabes, comparables en influencia y alcance con Irán, pero ello impulsó a la oposición siria a acusar a Maliki de colaborar con Siria.

Mientras el régimen sirio se muestra reticente a indicar una fecha concreta para comenzar con la implementación del plan de Annan, hombres armados abrieron fuego contra los dos coroneles Abdel-Karim Al-Rai y Shaban Fuad, en el barrio de Bab Al-Hadid en el centro de Alepo. Nadie se atribuyó la responsabilidad por el ataque.

Una Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Siria, ha entregado una lista confidencial de altos funcionarios sospechosos de crímenes de lesa humanidad que incluyen asesinatos, secuestros y torturas para un posible juicio, ya sea por un tribunal internacional, o los organismos nacionales con competencia universal o incluso un tribunal sirio en el futuro. Las potencias mundiales están explorando vías alternativas para presionar a Damasco para que ponga fin a la violencia.

El Líder Supremo de la Revolución Islámica, ayatolá Seyyed Ali Jamenei, dijo que Irán se opone con vehemencia a cualquier iniciativa que EE.UU. introduzca respecto a la situación en Siria; Jamenei hizo estas declaraciones durante una reunión con el Primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en la ciudad santa iraní de Mashhad, en el noreste de Irán provincia de Khorasan Razavi. Jamenei señaló que Irán siempre ha apoyado las reformas en Siria, y las reformas que se han iniciado en Siria deben continuar; sobre los levantamientos pro-democracia que ocurren en ciertos países de la región, el ayatolá Jamenei declaró que "Con la gracia de Dios, los acontecimientos regionales han sido hasta ahora y será en los intereses del Islam y los musulmanes”.

A principios de esta semana, los medios de comunicación iraníes informaron de los elogios del presidente Mahmoud Ahmadinejad a las autoridades sirias por el manejo del levantamiento y la promesa de hacer todo lo posible para apoyar al gobierno sirio. Irán y Siria han negado las acusaciones de tráfico de armas, pero las historias de hombres iraníes armados y de suministros de armas iraníes a las fuerzas de seguridad sirias son moneda corriente entre los combatientes rebeldes, los refugiados y activistas; en diferentes ciudades sirias se habla de personal militar que no habla árabe y que utilizan municiones diferentes a las sirias.

Los musulmanes sunitas de línea dura dentro Líbano, están maniobrando por ganar influencia sobre los sirios que están en la frontera y que luchan para derrocar al presidente Al-Assad; el jeque Abu Abdullah Zahed, un clérigo musulmán libanés con influencia entre la juventud radical, es parte de este esfuerzo cada vez mayor para impulsar el levantamiento en Siria hacia el Islam militante. Mientras los grupos de la oposición en el extranjero se pelean por la política a implementar y el ejército sirio demuele a los bastiones rebeldes, los sectores radicalizados musulmanes quieren hacer de la religión la base unificadora de la revuelta.

Aunque los elementos radicales todavía permanecen en la periferia del conflicto, eso es suficiente para convertirlos en un verdadero dolor de cabeza a una oposición que está luchando para convencer a las minorías sirias que le den su apoyo a las manifestaciones, encabezadas principalmente por la mayoría sunita, y que genera un fuerte resquemor entre los otros grupos étnicos-religiosos.

Los grupos de línea dura dentro del Islam sunita señalan que se sienten atraídos por la revuelta, porque su religión dice que deben ayudar a los oprimidos; este hecho molesta a otros sectores musulmanes, como los alawitas, quienes constituyen una minoría pero están a cargo del gobierno, es por ello que muchos sunitas consideran que el gobierno los discrimina en favor de los alawitas.

Si bien los activistas sirios se refugian en Líbano se han empeñado en aclarar que los clérigos salafistas no los representan, ellos se están apoderando de las reuniones de la oposición siria en Líbano. Los grupos salafistas están repitiendo el mismo esquema de asistencia social con los refugiados sirios que aplicaba Hezbollah en el sur de Líbano, brindándole comida y alojamiento.

La Hermandad Musulmana siria, el grupo de oposición más grande y organizado en el extranjero, se reunirá esta semana en Turquía con las potencias extranjeras, junto con los líderes seculares y de las minorías políticas sirias; la Hermandad ya ha establecido una plataforma democrática y pluralista para el futuro de Siria pero todavía debe convencer a los grupos minoritarios que temen al cambio del equilibrio de poder y las posibles represalias a manos de los sunitas si Al-Assad es depuesto.

Ya se comienzan a ver los primeros llamados a la yihad por parte de clérigos en el mundo árabe. El jeque Salem El-Rifai, en su mezquita de Trípoli, dijo que "si los sirios nos llama a la yihad, lo haremos si Dios quiere, la ONU lo puede llamar terrorismo internacional o como quiera"; clérigos menores sirios ya han llamado a la yihad, pero muchos jeques sirios están preocupados y se aferran a que una escalada en el conflicto irrevocable permita que los combatientes extranjeros de Líbano, Libia, Iraq y la propia Siria tomen parte.

 

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