miércoles, 27 de junio de 2012

Siria en estado de guerra


El presidente sirio, Bashar Al-Assad, encabezó la primera sesión del gabinete después que los miembros del nuevo gobierno prestaron juramento ante él; en su discurso inaugural, Al-Assad subrayó que se vivía un estado de guerra real y que cuando se vive en un estado de guerra, todas las políticas, directivas y sectores se orientan con el fin de obtener la victoria en esa guerra.

Poco antes de la sesión gubernamental, un asalto sorpresa del Ejército Libre Sirio (ELS) a la base de la Guardia Republicana en Damasco -a pocos kilómetros del palacio presidencial- provocó una furiosa respuesta militar de las fuerzas gubernamentales, que bombardearon los barrios de los alrededores. Se estima que la operación sólo involucró a 20 combatientes rebeldes equipados con armas livianas y que la confrontación no fue importante, pero que en realidad apuntaba a probar la capacidad de la Guardia para futuros ataques o cuando los combates se trasladen a Damasco.

El bombardeo contra los rebeldes, fue lo suficientemente intenso como para ser oído en toda la capital siria, los ataques de las fuerzas estatales se trasladaron luego a la ciudad de Al Hameh, en los suburbios de Damasco. Los bombardeos se iniciaron a las 4 am y batieron varias zonas centrales de la capital, según fuentes gubernamentales las autoridades se enfrentaron con los grupos de terroristas armados que huían a Beirut y las fuerzas de seguridad señalaron que habían matado a "decenas de terroristas" en ese episodio.

En un hecho aparentemente no relacionado, el Tte. Gral. de la Fuerza Aérea de Siria, Farage Shihada Al-Maqatun, fue secuestrado por hombres armados en su casa de Damasco, según lo informó la televisión estatal siria. Al-Maqatun fue secuestrado en el barrio Adawi, una zona exclusiva donde viven los dignatarios y asesores rusos; si el informe es cierto, Al-Maqat sería el funcionario militar de más alto rango secuestrado o asesinado desde el inicio del levantamiento.

Otro ataque tuvo lugar en las oficinas de la estación de televisión Ikhbariya, ubicadas a 20 km al sur de la capital siria, y que terminó con los edificios detonados y tres empleados asesinados por los disparos, en uno de los más audaces ataques contra un símbolo del Estado sirio; aunque Ikhbariya es de propiedad privada, los opositores de Al-Assad dice que es un portavoz del gobierno. Después los combates del martes, sin precedentes por su intensidad en los alrededores de Damasco, la violencia parecía haberse apagado pero el atentado contra las oficinas de Ikhbariya demuestran que las fuerzas rebeldes están más fuertes y más ambiciosas.

Por otra parte, el enviado de paz Kofi Annan, dijo hoy que un grupo de acción para Siria se reunirá este fin de semana en un nuevo intento por apuntalar el tambaleante plan de paz, pero que Irán estaba fuera de la lista de invitados pero que si tiene a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y otros actores regionales clave. Mientras que EE.UU. dio su pleno respaldo al llamado de Annan, la noticia que Irán no estaba entre los invitados probablemente moleste a Rusia -principal aliado de Siria- y es por ello que el presidente ruso, Vladimir Putin, adelantó el martes que Irán debería ser invitado a una reunión internacional en Ginebra, ya que "complicaría el proceso si Teherán es excluido”.

En la 20º Sesión del Consejo de DDHH de ONU, se presentó un nuevo informe de la Comisión de Investigación (COI), liderada por el brasilero Paulo Pinheiro, donde se señala que la violencia en Siria ha ido en aumento desde mayo a pesar del acuerdo alcanzado con el régimen sirio para poner en práctica un plan de paz. A petición del Consejo de DDHH, la Comisión de Investigación se centró en la masacre en Hula donde al menos 108 personas murieron en un período de 24 horas el 25-26 mayo; y aunque el COI dijo que no pudo identificar a los autores, sospechaba que de las fuerzas leales a Al-Assad era las responsables.

En el informe se indica también que las fuerzas estatales han intensificado sus operaciones militares contra las zonas que se presumen en contra del gobierno y de hecho los helicópteros artillados y la artillería se han utilizado en el bombardeo de barrios enteros, incluso durante la presencia de observadores, como ocurrió en Deir Ezzor y Aleppo. En Homs, los barrios de Khaldieh, Al-Qusour, S'baa Bab y la ciudad de Al-Qusayr, se han convertido en campos de batalla entre el ELS y las fuerzas gubernamentales; también el COI tomó nota del gran número de niños muertos por francotiradores y de varios informes de violaciones y asaltos sexuales después de que fuerzas del gobierno entraron en el barrio de Baba Amr, en febrero.

Mientras las fuerzas rebeldes intensifican los ataques y  los esfuerzos diplomáticos desde ONU buscan una salida política a la situación en Siria, los diferentes grupos de oposición mantienen sus divisiones sobre si una intervención militar extranjera sería útil o perjudicaría al país y sobre la posibilidad de entablar un diálogo con el régimen de Al-Assad; además, algunos de los sectores islamistas que se oponen al gobierno sirio no son vistos por otros miembros de la oposición como demócratas. La reunión del domingo en Bruselas, donde se discutieron a fondo las diferencias y el plan para una transición democrática, no ha dejado una hoja de ruta para seguir desde la oposición sino que ha servido para mostrar las diferencias.

Por otra parte, la oposición política no consigue avanzar en una agenda que establezca una salida, la insurrección armada comienza a hacerse sentir en Damasco y está provocando que la capital sienta el peso de las revueltas, consideradas un fenómeno más rural que ciudadano. A pesar de algunas deserciones militares, principalmente de bajo a medio nivel de filas de las FFAA, el círculo íntimo de Al-Assad sigue siendo estable y la guerra va a entrar en una lucha de desgaste que no podrá sostenerse indefinidamente.

La insurgencia está cada día más fuerte, osada y parece haber aprendido las lecciones después de un año y medio de combates; el ataque a la Guardia Republicana para evaluar la capacidad de respuesta de la misma se relaciona con el vuelo del Phantom F-4 turco que fue derribado por los sirios en una misión para determinar las defensas antiaéreas.

Estos incidentes han servido para determinar cómo reaccionarían las fuerzas de seguridad sirias frente a una incursión aérea o a los ataques terrestres; estos sondeos son una señal de las intenciones de apoyar a los rebeldes frente a una escalada en el conflicto, en momentos que los rebeldes reciben armas y entrenamiento desde el exterior.

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