lunes, 11 de junio de 2012

Siria es como Bosnia en los 90

Citando informes de observadores de la ONU en el interior del país, el Departamento de Estado de EE.UU. advirtió que el gobierno sirio parece estar preparando una masacre en un bastión de la oposición, en el pueblo de Al-Haffa; Victoria Nuland -portavoz del Departamento de Estado- le pidió a la comunidad internacional que se aprenda de acciones anteriores y se apliquen medidas para evitar estas operaciones.

El régimen sirio ha usado helicópteros en los recientes ataques contra la ciudad de Homs, Rastan y en el área de Al-Haffa –cerca de Latakia-, según fuentes del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Al-Haffa es una ciudad de mayoría sunita, pero que se encuentra en una provincia que contiene un gran número de alawitas; la violencia se produjo después de un fin de semana en la que los activistas dijeron que algunos de los combates más intensos se llevaron a cabo en la capital en medio de reportes que hablan de rebeldes cada vez mejor armados y organizados.

La estatal agencia de noticias siria, SANA, dijo que "grupos terroristas" en Haffa atacaron instituciones públicas y privadas y se cometieron "atroces" crímenes contra la población civil, se incendió el hospital nacional y se forzó a la gente a abandonar sus hogares. SANA dijo que los soldados mataron a varios terroristas y arrestó a muchos otros; el asalto del gobierno también se centró en la ciudad de Qusair, cerca de la frontera con Líbano, donde los activistas informaron de al menos seis personas murieron el domingo. Otras tres personas murieron en los bombardeos en la ciudad de Talbiseh, al norte de la ciudad de Homs, según el Observatorio.

El enviado internacional, Kofi Annan, dijo hoy que estaba "profundamente preocupado" por la reciente ola de violencia en Siria, citando el bombardeo de zonas de la oposición en Homs y los informes de ataques con morteros, helicópteros y tanques cerca de la costa. En un comunicado, Annan dijo que no había una escalada en los combates entre las fuerzas del gobierno y la oposición sino que en las últimas semanas, ambas partes están haciendo caso omiso al alto el fuego.

Abdulbaset Sieda, un activista kurdo, fue elegido como el nuevo líder del Consejo Nacional Sirio (CNS) en una reunión celebrada en Turquía; Sieda reemplaza al primer líder de la oposición, Burhan Ghalioun, quien renunció el mes pasado debido a las profundas divisiones entre los opositores que estaban minando la supervivencia del CNS. Sieda, que ha estado viviendo en el exilio en Suecia desde hace muchos años, era el único candidato a la presidencia del CNS; la elección de Sieda podría ayudar a obtener más apoyo de los kurdos -que suman un millón de los 21 millones de sirios- ya que las manifestaciones contra el régimen de Al-Assad han tenido lugar en las regiones kurdas de Siria, pero no han alcanzado la intensidad de las protestas en el resto del país.

El nuevo jefe del principal grupo de oposición sirio, hizo un llamado a todos los miembros del régimen sirio a que deserten e instó a los oficiales y soldados del ejército regular "cuyas manos no están manchadas de sangre” a unirse a los combatientes, mientras que busca llegar a los grupos minoritarios con la promesa de un futuro democrático en el país. En la misma línea, el Cnel. Kassem Saadeddine –portavoz del Ejército Libre Sirio (ELS)- llamó a una campaña de desobediencia civil e instó a los oficiales y soldados del ejército de Al-Assad a “abandonar el barco y unirse a las filas rebeldes”.

Ayer, el canciller británico, William Hague, dijo que Siria parecía acercase al borde del colapso en una guerra civil sectaria, tal como sucedió en Bosnia durante la década de 1990, en el que los pueblos vecinos se atacaban y mataban unos a otros. Hague se negó a descartar la opción de una intervención militar y sobre la propuesta de Rusia de convocar a una conferencia internacional sobre Siria, el funcionario inglés advirtió que debe "conducir a un cambio y no sólo ganar tiempo para que el régimen de matar a más gente”.

Mientras más se siente acorralado el régimen sirio, más se incrementan las masacres sectarias como un último intento de recuperar el control por el miedo o la violencia sin límites; las masacres de Hula y Mazraat al Kabir –sumadas las ocurridas hoy- son una señal que el presidente Al-Assad ya no tiene más espacio para negociar. La aparición de nuevos focos revolucionarios, en zonas tradicionalmente controladas por alawitas, son otro indicio que los sirios están abandonando lentamente su apoyo –por temor o conveniencia- a la familia Al-Assad y ésta se aproxima a una fase decisiva.

Este abandono paulatino de la sociedad siria responde también al reemplazo que hizo el régimen del ejército por las milicias shabiha en el terreno, ahora estas fuerzas paramilitares se encargan de la represión y son las responsables de las matanzas; la deslegitimación de los enfrentamientos con los rebeldes va en aumento mientras que éstos comienzan a recibir más y mejores equipos desde el exterior. El mayor problema sigue sin resolverse y es la falta de una figura política que una a toda la sociedad y pueda transformarse en una alternativa de peso frente a Al-Assad, mientras esto se espera, la sociedad siria sostiene una revolución acéfala.


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