viernes, 13 de septiembre de 2013

Bashar Al-Assad sobrevive una vez más


Rusia y EE.UU. acordaron hoy impulsar de nuevo una conferencia internacional destinada a poner fin a la guerra civil en Siria –prevista para el 28 de septiembre- luego que las negociaciones sobre la eliminación de las armas químicas elevaron las esperanzas de negociaciones más amplias Las partes se reunirán de nuevo durante la Asamblea General de ONU, y esperan avances en Ginebra durante el fin de semana, sobre el acuerdo de desarme de armas químicas para Siria.

Aunque Damasco solicitó ayer formalmente a ONU su adhesión a la Convención sobre Armas Químicas, el Secretario de Estado, John Kerry, subrayó que todavía puede ser necesaria la fuerza militar si diplomacia fracasa y advirtió que "Esto no es un juego" al finalizar la conferencia de prensa con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov. Adicionalmente, Kerry le presentó a su par ruso una evaluación del tamaño y ubicación de las existencias de armas químicas sirias, esta evaluación incluye depósitos de productos químicos o precursores para crear armas, las propias armas y municiones además de los sistemas de administración. El gobierno de Obama estima que Siria tiene más de 1.000 toneladas de gas mostaza y gas sarín y agentes nerviosos VX .

Pero la capacidad de Moscú para controlar al presidente Al-Assad en el proceso de desarme se opacó, luego que el mandatario sirio señaló que mantendría los planes para entregar sus armas químicas solo si la administración Obama deja de amenazar con utilizar la fuerza militar si Damasco dejase de cumplir en el futuro. Otro potencial obstáculo en las conversaciones fueron las declaraciones del embajador sirio en ONU, quien reiteró un pedido de larga data para que Israel declare su presunto arsenal de armas nucleares y lo ponga bajo supervisión internacional como condición previa a las negociaciones.

Además, Al-Assad señaló que se requerirá que EE.UU. suspenda sus envíos de armas a la oposición siria y subrayó que el conflicto no finalizará hasta que "Veamos que EE.UU. realmente quiera la estabilidad en nuestra región y deje de amenazar tratando de atacar y deje entregarle armas a los terroristas." Kerry envió una contundente respuesta a los comentarios del presidente sirio al precisar que "No hay nada estándar sobre este proceso (…) Las palabras del régimen sirio a nuestro juicio, no son suficientes." Una prueba de las dudas norteamericanas es que el USS Barry -uno de los cuatro destructores en el Mediterráneo oriental- que originalmente tenía programado regresar a EE.UU. se mantendrá en su lugar; mientras que el portaaviones USS Nimitz, que iba a ir del Mar Rojo al Pacífico , también se mantendrá en su posición actual. 

Los movimientos de armas químicas en Siria son controlados por la por la Unidad de élite 450, una mezcla de militares y científicos que se encargan de la mezcla, el despliegue de armas químicas y proporciona seguridad en las plantas de producción y depósito. Según las fuentes de Inteligencia occidentales, la unidad se compone de los oficiales alawitas y se cree que responden directamente a la presidencia; EE.UU. cree que la unidad es directamente responsable de los presuntos ataques con armas químicas, pero tiene interés en contactarse con esa Unidad ya que posee los secretos de las armas de destrucción masiva en Siria.

EE.UU. comenzó a definir un nuevo perfil de política exterior. Figuras como el senador Paul Rand (R-Ky) y el representante Justin Amash (R-Mich) que se oponen a la propuesta de Obama sobre Siria sostienen que "La guerra debe ocurrir sólo cuando EE.UU. es atacado, cuando se ve amenazado o cuando los intereses estadounidenses son atacados o amenazados"; en esta línea, Rand dijo hace poco ¿Limpieza étnica? ¿Genocidio? ¿Ataques con gas sarín a la población civil? Lo sentimos, pero ese no es nuestro problema”. Decididos en contra del intervencionismo, este grupo de parlamentarios consideran que Washington tiene que ser cortado a la medida, con el fin de evitar que interfiera con los mercados privados, husmee en los ciudadanos e intervenga en conflictos extranjeros que no se refieran a EE.UU.

Aunque a menudo es expresada como realpolitik, esta postura es en realidad una especie de neo - aislacionismo. Se postula que EE.UU. ya no puede permitirse el lujo de mantener sus FFAA de alcance mundial, que la existencia de tales capacidades sólo tienta a inmiscuirse irresponsable en disputas de otras personas y que dicho hiper-activismo mundial le crea nuevos enemigos y alimenta el anti- sentimiento americano. Aunque esta crítica contra la guerra parece pertenecer a la izquierda no parece molestar a los pacifistas de la derecha, y muchos la adjudican a “la herencia funesta del síndrome de Irak ", está más cercana a una coalición de los sectores libertarios republicanos y progresistas demócratas.

Bashar Al-Assad, que suena relajado y confiado, dejó entrever en una entrevista que la propuesta de Rusia podría convertirse en una palanca para las negociaciones interminables y retrasos, según el propio presidente "Esto no quiere decir que Siria no firmará los documentos, cumplirá con las obligaciones, y eso es todo". Suena al mismo discurso de Saddam Hussein durante la década de 1990 cuando retrasó a los inspectores de control de armas de ONU.

Si bien Siria tiene que cumplir con otras disposiciones de la Convención, antes que sea considerado signatario de la Convención, ha dado el primer paso y eso es un hecho significativo. Pero ahora complica a Israel, ya que no es signatario de la Convención ni un miembro de la OPAQ, por lo que Siria no solo evitó el ataque norteamericano sino que ha ganado cierta autoridad moral, al menos frente a Israel. 

La conclusión que deja la semana es que el régimen sirio sabe que podría vencer a los rebeldes a menos que intervenga EE.UU. y que la amenaza de atacar Israel con armas químicas solo lo expondría a una represalia norteamericana. Eso significa que el costo real de la destrucción de las armas químicas le daría a Al-Assad más tiempo para aplastar la oposición y mantenerse en el poder, aun cuando desde la comunidad internacional buscan derrocarlo. ¿Por qué Rusia y Siria parecen estar trabajando para lanzarle a la administración Obama un salvavidas? Al presidente Al-Assad sólo se preocupan sus armas químicas en la medida que éstas le ayuden a mantenerse en el poder, si sacrificarlas implica ponerle fin a la amenaza de EE.UU. a su régimen, es un riesgo aceptable.





No hay comentarios: