La violencia derivada de la guerra civil siria sigue golpeando a Líbano. Hoy los enfrentamientos entre sunitas y alawitas en Tripoli dejaron un saldo de dos personas muertas, entre ellas una niña de 10 años. Los disparos comenzaron cuando hombres armados dispararon a un sunita que albergaba a miembros de una familia alawita en el barrio Jabal Mohsen de mayoría alawita.
En la zona fronteriza de Arsal reina la calma después de varios días de ataques aéreos sirios. Esta ciudad fronteriza de Líbano, cuyos residentes apoyan incondicionalmente la oposición siria, ha estado bajo fuego de cohetes y los ataques aéreos se dirigen –presumiblemente- contras las rutas utilizadas para el contrabando de suministros y combatientes a través de la frontera con Siria. Además la mayoría de los cohetes han golpeado las regiones montañosas que rodean Arsal, donde cientos de refugiados sirios han establecido asentamientos de tiendas de campaña, las autoridades señalaron que era imposible saber el número exacto de víctimas que se habían producido en el lado libanés de la frontera. Mientras tanto, los campamentos comienzan a ser visibles a pocos kilómetros de la ciudad y se están volviendo cada vez más inquietos.
Otro efecto de la guerra civil siria comienza a llegar a Líbano. Un niño sirio refugiado de 19 meses de edad, fue hospitalizado en Taanayel con sospecha de tener polio; Zaher Haider, pediatra del hospital libanés, dijo el paciente ya había dado negativo para la meningitis y que los funcionarios de la OMS enviaron muestras de garganta y heces a El Cairo para determinar si el niño tiene polio. En caso de que la prueba sea positiva sería primer caso documentado de Líbano de poliomielitis -entre los refugiados sirios- y provocaría una gran preocupación ya que la enfermedad se propaga rápidamente entre los refugiados que no han sido vacunados -que incluye la mayoría de los niños nacidos durante el conflicto- y más de 1,2 millones de niños recientemente huyeron de Siria y más de 500.000 niños sirios viven en la actualidad en calidad de refugiados en Líbano.
Los niños refugiados sirios representan otro problema adicional. En Líbano, unos 435.000 niños sirios -ya representan el 20 % de la población en edad escolar de Líbano- en los campamentos y a través de la operación de un sistema de doble turno, asisten a 1.500 escuelas libanesas. Es poco difundido que el niño refugiado típico pasa más de 10 años fuera de casa y corre el riesgo de perder su infancia y convertirse en parte de una generación perdida que nunca supo lo que es ir a la escuela; 5.5 millones de niños sirios están afectados por la guerra y 1.1 millones viven bajo sitio rebelde o gubernamental, sin comida o medicamentos.
Otra amenaza que asuma en el horizonte es la tuberculosis. En Jordania, se detectaron 109 casos de tuberculosis entre los refugiados sirios del campo de Zaatari y 4 de los casos fueron diagnosticados como resistentes a múltiples fármacos. Abu Rumman, Director del Programa Nacional para Detener la Tuberculosis, dijo el Ministerio supervisa la medicación de todos los refugiados con diagnóstico de tuberculosis y señaló que la prevalencia de tuberculosis entre los sirios era de 24 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Jordania la tasa es de 6 por cada 100.000 personas.
Un informe apoyado por la agencia internacional Visión Mundial, “Nuestro Incierto Futuro”, reveló una investigación realizada en el Valle de Bekaa e Irbid –Jordania- durante enero y febrero. A través de discusiones y entrevistas de grupo, 140 niños de edades comprendidas entre 10 y 17 años identificaron sus problemas más urgentes y formularon recomendaciones para ayudar a resolverlos. Los niños encontraron que el 86% de sus pares han estado expuestos a la violencia en sus nuevas comunidades y el informe hace referencia el matrimonio infantil, la inseguridad financiera e intimidación como las principales preocupaciones de los niños. También menciona el racismo y el sectarismo aunque deja en claro la experiencia de una gran generosidad de sus nuevas comunidades.
Hace unos meses en Kuwait a instancias del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se juntaron cerca de u$s 2.000 millones de los u$s 6000 millones que comprometieron los países donantes para los refugiados sirios; las necesidades de financiación para 2013 fueron de u$s 4.400 millones y sólo el 70% se cumplió a finales de año.
La situación de los refugiados sirios, especialmente de los niños, comenzará a ser un problema recurrente en varias sociedades regionales ya que la guerra civil siria no tiene un final previsible en el mediano plazo y su violencia solo expulsa población civil. Por otra parte, las economías domésticas ya estaban deterioradas antes del conflicto sirio, por lo que ahora se verán sobre-exigidas por un fenómeno exógeno que impacta de manera directa sobre el Estado y éste no cuenta con la ayuda internacional prometida para hacerle frente, pero debe responderle a sus nacionales que demandan y protestan contra los refugiados sirios.
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