viernes, 22 de marzo de 2013

Atentado conmueve a Siria



Ayer una gran explosión mató, al menos, a 42 personas en el interior de la mezquita Eman -en el centro de Damasco- incluido el principal clérigo en Siria, Sheik Mohammed Al-Bouti, uno de los principales partidarios sunitas del gobierno del presidente Bashar Al-Assad; algunos combatientes sirios y activistas anti-Al-Assad indicaron que no le sorprendería si el gobierno fuese responsable de la explosión mezquita, como parte de una campaña para desprestigiar a los rebeldes y a la oposición política. Otros sectores ponen en duda esta hipótesis, ya que el régimen nunca prescindiría de una figura tan importante, considerado como el padre espiritual de Bashar Al-Assad.

El uso de atentados suicidas se ha convertido en una táctica común en la guerra civil siria, pero esta era la primera vez que una mezquita ha sido el blanco y también es una de las fallas de seguridad más graves en lo que va del conflicto, ya que la zona alberga al Comando de las FFAA y la sede del partido Baa’th y es considerada como la más segura de Damasco. Si bien nadie se ha atribuido la responsabilidad del atentado varios grupos negaron su participación en el hecho, como el Ejército Libre Sirio (ELS) que señaló que no hacían atentados suicidas y tampoco atacaban a las mezquitas; este punto –ataques contra mezquitas- también es un nuevo punto de inflexión ya que no se mataba a un líder religioso dentro de una mezquita.

El sheik sunita Mohammed Al-Bouti, dio una credibilidad particularmente importante al régimen alawita y se constituyó en el principal referente religioso sunita dentro del país, es por ello que su muerte implica un severo golpe para Al-Assad; Al-Bouti regularmente predicaba en la televisión siria donde sus sermones se transmitían en vivo y tenía su programa religioso propio. A principios de este mes, Al-Bouti alentó para apoyar a Al-Assad en su lucha contra los rebeldes diciendo que era "un deber religioso para proteger los valores, la tierra, y Siria, ya que no hay diferencia entre el ejército y el resto de la nación”.

El presidente Bashar Al-Assad, prometió que purgará a Siria de las "fuerzas extremistas" a quienes acusó por el asesinato de Al-Bouti; Al-Assad hizo la promesa en un mensaje de condolencia e inmediatamente las posiciones de artillería en el extremo norte de Damasco golpeó las ciudades controladas por los rebeldes del suroeste de Derayya y Moadamiya. Al-Assad, además ha desplegado ataques aéreos, disparos con artillería y misiles del tipo Scud para golpear a los rebeldes que controlan grandes extensiones del este y el norte de Siria.

En un comunicado de prensa, el Consejo de Seguridad condenó el atentado suicida "en los términos más enérgicos" y pidió que los responsables sean llevados ante la justicia, además señaló que el terrorismo es una amenaza seria para la paz y la seguridad internacionales y que todos los actos terroristas "son criminales e injustificables, cualquiera que sea su motivación"; el comunicado añadió también que el conflicto en Siria ya ha matado a más de 70.000 personas, lo que reafirma su "condena a todos los actos de violencia contra la población civil".

UN le dio un año más a sus investigadores para reunir pruebas de los crímenes de guerra en Siria, aunque señaló que ya habían encontrado horripilantes relatos de primera mano de asesinatos, torturas y violaciones; sólo Venezuela votó en contra y otros cinco países se abstuvieron de votar, mientras que ni China ni Rusia -aliados de Siria- son miembros este año, por lo que no pueden votar. El jefe de la comisión de ONU, Sergio Pinheiro dijo al Consejo este mes, que el gobierno sirio había intensificado sus bombardeos indiscriminados contra las grandes ciudades mientras que los rebeldes estaban ejecutando a los rehenes en sus propios tribunales improvisados sin el debido proceso.

A menos de 100 km. de la frontera con Siria, el presidente de EE.UU., Barack Obama, defendió la renuencia de su gobierno para usar la fuerza militar y acabar con la guerra civil en ese país y dijo que la experiencia ha demostrado que la lenta creación de coaliciones y la presión externa darán mejores resultados. Obama dijo que EE.UU. estaba monitoreando de cerca si Al-Assad traslada armas químicas –y repitió que esta medida sería un "cambio de juego"- al tiempo que reconoció que le preocupa la inestabilidad que estaba fomentando el extremismo.

El presidente Obama está haciendo la última parada de un viaje de cuatro días que incluyó escalas en Israel y Cisjordania y que ha sido dominado por los esfuerzos para reanudar las conversaciones de paz entre Israel y los palestinos, la amenaza del programa nuclear de Irán y las turbulencias de Siria. Obama defendió su decisión de abstenerse de armar a los rebeldes sirios pero admitió que está trabajando con otros países para considerar el mejor enfoque, por lo que todo indicaría que el objetivo norteamericano para Siria es evitar un colapso del Estado más que el fin del régimen de Al-Assad.

Este punto explicaría la reticencia de Obama a armar a los rebeldes, ya que en un futuro escenario donde los grupos rebeldes emerjan como triunfadores no hay garantías que sean pro-norteamericanos o que se inclinen por un sistema democrático; la inclinación hacia el salafismo que han adquirido varios sectores rebeldes en el último semestre es la mayor preocupación de Washington, ya que Al-Assad tiene los días contados, pero es incierto que tipo de escenario seguiría a su caída en Siria.


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