martes, 5 de marzo de 2013

EE.UU. y el laberinto de Siria


El Secretario de Estado, John Kerry, durante una conferencia de prensa conjunta en Riad con el ministro de Exteriores saudita, el príncipe Saud Al-Faisal, señaló que “No hay ninguna garantía que las armas puedan caer, en algún momento, en las manos equivocadas. Pero ahora hay claros indicios que la oposición siria se asegurará que solo lleguen a manos de los moderados -y de hecho- una señal de ello es que han aumentado su presión.” Los comentarios de Kerry son una continuación de la Cumbre de Roma, cuando se debatió la posible construcción de un apoyo con equipos militares a la Coalición y al Ejercito Libre Sirio (ELS); aunque EE.UU. es reticente a proveer armamento pesado a los rebeldes, otros Estados están enviando ayuda a los rebeldes: Gran Bretaña tiene previsto anunciar un paquete de asistencia militar no letal -como chalecos antibalas, vehículos y equipos de visión nocturna- mientras que Arabia Saudita ha financiando una gran compra de armas de infantería de Croacia y las canalizó a los combatientes islámicos.

En este sentido, se comienza a resaltar la línea divisoria que separa a EE.UU. de algunos países árabes liderados por Arabia Saudita que propician una equiparación del poder de fuego de los grupos rebeldes frente al ejército sirio. La fractura comenzó el año pasado, durante la primera reunión de “Amigos de Siria” cuando Qatar y Arabia Saudita se retiraron del encuentro a pocas horas de haber comenzado.

El príncipe Saud Al-Faisal, dijo que ''Arabia Saudita hará todo en su capacidad. Creemos que lo que está sucediendo en Siria es una masacre, una masacre de inocentes y no podemos ponernos a guardar silencio. Moralmente es un deber acelerar el fin de la guerra civil, en particular ayudando a los sirios a combatir la maquina asesina del régimen''. Se cree que Arabia Saudita que ha enviado armas a los rebeldes por intermedio del ex jefe de Inteligencia, el príncipe Turki Al-Faisal –hermano de Saud-; los dos días de reuniones de Kerry con Saud se centraron en la cooperación contra el terrorismo y la visión compartida de que Irán representa una amenaza de desarrollar armas nucleares, pero lo interesante es que Kerry no se reunió con el rey saudita Abdullah.

El embajador israelí, Ron Prosor, advirtió al Consejo de Seguridad que “Israel no podía puede esperar de brazos cruzados mientras las vidas de sus ciudadanos son puestas en riesgo por las acciones irresponsables del gobierno sirio", frente a un eventual traslado de los combates hacia la frontera israelí. En relación con la posición de Tel Aviv, el ministro de Defensa israelí Ehud Barak, dijo que el ataque contra el complejo de armas sirio del 30 de enero, demostró que Israel hablaba en serio sobre la prevención de la entrada de armas pesadas en Líbano y aparece como el primer reconocimiento oficial que el Estado judío llevó a cabo el ataque sobre suelo sirio.

La declaración de Israel tuvo un carácter premonitorio, luego que 48 de soldados del ejército sirio fueron asesinados en una emboscada mientras buscaban refugio en Iraq; los soldados fueron atacados en Akashat -provincia de Anbar- cuando el convoy del ejército iraquí que transportaba a los soldados sirios se dirigía al cruce fronterizo de Al-Waleed, se estima que los soldados sirios buscaban un alivio temporal de los combates contra los rebeldes en la frontera y al menos seis militares iraquíes fueron asesinados. Este incidente es el primero, donde efectivos sirios son asesinados en territorio iraquí y es una evidencia del derrame del conflicto sirio hacia los vecinos, con la consiguiente preocupación por una desestabilización interna de Iraq.

La provincia iraquí de Anbar está experimentando una serie de manifestaciones de los sunitas contra el gobierno del Primer Ministro chiita, Nuri Al-Maliki sobre lo que consideran como una marginación de esta minoría religiosa y el mal uso de leyes contra el terrorismo en su contra. Al-Maliki ha boicoteado Al-Assad y retiró al embajador iraquí en Damasco, antes que estallara la guerra civil siria, por lo que describió como “el apoyo sirio a los extremistas sunitas y los yihadistas extranjeros responsables de ataques mortales contra civiles chiitas iraquíes”.

Rebeldes luchan por el control total de Raqqa, una ciudad de alrededor de 500.000 habitantes sobre el río Eufrates, y si los grupos insurgentes logran su objetivo sería la primera vez que una ciudad entera cae en manos de la oposición; hasta el momento los rebeldes han tomado gran parte de la ciudad y capturaron al gobernador provincial, Jalali Hasan –el funcionario de más alto rango de caer en manos de los rebeldes- y al secretario general del Partido Baa’th de Raqqa, Suleiman al-Suleiman. El avance rebelde tropieza con las fuerzas leales atrincheradas en el aeropuerto local –a 60 km de Raqqa- y por un complejo de la Inteligencia militar, que han impedido por el momento que el control de los rebeldes sea total.

La Fuerza Aérea siria atacó los edificios estatales que cayeron en manos de los rebeldes mientras que los enfrentamientos se concentran en torno a los depósitos de municiones, que los rebeldes desean controlar desde hace días; el diario oficialista Al-Watan informó que todas las comunicaciones con Raqqa se habían cortado en medio de "batallas feroces" y describió a Raqqah como "un teatro para terrorismo". Liderando el asalto a Raqqah, según diversos informes, se habían visto a varias facciones rebeldes islamistas, incluido el grupo Jabhat Al-Nusra.

Las tropas sirias lanzaron ayer un importante asalto para capturar las zonas rebeldes de la ciudad de Homs, la ofensiva es el peor enfrentamiento en meses y hay decenas de muertos y heridos entre los atacantes; las tropas regulares -respaldadas por las milicias pro-régimen Shabiha- atacaron el centro de Homs, incluyendo la Ciudad Vieja y los barrios de al-Jouret chiítas, Khaldiyeh y Qarabees. Por otra parte, en Aleppo el ejército trató de recuperar la mezquita omeya, días después de que los rebeldes se apoderaron de ella. Los insurgentes de Aleppo tienen como meta capturar los aeropuertos, atacar la base aérea de Minnegh y la voladura de un puente para detener a los refuerzos militares que lleguen al aeropuerto internacional de Aleppo.

En comentarios publicados por el periódico libanés pro-sirio Al-Akhbar, el presidente Bashar Al-Assad dijo que sus adversarios apoyados por potencias extranjeras, estaban "jugando un juego de supervivencia" y que sus fuerzas estaban ganando en los campos de batalla; según Al-Assad "La conspiración contra Siria está llegando a su fin. Se han logrado éxitos significativos, cuya importancia estratégica es clara, incluso para aquellos en la región y el resto del mundo que están haciendo planes inútiles contra la seguridad de Siria".

En Siria la lucha no es ideológica, ni siquiera entre religiosos y seculares o entre grupos sociales; la naturaleza del conflicto sirio es una guerra sectaria cuya finalidad es la supervivencia física de uno de los dos protagonistas: el régimen alawita por un lado y la oposición sunita por el otro. Mientras la lucha sea a todo o nada, el eje serán las lealtades y la motivación; en este punto el régimen tiene una ventaja ya que está apoyado también por otras comunidades como los cristianos, elementos de la burocracia del Partido Baa’th y sectores empresariales, que dependen del gobierno para su seguridad.


 

1 comentario:

Lin Fernández dijo...

Un increible post sobre Siria,le felicito por su gran imparcialida al tratar este espinoso asunto,un saludo,