martes, 30 de julio de 2013

Los kurdos sirios: ¿La nueva estrategia de Turquía?



Isa Huso,  un destacado político kurdo sirio y ex miembro del Comité de Relaciones Exteriores en el Consejo kurdo, fue asesinado en un atentado con un coche bomba en la ciudad nororiental siria de Qamishli -cerca de la frontera con Turquía- dijeron funcionarios. Huso salía de su casa en la ciudad fronteriza, cuando una bomba colocada en el interior de su coche detonó, fuentes políticas kurdas; en respuesta a su muerte, los combatientes kurdos conocidos como las Unidades de Protección Popular (YPG) hicieron un llamado a “todas las personas en condiciones de llevar armas a unirse a sus filas, para proteger las zonas bajo su control de los ataques de Estado Islámico de Irak y el Levante, Jabhat Al-Nusra y otros batallones."

El activista kurdo, Massoud Akko, dijo que Huso era un moderado, que fue encarcelado varias veces por el régimen de la familia Al-Assad debido a sus campañas por los DDHH. Akko, que vive en el exilio en Noruega, pero que era un vecino de Huso en Qamishli, señaló que "Huso buscaba promover derechos de los kurdos en Siria, un país unido liberarse de las garras del régimen de Al-Assad. Nadie sabe quién lo mató, pero los dedos apuntan a los islamistas militantes. Ellos son los únicos que se atacan a los kurdos”.

La minoría étnica kurda siria ha estado combatiendo tanto al ejército sirio como a los rebeldes –especialmente a los islamistas- que buscaban el control del norte del país, cerca de la frontera con Turquía; los kurdos sostienen que apoyan a la revolución siria, pero los grupos rebeldes los acusan haber pactado con el régimen de Al-Assad para garantizarse su seguridad y la autonomía durante la guerra civil. La frontera turco-siria ha sido escenario de una escalada en la violencia debido a la mayor afluencia de grupos islámicos cercanos a Al-Qaeda que forzaron al Partido de la Unión Democrática (PYD), la facción kurda más poderosa, a tomar el control de la ciudad de Ras Al-Ain tras varios días de enfrentamientos con los rebeldes islamistas.

La visita a Estambul de Salih Muslim, el co-presidente del PYD -la versión siria del grupo armado Partido de Trabajadores del Kurdistán de Turquía (PKK)-fue una sorpresa. Y las declaraciones de Salih Muslim sobre los resultados de su visita son indicativos de que Turquía está al borde de cambios radicales y fundamentales en su enfoque a los kurdos sirios y especialmente al PYD en sí mismo. El hermanamiento entre el PKK y el PYD es un tanto sui generis: el PKK nació en 1978 y el PYD en 2003, pero si se tiene en cuenta casi todos los dirigentes de la cúpula de la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK) el PYD es al igual que el PKK, y este actúa como orientador las dos organizaciones.

Muslim dejó claro en una entrevista de la televisión kurda que los kurdos en Siria se encuentran en una "extrema necesidad de gestión o de un gobierno interino para dirigir su asuntos y cumplir los requisitos esenciales de la vida" y destacó que los funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU. - tras una reunión con representantes de su partido- habían captado y recibido con satisfacción la idea del gobierno interino kurdo. Sin embargo, Omar Osse, funcionario oficialista kurdo y miembro del parlamento sirio, descartó la idea de una zona de la autonomía e hizo hincapié en que más del 80% de los kurdos de Siria –aproximadamente unos 3.5 millones- se oponen a la idea de separarse del gobierno sirio y que solo han luchando para mantener a los terroristas fuera de sus áreas. Osse, quien también es el jefe de "Iniciativa Nacional de Siria”, dijo que "Lo que se ha filtrado la semana pasada acerca de la intención de los kurdos de celebrar elecciones parlamentarias, declarar un gobierno en las zonas kurdas, romper con Siria y sentar las bases para una futura entidad kurda independiente es absolutamente infundado”.

Las condiciones cambiantes del conflicto sirio se reflejan los cambios en la mentalidad del Estado turco: en el otoño de 2012 no movió un dedo cuando organizaciones como el Ejército Libre Sirio (ELS) y los grupos aliados a Al-Qaeda -como Jabhat al-Nusra, el Estado Islámico de Irak y Bilad As-Sham- atacaron a los pueblos controlados por el PYD a través de territorio turco y con el apoyo logístico de Turquía; pero el Estado turco se desesperó el 16 de julio de 2013, cuando el PYD expulsó a Jabhat Al-Nusra de Ras al-Ain, por lo que una semana más tarde el gobierno turco se vio obligado a invitar Muslim a Estambul.

A pesar de las apariencias, las manifestaciones en el Parque Gezi no han complicado el proceso de paz entre turcos y kurdos, las protestas en realidad han hecho más urgente para el gobierno turco que el proceso de acelere, ya que parte  del futuro político de Erdogan depende del éxito de las negociaciones. Si Erdogan quiere reconquistar su carisma y prestigio, tiene que lidiar con los kurdos y esto podría acelerar los recientes cambios en la postura de Turquía sobre la crisis siria. La política exterior de Erdogan, para siria, primero buscó derrocar el presidente sirio, Bashar Al-Assad, apoyando a los rebeldes laicos pero fue contraproducente ya que puso a los kurdos sirios en el conflicto; después las conversaciones de Erdogan con el presidente de EE.UU., Barack Obama, la retórica de Ankara se moderó y se redujo el apoyo turco a los grupos armados sirios.

Aunque el proceso de paz entre Turquía y PKK actualmente están en un punto muerto -debido a la natural desconfianza entre ambas partes-  la debilidad política de Erdogan derivada de las protestas internas hará más probable que continúe en la búsqueda de negociaciones así como de nueva situación política interna que colabore a mejorar las posibilidades de llegar a un acuerdo con los kurdos. La participación de Turquía en Siria y el impacto directo de las protestas de Gezi en sí, no guardan mayor relación ya que Erdogan había empezado a revisar su política exterior para Siria, mucho antes que comenzaran las manifestaciones. Pero las complejas dinámicas regionales del nacionalismo kurdo son propensas a conducir más cambios en el enfoque de Ankara a la crisis, que a su vez tiene importantes implicaciones para el proceso de paz entre Turquía y PKK.

Por el momento, de la reunión en Estambul entre los oficiales de Inteligencia turcos y Saleh Muslim, surgió la declaración que los grupos kurdos establecerían un consejo independiente para ejecutar las áreas kurdas de Siria hasta que termine la guerra civil. Ankara teme que tipo de autonomía podría reavivar el sentimiento separatista, pero con esta propuesta ganará tiempo hasta que el conflicto sirio termine y se vea como quedan los kurdos dentro del nuevo escenario. Los kurdos pueden ser útiles para los grupos anti Al-Assad , ya que presionarán por su autonomía, solo resta esperar la respuesta –y el eventual apoyo- de los países occidentales  liderados por EE.UU. 

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