Una nueva masacre fue perpetrada por los tanques y milicianos leales al presidente Al-Assad, en la ciudad de Mazraat Al-Qubeir, zona rural de Hama; los activistas dicen que al menos 78 personas murieron, la mayoría de ellos eran sunitas y hasta el momento la población del lugar había participado muy poco en el levantamiento civil. Algunos activistas anti-Assad dijeron que los insurgentes habían estado operando en zonas cercanas a la aldea, donde viven unas 150 personas, y que los civiles de Al-Qubeir pueden haber sido el blanco de una venganza o un castigo colectivo.
Manhal Abu Bakr, un activista local, culpó a los alawitas que viven en los alrededores ya que muchos jóvenes de esa secta de los pueblos cercanos a Al-Qubeir, han muerto a manos de los rebeldes luchando por Al-Assad y las fuerzas estatales querían venganza, así que fueron al pueblo sunita más cercano y ejecutaron la matanza. Unas 24 víctimas aún no fueron identificadas, ya que sus cuerpos estaban muy quemados y otros fueron arrastrados a una aldea alawita cercana.
Algunos observadores de la ONU fueron bloqueados por el ejército sirio cuando se detuvieron en los puestos de control. Los observadores de ONU trataron de llegar a la aldea de Mazraat Al-Qubeir, para verificar los informes sobre los asesinatos allí ocurridos; en un comunicado del My. Gral. Robert Mood –jefe de los observadores- se consignó que "Su misión está siendo obstruida por tres factores: En primer lugar, se los detuvo en los retenes del Ejército sirio y en algunos casos, fueron regresados; en segundo lugar, algunas de nuestras patrullas fueron detenidas por civiles en la zona; en tercer lugar, estamos recibiendo información de los residentes de la zona que la seguridad de nuestros observadores está en riesgo si entramos en el pueblo”.
Más de la mitad de los muertos en la aldea de Al-Qubeir eran mujeres y niños, mientras que algunos fallecieron durante los bombardeos del ejército y otros fueron quemados o apuñalados por la Shabiha -milicianos leales al gobierno- que llegó una hora más tarde, según informó el opositor Consejo Nacional en un comunicado vía Facebook. Si se confirma, esta masacre sería la segunda en menos de dos semanas, ya que el 25 de mayo, 108 personas -entre ellas 49 niños- murieron en Hula, en una de las peores atrocidades a lo largo de los 15 meses de levantamientos contra el régimen sirio.
La Casa Blanca condenó el atroz asesinato en masa de civiles en Siria e instó a todos los países a poner fin al apoyo para el "régimen brutal e ilegítimo" del presidente Al-Assad. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, le pidió a la comunidad internacional que se uniese para apoyar las "legítimas aspiraciones" del pueblo sirio e hizo un llamado a todas las naciones a que abandonen el apoyo al régimen y apoyen la transición política en Siria; este comunicado pareció un pedido directo para que Rusia cese su sostén al presidente sirio.
El canciller ruso, Sergei Lavrov, prometió hoy que no habría desde el Consejo de Seguridad un mandato para una intervención extranjera en Siria, lo que indica que Moscú utilizará su veto para bloquear cualquier acción militar propuesta por Occidente en el futuro. Rusia se ha negado a culpar directamente por la violencia al régimen sirio y ha insistido en que la oposición armada también es responsable; por otra parte Lavrov reafirmó su plan de celebrar una conferencia internacional de paz sobre la crisis de Siria, que incluiría a todos los jugadores más importantes, incluyendo a Irán.
Lavrov considera que una reunión de este tipo es necesaria para superar las diferencias sobre la forma en que el plan de paz de Annan, debe ser implementado; Lavrov dijo que la idea de la reunión hasta la fecha había sido discutida con China, Francia e Irán. Rusia sabe que es necesario que se negocie cualquier cambio de régimen en Siria, y aunque reiteró su oposición a cualquier retirada forzosa del poder de Al-Assad, no se ha mostrado renuente a una salida programada del presidente sirio del poder tal como sucedió en Yemen.
La otra incógnita es China, ya que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad y es aliado de Rusia. El presidente chino, Hu Jintao, ha mantenido una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing el pasado 5 de junio; pero lo cierto es que China se ha visto atascada sobre que hacer con el régimen sirio, en parte por su histórica posición de no involucrarse en asuntos de otros países -principio que le permite rechazar cualquier crítica sobre temas como el Tíbet y Taiwán- y el malestar que provocó la intervención de la OTAN en Libia.
Aunque los intereses comerciales de China en Siria son reducidos –aproximadamente unos u$s 2.400 millones en exportaciones-, China tenía enormes intereses en Libia y más de 30.000 de sus nacionales vivían y trabajaban allí; por lo que Beijín se opondrá a cualquier tipo de medida que de la que pueda inferirse una mínima posibilidad de intervención. Además el apoyo de China a Rusia, el principal aliado de Siria, puede traer a un "compromiso recíproco de Rusia sobre la cuestión de Corea del Norte", ya que China está bajo presión para actuar con mayor decisión para detener las ambiciones nucleares del estado norcoreano.
El Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, calificó de "barbarie indescriptible" lo reportado desde Mazraat Al-Qubeir y señaló que las esperanzas de consolidar el plan de paz de Annan se estaban desvaneciendo; de hecho el mismo Annan advirtió al Consejo de Seguridad que la crisis en Siria podría salirse de control pronto y le solicitó a Ban que ejerza "una presión considerable" sobre Damasco para que detenga la violencia. Al hablar en una sesión especial de la Asamblea General, Annan, reconoció que su plan de paz no estaba funcionando y dijo que debe haber "consecuencias" para aquellos que no cumplen con lo pactado.
En este contexto, las posibilidades comienzan a reducirse drásticamente. Las “herramientas punitivas” no serán aprobadas por el Consejo ya que Rusia y China han adelantado que no cambiarán sus votos, por lo que la próxima etapa del conflicto será mucho más violenta y se vislumbra el inicio de una guerra civil o sectaria. Aunque Rusia condenó “categóricamente" los asesinatos y prometió vetar la intervención, los tiempos también comenzarán a agotarse para Moscú en su intento de mantener sus intereses en el país si el país entra en una guerra civil.
El plan de paz está a punto de ser declarado como un fracaso, solo lo impide la falta de otra iniciativa que permita explorar una vía distinta de negociaciones. Es preocupante que el propio Ban haya dicho que observadores de ONU, cuando fueron a Mazraat al-Qubeir para investigar la matanza, habían caído bajo fuego de armas pequeñas en su camino; ni los propios observadores ya son respetados, con lo cual plantearse que ellos podrían garantizar el cese al fuego es un enfoque demasiado idealista.
Es probable que el plan de Annan sea abandonado en los próximos días y se comience a hablar de una transición de poder en Siria similar a la sucedida en Yemen. Rusia ha comenzado a despegarse del presidente Al-Assad, hoy el portavoz del Ministerio de RREE, Alexander Lukashevich, dijo que Rusia condena los actos de barbarie de la violencia.; mientras que el viceministro de RREE ruso, Mikhail Bogdanov, señaló que "La aplicación del denominado escenario Yemen para resolver el conflicto en Siria sólo es posible si los sirios se ponen de acuerdo para ello. El escenario de Yemen, fue discutido por los propios yemeníes. Si este escenario es discutido por los propios sirios y es adoptado por ellos, no estamos en contra de ello”.
También es probable que se comiencen a observar movimientos rusos para unir a la oposición siria, sumando además las participaciones de potencias regionales como Turquía e Irán; la meta rusa será que las partes de la oposición lleguen a una solución sin injerencia exterior.
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