El Secretario General de ONU, Ban Ki-Moon, le pidió al gobierno sirio que acepte una investigación ampliada de ONU sobre el presunto uso de armas químicas, argumentando que se llegó a la conclusión de que un presunto ataque en Homs -en diciembre- justifica una investigación. Siria rechazó el lunes pasado la investigación ampliada, que había solicitado originalmente investigar el presunto empleo de armas químicas -por los rebeldes- pero en marzo en la localidad de Khan Al-Assal.
Dirigiéndose a la Tercera Conferencia de Examen de los Estados Partes de la Convención sobre Armas Químicas (CWC) en La Haya, el Representante Permanente de Irán ante el Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW) Kazem Gharibabadi instó a una "investigación imparcial, independiente y transparente de un ataque químico de los militantes en Siria en marzo”. Irán ha pedido el envío inmediato de un equipo de la ONU, de acuerdo a la demanda del gobierno sirio, Gharibabadi también pidió a todos los países, así como la CWC, que tome medidas eficaces para presionar al régimen de Israel a adherirse a la Convención y el cumplimiento de sus obligaciones de eliminar sus arsenales químicos.
Siria y ONU han intercambiado cartas durante semanas, pero ambas partes están lejos de un acuerdo sobre la forma en que la investigación deberá ser ejecutada; el Ministerio de Exteriores sirio, Walid Al-Muallem, reiteró esa posición en un comunicado de prensa señalando que el pedido de la ONU para ir a cualquier lugar en Siria -donde las armas químicas podrían haber sido utilizadas- no estaba en consonancia con la petición original del gobierno sirio. Hasta el momento, los sirios se niegan a permitirle a los inspectores que vayan a cualquier fuera de Aleppo, mientras que las Naciones Unidas están insistiendo en que el equipo vaya a Aleppo y Homs; Francia y Gran Bretaña, sostienen que la misión debe buscar en los tres casos.
Ha habido tres supuestos ataques con armas químicas -uno cerca de Aleppo, uno cerca de Damasco en marzo y otro en Homs en diciembre- y los rebeldes y el gobierno se culpan mutuamente por todos ellos. Se estima que la misión tendría, por lo menos, 15 miembros -principalmente de países nórdicos, América Latina o Asia- y ninguno de ellos sería nacional de un miembro permanente del Consejo de Seguridad; según las agencias de Inteligencia occidentales, se cree que Siria tiene una de las mayores reservas restantes de armas químicas no declaradas en el mundo.
Las próximas conversaciones del G-8 se centrarán en Corea del Norte y la guerra civil en Siria, Gran Bretaña y Francia han estado presionando a la UE para que levante o modificar el embargo de armas a Siria para que puedan suplir a los rebeldes. El canciller inglés, William Hague, dijo a principios de esta semana que no se han tomado decisiones sobre si el Reino Unido aceptará una renovación del bloqueo –que expirará el 1º de junio- pero adelantó que si la situación en Siria sigue deteriorándose, habrá un "caso fuerte" para modificar o levantar el embargo.
El movimiento impulsado por algunas naciones occidentales para ampliar el apoyo a la oposición siria cobró fuerza con EE.UU. a punto de aumentar su ayuda no letal y la presión para levantar un embargo de la UE sobre el envío de armas a Siria; el presidente Obama aún no había firmado apagado en un paquete específico de medidas pero se había acordado, en principio, aumentar la asistencia a la rama militar de la oposición siria, que podría incluir equipos de batalla -como chalecos antibalas y gafas de visión nocturna- pero no se incluye armamento. El Secretario de Estado, John Kerry, ha dicho que EE.UU. sigue interesado en la promoción de una transición política en la que el presidente Al-Assad abandone voluntariamente el poder y ha argumentado que un mayor apoyo a la oposición siria sería una forma de aumentar la presión sobre el líder sirio.
Mientras que ONU y el G-8 buscan un acuerdo con el régimen sirio, que permita una investigación sobre la posible utilización de armas químicas, la situación en el terreno se deteriora de manera constante, mientras que los grupos rebeldes islámicos recurren cada vez más a los atentados. Un coche bomba suicida mató al menos a 15 personas e hirió a 53 en Sabaa Bahrat, el principal distrito de negocios en Damasco; la bomba estalló cerca del Banco Central, del Ministerio de Finanzas y la embajada de Rusia. Moscú condenó “la última incursión cruel por parte de terroristas cuya actividad criminal está matando y causando sufrimiento entre la gente pacífica".
A medida que los yihadistas crecen en importancia, se vuelven más confiados en sus planes para el establecimiento de un Estado islámico radical, en lugar del régimen esperan derrocar; por su parte, el régimen laico de Al-Assad está combatiendo una guerra civil que amenaza con desintegrar el país y sumirlo en un santuario para grupos radicales que operan en Medio Oriente. Abu Muhammad Al-Jawlani, líder de Jabhat Al-Nusra el grupo yihadista más grande en Siria, prometió su lealtad a Ayman Al-Zawahiri -quien reemplazó a Osama bin Laden como líder de Al-Qaeda- confirma las sospechas respecto que ese grupo es parte de las operaciones regionales de Al-Qaeda.
Al-Muallem le pidió, en una carta al Consejo de Seguridad, que "cumpla con su papel en la preservación de la seguridad global", la declaración siria se refiere a la resolución de la ONU que estableció el Comité de Sanciones a Al-Qaeda. Bajo el régimen de sanciones de la ONU, todos aquellos que tienen vínculos con al-Qaeda tienen sus activos financieros congelados y prohibiciones de viaje; dentro de las medidas sancionatorias se encuentra el embargo de armas y esta es la carta que Siria quiere jugar contra aquellos Estados regionales y occidentales, que proveen de armas a los rebeldes islámicos.
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