La agencia de noticias oficial de Siria, SANA, informó que las tropas del gobierno mataron a 175 combatientes rebeldes en una emboscada al Sur de la capital, Damasco. Según el informe, una unidad del Ejército "vio a terroristas de Jabhat Al-Nusra y Liwa Al-Islam, cerca de Damasco y mató a 175 de ellos e hirió a varios más" en la madrugada del miércoles en una zona controlada por la oposición en el Este de Ghouta; según SANA, entre los muertos había saudíes, qataríes y chechenos. Activistas dijeron que los combatientes fueron asesinados cuando trataban de cruzar desde el lado oriental de Damasco a Adra -al Norte de Damasco- usando "un camino arriesgado", debido al sitio que montó el Ejército.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha expresado su "profunda preocupación" por los informes procedentes de fuentes anónimas que Arabia Saudita tiene previsto suministrar los rebeldes sirios con antitanque y misiles antiaéreos para "cambiar el rumbo" del conflicto sirio. El comunicado del Ministerio señala que "Hay una posibilidad de que si estas poderosas armas caen en manos de los terroristas que han inundado el país, es muy probable que sigan más allá de las fronteras de la propia Siria"; el segundo informe de este mes que estas armas serán entregadas a los rebeldes fue confirmado indirectamente por varios acontecimientos recientes: el jefe de la oposición siria, Ahmad Al-Jarba, prometió a las unidades rebeldes durante una visita la semana pasada que "las armas de gran alcance llegarán pronto"; y el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Pakistán, Gral. Raheel Sharif, estuvo en Riad a principios de este mes y su país es señalado como el principal proveedor de armas a los sauditas.
El asesor del PM para Asuntos Exteriores y Seguridad Nacional, Sartaj Aziz, disipó la impresión de un cambio en la política del gobierno en Siria, diciendo que la restauración de la paz en el país era “una posición de principios para Pakistán". Las especulaciones sobre un cambio de la tradicional política de Pakistán, de no injerencia en los asuntos de los países musulmanes, emanaba de una declaración conjunta emitida la semana pasada al final de la visita a Islamabad del príncipe saudita Salman Bin Abdulaziz Al-Saud, quien pidió la "formación de un órgano de gobierno de transición en Siria” y de los informes que señalaban que Arabia Saudita estaba en conversaciones con Pakistán para proporcionar antiaéreos y antitanque cohetes a los rebeldes sirios.
Si la guerra civil siria no es contenida sólo será cuestión de tiempo antes que afecte a cualquiera de los países que se han convertido tanto en parte de la solución, así como la parte en el problema, y a los vecinos de Siria. La violencia ha ido mucho más allá de las fronteras de Siria y no solo amenaza con infiltraciones de grupos extremistas, sino que la masa de refugiados se convirtió en una presión adicional sobre las economías regionales; por otra parte, las relaciones entre EE.UU. y Arabia Saudita e Israel –sus aliados más importantes en Medio Oriente- se encuentran en su punto más bajo y Washington ha demostrado poco interés en una intervención más activa. Tanto Arabia Saudita como Israel han comenzado a tomar sus propios caminos para abordar la situación en Siria.
Hezbollah amenazó con atacar a Israel en represalia por un supuesto ataque aéreo israelí que afectó una de sus bases cerca de la frontera con Líbano y Siria, mediante una declaración difundida por la cadena de televisión Al-Manar, Hezbollah dijo que "La nueva agresión es un asalto flagrante contra el Líbano y su soberanía y su territorio (...) La Resistencia elegirá la hora y el lugar y la forma correcta de responder a él." El partido chiita informó que el ataque causó daños materiales pero no víctimas y negó informes de prensa que los depósitos atacados contenían misiles y cohetes.
Fuentes de seguridad hablaron que dos camiones, que transportaban misiles y un lanzador de misiles en Líbano, fueron atacados y que los cuatro miembros de Hezbollah murieron en la incursión israelí. La declaración de Hezbollah negó los reportes sobre que los blancos atacados eran envíos de armas desde Siria para Hezbollah en Líbano.
El Ejército libanés capturó Al sirio Nidal Sweidan, presunto comandante del grupo Jabhat Al-Nusra, en la ciudad fronteriza de Masharih Al-Qaa. Sweidan es también sospechoso de haber llevado a cabo ataques terroristas en el Este de Líbano y esta captura se suma a otras detenciones que el Ejército libanés ha realizado recientemente de varios comandantes de afiliados a los grupos militantes que operan en Siria, incluido el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) como de la rama libanesa de Al-Nusra, que ha reivindicado varios atentados dentro del país.
Ante la negativa de la administración Obama de tomar medidas decisivas en Siria, sumada la decisión de nuevas retiradas de tropas de EE.UU. -más significativamente en Afganistán- y ahora los recortes en el presupuesto de Defensa, está claro que los aliados occidentales en la región se van a encontrar cada vez más aislados. Si esta política continua, Israel se enfrenta a la perspectiva de estar cada vez más solo en una región convulsionada y su preocupación, en lugares como Siria, no se limita únicamente al temor que los regímenes locales puedan utilizar armas químicas o biológicas contra su propio pueblo; más bien se enfoca a la creciente fuerza de los grupos pro Al-Qaeda que operan en estas zonas de conflicto, con el consiguiente riesgo real operaciones menos irracionales que las que pueda ejecutar un régimen a cargo Estado, ya que los primeros carecen de responsabilidad internacional.
EE.UU. siente que el uso de la fuerza, pondría en peligro otros objetivos estratégicos, como asegurar un acuerdo nuclear duradero con Irán, además de colaborar con los grupos yihadistas. El problema es que se puede confundir al realismo y a la resignación como prudencia.
Cualquier realista tiene que hacer frente a dos hechos: en primer lugar, ante la falta de una aplicación creíble de la fuerza contra el régimen sirio, una transición negociada que conduzca a la salida de Al-Assad no va a suceder; a pesar de los esfuerzos del mediador, Lakhdar Brahimi, las conversaciones de paz fueron inútiles porque las fuerzas de la oposición llegaron debilitadas por las derrotas militares y la ventaja estratégica de Al-Assad no le da ningún incentivo para concesiones. En segundo lugar, si se permite que Al-Assad prevalecer en este conflicto, va a imponer nuevamente su poder y sus fuerzas -sin duda- van a exterminar a los insurgentes suníes restantes que componen la mayor parte de la oposición; apoyar a sus enemigos, sin embargo, no va a traer una paz duradera solo inflamará más los odios sectarios. Tarde o temprano la sangre fluirá de nuevo.
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