martes, 3 de junio de 2014

Se vota a presidente en Siria


En bastiones del gobierno de Damasco y Latakia, la votación se llevó adelante en un ambiente de carnaval, con los votantes cantando y bailando al tiempo que declaraban su lealtad inquebrantable al presidente Bashar Al-Assad. En Homs, la 3ra ciudad más grande de Siria, el ambiente era más calmo, con la gente haciendo largas colas para votar; incluso en la ciudad vieja, recientemente evacuada por cientos de combatientes rebeldes después de un cese al fuego, también se registraron mesas de votación.

En la noche de hoy, el jefe de la comisión electoral, juez Hisham Shaar, anunció que la votación se prorrogará 5 más hasta la medianoche debido a la alta participación, que según las autoridades habían "superado todas las expectativas." Shaar dijo urnas adicionales se habían distribuido en Damasco para hacerle frente a las multitudes y que no hay irregularidades en la votación. Al caer la noche, sin embargo, las calles de la capital estaban mayormente vacías, por temor a los ataques rebeldes con morteros. En Maidan, un famoso barrio de Damasco y el hogar de muchos opositores de Al-Assad, los centros de votación fueron atendidos por los funcionarios electorales que se identificaron como de seguridad vestidos de civil y oficiales militares.

Ayer, algunos grupos rebeldes habían declarado que cualquiera que no se quedase en su casa sería un blanco legítimo. Pero hoy, los principales grupos rebeldes -entre ellos el Frente Islámico y el Ejército del Islam- declararon en un comunicado que iban a detener el fuego para evitar “hacerle las cosas peor para nuestra gente, sumada la opresión de ser llevado a votar por la fuerza." Lo positivo de la elección es que por primera vez en más de 5 décadas, se postularán más de un candidato, si bien los otros son 2 figuras poco conocidas y cercanas a Al-Assad.

EE.UU rechazó en repetidas ocasiones la elección presidencial en Siria a la que calificó de "una parodia", porque el resultado está garantizado por leyes sancionadas por el régimen de Al-Assad. Ciertamente no hay serios contendientes que cuestionen la candidatura de Bashar Al-Assad para que no sea reelegido para un tercer mandato de siete años en el cargo; adicionalmente se endilga que no hay observadores independientes y que muchas partes del país están controladas por los rebeldes o en medio de enfrentamientos y no se votará. Irán, sin embargo, envió ayer un equipo de observadores como parte de un amplio esfuerzo para contrastar las fallidas políticas estadounidenses en Siria. 

El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, dijo en una conferencia del Grupo de Amigos de Siria en Teherán durante el fin de semana que "Las potencias extranjeras deben abandonar sus ilusiones sobre el cumplimiento de sus deseos personales y las estrategias a través de métodos militares en Siria.” La elección de Al-Assad parece ofrecer una reivindicación del firme apoyo de Irán al régimen sirio, que ha servido como eje fundamental para la proyección de poder de Teherán en el mundo árabe, desde el nacimiento de la república islámica en 1979.

A pesar de las afirmaciones del gobierno de la elección podría resolver el conflicto, no hay indicios de que va a detener la violencia o reparar un país amargamente dividido. No se espera que la reelección de Al-Assad en sí misma cambiar mucho la realidad, especialmente sobre el campo de batalla. La alta participación de votantes en las áreas controladas por el gobierno llevará al presidente sirio a reclamar su legitimidad, basada en el apoyo de un amplio sector de la población. 

Ciertamente la votación será vista como ilegítima por muchos Estados occidentales y árabes, pero el apoyo incondicional de Irán y Rusia son los que cuentan para Al-Assad y éstos han señalado su beneplácito por las elecciones. Es probable que el voto favorables ahora sea una justificación para iniciar una campaña militar aplastante contra los bastiones rebeldes activos y mientras se trabaja en treguas locales y en la reconciliación para la pacificación de las zonas recuperadas.

Además de las alternativas, derivadas de la reconciliación nacional y de la reconstrucción de la infraestructura nacional, otra instancia que debe tenerse en cuenta es la presencia de milicias que luchaban en el lado del régimen sirio. Éstas han surgido y crecido en tamaño e influencia en los últimos y representan un peligro si fueran a salirse del control oficial. Han ganado muchos seguidores en el terreno y generaron vínculos con la sociedad, por lo que serían capaces de negociar con el régimen por el control y el poder o trabajar con actores extranjeros para sus propios intereses. Si bien la prioridad de Al-Assad ha sido la contención a estos grupos mediante su institucionalización, las lecciones de la guerra civil libanesa son aplicables en Siria.

El más poderoso es la Fuerza de Defensa Nacional (FDN), fundada como una fuerza civil en Homs a finales de 2012 -para luchar junto al Ejército sirio y las fuerzas de seguridad- se extendieron por todo el país. Es interesante destacara que la FDN no jugó un rol de seguridad, más bien, sus fuerzas fueron creadas originalmente como comités populares informales –como shabiha o lijan- que se centralizaban en torno a los pueblos y barrios objeto de la protección. La institucionalización de los grupos, violentos y locales, refleja una estrategia eficaz del gobierno sirio para hacerle frente a la guerra civil y ganar la calle, pero fundamentalmente asegurarse la influencia sobre estos elementos. El destino de estas milicias está ahora vinculada a la del propio régimen y las sociedades locales -a partir del cual los grupos emergen- ahora también quedaron vinculadas al régimen de manera directa.



No hay comentarios: