lunes, 2 de junio de 2014

Siria: Mañana elecciones, pasado mañana ¿Reconciliación nacional?



Finalmente, de los 24 pre candidatos que se presentaron ante el Tribunal Constitucional de Siria, solo 3 fueron aprobados –entre ellos Bashar Al-Assad, por supuesto-. Hassan Abdullah Al-Nuri, de 54 años y ex jefe de la Cámara de Industria; y el ex comunista Maher Abdul Hafez Hajjar, diputado del partido del ex Vice PM, Jamil Qadri . Ambos no se han diferenciado de la retórica oficial, por caso, Haijar recientemente denunció a la oposición siria como el resultado del "proyecto norteamericano-sionista y sus peones en el Golfo Árabe que no quieren el bien de los sirios.”

Los medios informaron sobre las elecciones anticipadas en el exterior, y la mayoría coinciden en señalar la gran afluencia de votantes que llevaban imágenes del presidente Bashar Al-Assad e iban en columnas de vehículos a votar. Datos interesantes de las votaciones anticipadas: las salas de votación en las embajadas se asemejaban más a un local proselitista de Al-Assad –con imágenes suyas por doquier- más que a un lugar imparcial de votación; los votos eran boletas con el rostro del candidato que se colocaban en urnas de plástico transparentes y muchos votantes señalaron que participaron por temor a que la no asistencia significase un futuro impedimento para volver a Siria a visitar a la familia.

La campaña electoral giró más en torno a la sátira desde la oposición que a un debate de propuestas de gobierno. Por ejemplo, un afiche muestra a Al-Assad como el mítico jefe de la mafia Don Corleone, y los dos candidatos que correr a besarle la mano; otra pide a los votantes a escoger para el presidente al Comandante iraní, Qassem Sleimani, una referencia directa sobre la incidencia iraní en Al-Assad. La preparación para esta victoria aplastante se inició ya en 2012, cuando a petición de los iraníes, Al-Assad modificó la Constitución como parte de un paquete de reformas cosmética para ayudar a sofocar la sublevación popular: en el fondo, los cambios en el proceso electoral, solo daban más la impresión de una votación justa que el tradicional referéndum de candidato único. 

En el marco de la guerra civil, Teherán y Moscú han tenido éxito en mantener a Al-Assad en el poder. Ambos Estados han armado y reforzado las filas del Ejército sirio además de decisiones estratégicas que le permitieron a Damasco para recuperar el control de territorio clave en el centro y Oeste del país. Pero una victoria militar completa no se vislumbra en el corto y mediano plazo: las fuerzas combinadas del régimen continúan enfrentando una fuerte presión en Idlib y Aleppo, por lo que es probable que continúe esta situación por algún tiempo, con más ganancias secundarias que una batalla decisiva.

Sin embargo, el verdadero desafío para los aliados y el propio gobierno siro comenzará cuando finalicen los combates, y será difícil ver lo que han ganado. Para el presidente Al-Assad, la recuperación progresiva de su autoridad sobre un país fracturado, será más necesaria que las armas con las que pueda contar; se requerirá de un plan nacional de reconciliación y una renovación no cosmética de su gobierno. Y es casi imposible imaginar que el presidente Al-Assad formule modificaciones de este tenor.

La apertura política deberá incluirse en la agenda siria de pos guerra. Estas elecciones se iniciaron con más de 20 pre candidatos, pero solo 3 fueron aprobados por la Corte Suprema de Siria. Uno de los candidatos, Hassan Al-Nuri, declaró que "No hay perdedores en estas elecciones porque todos somos ganadores (…) A partir de ahora me considero un ganador y el sillón presidencial no es el objetivo”. También es cierto que los candidatos opositores a Bashar Al-Assad no lo son en el sentido estricto del término.

Las elecciones multipartidarias, en el sentido que tendrán varios candidatos, son un cambio significativo que deja la guerra civil siria. Esta nueva instancia es el comienzo y no un fin en sí mismo, ya que con el final de los enfrentamientos armados se deberá ensayar un proceso de apertura que incluya a gran parte de los sirios.

Aunque la situación presente le es favorable a Al-Assad, éste volvió del borde del abismo porque contó con el apoyo de poderosos aliados extranjeros en el campo de batalla -Irán, Hezbollah, las milicias iraquíes, etc.- y Rusia-China en el Consejo de Seguridad que han bloqueado de manera decisiva los proyectos intervencionistas norteamericanos, europeos y árabes; adicionalmente estos actores han reflejado la indecisión y la confusión de la oposición y los rebelde sirios, sobre la forma del Estado pos Bashar.

Bashar Al-Assad mañana ganará las elecciones y obtendrá una “victoria pírrica” de esta primera parte de la guerra civil siria, pero esto no es el final, solo la conclusión de una etapa. Hay aspectos que no se deberán perder de vista: la oposición, aún fragmentada, ahora existe; los rebeldes fueron derrotados por los yihadistas extranjeros que secuestraron la revolución siria; muchos votarán guiados por el temor a los radicales islámicos, lo que significa convicción por el actual gobierno; y finalmente, la pacificación del país no será una tarea menor y supondrá una segunda parte de la guerra civil, con el juzgamiento de los abusos perpetrados por ambos bandos.




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