martes, 10 de mayo de 2011

El gobierno de Siria seguirá hasta el final


Las autoridades rodearon el distrito de Al-Muadamiya –en Damasco- y detuvieron a un gran número de manifestantes a favor de la democracia en los suburbios, incluyendo Barzeh y Douma. El Ministerio del Interior dijo que 1.083 personas implicadas en los disturbios se han entregado a las autoridades, hasta la fecha, en respuesta a un anuncio del gobierno que afirma que los que entreguen entre 2 de mayo y 15 estarán exentos del enjuiciamiento y el castigo. Se dijo que los sirios que se entregaron fueron puestos en libertad después de que prometieron no repetir cualquier acto que atente contra la seguridad del Estado o sus ciudadanos.

Aunque desde el gobierno se asegura que desde el 05 de mayo el ejército había comenzado una retirada gradual de la ciudad de Daraa, donde las protestas contra el régimen comenzaron a mediados de marzo después de haber completado su misión mediante la detención de elementos terroristas y restablecer la seguridad y la calma, la periferia de Daraa está rodeada, en un claro indicio que la crisis está lejos de haber terminado.

Otro indicio de que la situación en Siria está en punto delicado está dado por la noticia de la partida de la primera dama de Siria, Asma Al-Assad, de 35 años, hacia Inglaterra. Asma nació en Gran Bretaña y no ha sido vista en público desde el inicio de la primavera árabe y se especula que -a medida que la violencia aumenta en Siria- la Sra. Al-Assad fue advertida para salir tan pronto como sea posible del país.

Una fuente diplomática agregó que su evacuación se llevó a cabo en condiciones de profundo secreto, y que ahora está segura con sus tres niños rodeada de guardias de seguridad, desde hace tres semanas. Su padre, el cardiólogo Fawaz Akhras, y su madre Sahar Otri, diplomática retirada, viven en el norte de Acton, al oeste de Londres; sin embargo no ha habido rastro de la familia desde hace día en Acton.

La posición de la esposa del presidente Al-Assad no es igual al pensamiento de la elite gobernante, un círculo muy unido y que es el nexo del poder absoluto, dominado por la lealtad a la familia y un instinto visceral por la supervivencia del clan alawita que hace pensar que luchará hasta el final en una lucha por el poder. Los recientes comentarios de Rami Makhlouf, el magnate primo del presidente sirio y hermano del jefe de Inteligencia, ofrecen una inusual visión del pensamiento del gobierno y la forma en que se toman las decisiones.

El nombre de Makhlouf fue cantado en las protestas y las oficinas de su empresa - Syriatel, la más grande de telefonía móvil- fueron quemadas en Daraa, donde la rebelión se inició a mediados de marzo. Makhlouf representa a los grandes cambios en marcha en el país: su riqueza se deriva de las conexiones con el poder, la antigua alianza de los empresarios sunitas y los alawitas junto a los funcionarios que se beneficiaron con las reformas que han desmantelado el sector público.

"Si no hay estabilidad aquí, no hay manera de que habrá estabilidad en Israel. De ninguna manera, y nadie puede garantizar lo que sucederá después, Dios no lo quiera, algo le pasa a este régimen. La decisión del gobierno ahora es que se decidió a luchar", señaló Makhlouf en una entrevista.

"No vamos a salir, abandonar nuestro barco. Nos sentaremos aquí. Lo llamamos una lucha hasta el final. Ellos deben saber cuándo sufrimos, no vamos a sufrir solos” añadió Makhlouf; sin embargo, reconoció que el cambio había llegado tarde y limitado, pero que si había algún retraso no era el fin del mundo. En la misma nota, advirtió que la alternativa dirigida -por lo que él describió como salafistas- significaría la guerra en el país y el extranjero.

Estas declaraciones de primera de mano formuladas por un miembro del círculo intimo del presidente Al-Assad no hace más que confirmar la hipótesis que el régimen sirio va a intentar todas las acciones que le permitan asegurar su supervivencia. Para ello cuenta con dos factores: la lealtad del ejército y la débil respuesta internacional a la represión de las protestas.

El ejército, es la columna vertebral del régimen, se ha hecho cargo de la situación y no ahorrará esfuerzos para aplastar las protestas; el hermano de Bashar, Maher Al-Assad, controla la Guardia Republicana y la Cuarta División del Ejército que representa un tercio del ejército, son las tropas mejor equipadas y han tenido escasas deserciones hasta el momento.

La comunidad internacional se muestra cauta en su respuesta a las acciones del régimen sirio. Aunque Maher al-Assad encabeza la lista de 13 funcionarios sirios sometidos a sanciones por la Unión Europea -que incluye la prohibición de visado y la congelación de activos- junto a un embargo de armas y la prohibición de equipos que puedan utilizarse para la represión interna y Estados Unidos haya advirtió que tomaría "medidas adicionales" contra Siria si continúa la represión brutal contra los manifestantes -una semana después de imponer duras sanciones contra Siria- todas estas medidas no afectan de manera sustancial al régimen o a su capacidad de uso de la fuerza.

De hecho, las sanciones solo han servido para que el régimen cierre filas y haya superado las divisiones que había entre dos bandos de asesores del presidente: un sector quería una solución política, y el equipo de seguridad -encabezado por su hermano Maher y el jefe de Inteligencia Alí Makhlouf- que favorecía un enfoque más duro.

Por otro lado, Israel está satisfecho con el statu quo que impuso el régimen sirio y los Estados Unidos necesitan a Siria, ya que tiene una influencia en la resistencia sunita en Irak y debido a que es un enlace clave entre Washington y Teherán, en los asuntos relacionados con Irak. Además EE.UU no ha logrado que la oposición siria se transforme en una opción viable de poder dentro del país, por lo que derrocado el régimen el caos regional sería aun mayor y sería aprovechado por Irán.

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