viernes, 27 de mayo de 2011

El G-8 impulsa resolución contra Siria

El Grupo de los Ocho países industrializados (G8), reunido en Francia, aprobará un plan de asistencia financiera para las naciones en el Oriente Medio y África del Norte, mientras que le pedirá al presidente sirio, Bashar al-Assad que detenga el uso de la fuerza y la intimidación contra el pueblo sirio, según un proyecto de comunicado de la Cumbre. El plan del G-8, que se dará a conocer hoy, si bien no se esperan detalles de las contribuciones específicamente, se centrará en cómo las instituciones van a participar.

Los levantamientos en el norte de África allanaron el camino para el cambio político, pero dejaron a sus nuevos gobiernos economías frágiles y maltratadas; el Banco Mundial esta semana redujo su pronóstico de crecimiento económico para el Oriente Medio y Norte de África en el 3,6% en 2011 -previamente estimado en 5%-. Sin embargo, los movimientos también han aumentado las esperanzas de la democracia y la integración económica, las comparaciones con Europa del Este en la década de 1990.

La semana pasada, Obama prometió u$s 2.000 millones en reducciones de la deuda y u$s 2.000 mil millones en garantías de préstamos para Egipto. De acuerdo con el proyecto de declaración, los líderes del G-8 harán un llamamiento a los países árabes en movimiento hacia la democracia para que combatan la corrupción e introduzcan políticas favorables al crecimiento económico.

La reunión del G-8 tiene vital importancia para Siria ya de los países que lo conforman -Estados Unidos, Rusia, Canadá, Japón, Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido- muchos son miembros permanentes del Consejo de Seguridad y tienen un marcado interés en que este órgano de Naciones Unidas vote una resolución en contra de Siria, debido a la situación imperante en el país.

Rusia y China expresaron su preocupación el jueves acerca de una oferta europea para que el Consejo de Seguridad de la ONU condene la represión de Siria contra los manifestantes. A pesar de las primeras reacciones negativas de Moscú y Beijing, diplomáticos occidentales dijeron que esperaban que los rusos y los chinos no bloquearan nuevamente el proyecto de resolución que Gran Bretaña, Francia, Alemania y Portugal buscan sancionar.

Fuentes diplomáticas occidentales aseguran contar con nueve votos actualmente –sobre 15-. Rusia y China fueron los más negativos sobre la posibilidad –hasta el momento han expresado sus dudas y reservas, pero no han amenazado con el veto- mientras que la India, Brasil y Sudáfrica plantearon algunas dudas sobre el texto durante la reunión del jueves; Líbano es el único país árabe en el Consejo de Seguridad y se especula con que se abstendrá o votará en contra de la resolución debido a los problemas internos por los que atraviesa Beirut y la notable influencia de Damasco.

Rusia y China se abstuvieron de votar la resolución que autorizó el uso de la fuerza en Libia, pero se han quejado que las actuaciones de la OTAN sobrepasaron ese mandato en un intento de derrocar a líder Muammar Gaddafi. En el caso sirio, a diferencia de las resoluciones contra Libia, no se prevén sanciones que lleguen a la intervención militar, sino que se insta a los Estados para poner fin a la venta de armas a Siria como ya lo hicieron la Unión Europea y los EE.UU.

El proyecto, apoyado por Washington, condena la violación sistemática de los derechos humanos, incluidos los asesinatos, detenciones arbitrarias, las desapariciones y la tortura de los manifestantes pacíficos, defensores de los derechos humanos y periodistas. El texto también dice que las acciones sirias pueden constituir crímenes de lesa humanidad y exige que Damasco cumpla con una investigación del Consejo de Derechos Humanos de ONU y lance su propia investigación creíble e imparcial sobre la violencia contra los manifestantes.

Este proyecto de EE.UU., si bien no contempla las intervenciones militares, resulta de difícil aplicación en el terreno cuando se conocen de antemano los posibles resultados y se ha visto la conducta del régimen sirio sobre el uso de la fuerza contra los manifestantes. Además, la creciente presión internacional que busca aislar al gobierno de Al-Assad está supedita al modelo libio de intervención y por ello deja prácticamente a la oposición siria a la librada a la suerte de los avances aliados dentro de aquel país.

La reunión del G-8 y el proyecto de resolución coincide también con un informe dado a conocer por Amnistía Internacional donde, por medio de un video, se muestra a las fuerzas sirias mientras participan de lo que parece ser una política de “tirar a matar" contra los manifestantes anti-gubernamentales. Amnistía Internacional, dijo en Londres, que el video -sacado de contrabando de Siria por los manifestantes- muestra a las fuerzas de seguridad disparando contra manifestantes desarmados en la cabeza, allanamiento de una mezquita que se utilizó como un hospital de campaña para los manifestantes heridos, y soldados y hombres armados en la mezquita de filmando los cuerpos en el suelo.

Por otro lado, se supo hoy que las fuerzas de seguridad sirias mataron al menos a ocho personas el viernes debido a las protestas contra el régimen, a través de Siria, incluida la capital Damasco. Rami Abdel Rahman, jefe del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres, señaló que hubo muertos en Deal, Qatana - suburbio de Damasco-, en Zabadani y en Jableh -cerca de Latakia.

Se conocieron de incidentes -sin víctimas fatales- en Alepo, donde las fuerzas de seguridad utilizaron porras para dispersar a cientos de manifestantes; en Derbassiyeh, unas 400 personas protestaron contra el régimen pero allí no hubo intervención de la policía. También se registraron protestas en la región de Homs, en Qamlishi y en Amuda, de mayoría kurda.

La semana pasada, el presidente Dimitry Medvedev dijo que Rusia no apoyaría una resolución del Consejo sobre Siria -aliado de Moscú- si la misma fuese similar a la resolución del 17 de marzo que autorizó la intervención militar en Libia. Pero ahora que se removió la posibilidad de una intervención militar del texto del proyecto de resolución, Rusia no tendría mayores argumentos para vetar la resolución -o al menos debería abstenerse de apoyarla en la votación- por lo que Damasco estaría muy próximo a enfrentarse con una sanción por parte del Consejo de Seguridad de ONU.

Estados Unidos también está subiendo la presión sobre el Líbano para reducir sus vínculos con la vecina Siria, en un esfuerzo para aislar aún más el presidente Bashar Assad, de acuerdo a los dichos de diplomáticos y funcionarios en Beirut. En la visita de la semana pasado, Jeffrey Feltman -enviado del Departamento de Estado para Oriente Medio- advirtió claramente a los funcionarios libaneses que la marea se volvió contra el autocrático régimen de Damasco y los instó a tomar distancia de una nación que ha sido durante mucho tiempo jugador importante en la vida política libanesa, señalaron varios funcionarios libaneses. Cabe destacar que líbano es el único miembro árabe -no permante- dentro del Consejo de Seguridad de ONU.

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