miércoles, 28 de agosto de 2013

Atacar o no atacar ¿Esa es la cuestión?


La población en Damasco se abastecía de suministros y algunos abandonaban las casas a los posibles los objetivos, que funcionarios estadounidenses describen en sus planes de ataque, mientras que los expertos en armas químicas de ONU completaron un segundo viaje de campo a los suburbios por los rebeldes, en busca de evidencia sobre qué y quien provocó el ataque con gas venenoso que mató a cientos de personas hace una semana. El Secretario General de ONU, Ban Ki -moon, hizo un llamamiento a la unidad entre las potencias mundiales y pidió más tiempo para que los inspectores puedan completar su trabajo; Washington y sus aliados de Europa y en el Oriente Medio dijeron que la decisión estaba tomada y que el presidente sirio, Bashar Al-Assad, debe enfrentarse a represalias por el uso de armas prohibidas contra su pueblo.

Carla del Ponte, miembro de la Comisión Especial para Investigar la Violación de los DDHH en Siria, señaló en su reporte preliminar que de acuerdo a los testimonios recogidos de las víctimas y del personal médico el agente nervioso sarín fue utilizado por los combatientes rebeldes. En una entrevista transmitida por la televisión suizo-italiana, Del Ponte añadió que "Nuestros investigadores han estado en los países vecinos entrevistando a las víctimas, los médicos y hospitales de campaña y, según el informe de la semana pasada que he visto, hay sospechas concretas, fuertes, pero aún no la prueba irrefutable del uso de gas sarín, de la forma las víctimas fueron tratadas."

El miércoles pasado, horas después del incidente en el Este de Damasco, un funcionario del Ministerio de Defensa sirio intercambió llamadas telefónicas de pánico con un comandante de una unidad de armas químicas, exigiéndole respuestas sobre el ataque; esta es la razón principal de por qué los funcionarios estadounidenses ahora dicen que están seguros de que los ataques fueron perpetrados por el régimen de Bashar Al-Assad. Pero aun bajo esta hipótesis subyacen cuestiones adicionales: ¿Fue el ataque el 21 de agosto la decisión de un oficial sobrepasando sus límites? ¿O fue el ataque explícitamente dirigido por miembros de alto rango del régimen sirio? ¿O hay órdenes explícitas para cada ataque? Posiblemente fue un general solitario que puso en marcha un plan de batalla de muchos años atrás, tal vez fue un error de cálculo por parte del gobierno de Al-Assad. Cualquiera sea la razón, la Inteligencia dentro la administración Obama coinciden en que " No sabemos exactamente por qué pasó. Sólo sabemos que fue jodidamente estúpido."

Suponiendo que EE.UU. quiera “aleccionar” al régimen sirio sobre el uso futuro de armas químicas, tiene unos 35 objetivos que puede golpear, pero no hay ninguna posibilidad creíble que EE.UU. pueda localizar o destruir todas las existencias de armas químicas sirias sin una campaña aérea masiva y algún tipo de presencia en el terreno. Adicionalmente existe el posible daño colateral a civiles, ya que los ataques a depósitos o fábricas de armas químicas pueden herir o matar a un gran número de inocentes si los productos químicos se liberan en el aire por la explosión de misiles. Por otro lado se estima que Al-Assad tiene capacidad para lanzar armas químicas con proyectiles de artillería o desde aviones, con alta movilidad. 

La detección de la utilización especifica de los agentes químicos que se utilizaron -ya sea en la guerra entre Irán e Irak o en Siria- es muy difícil, requiere investigadores competentes y especializado sobre el terreno; el uso real de los agentes no se puede deducir de intercepciones de radio o de cualquier otra fuente de información indirecta o recogidos remotamente por Inteligencia. Otro punto controversial es que Rusia uso un agente químico en 2002 cuando los terroristas chechenos secuestraron a más de 700 rehenes rusos en un teatro de Moscú; los rusos utilizaron un agente de supresión que mató a 116 personas, pero permitió el rescate de 650, y el agente empleado no está prohibido por la Convención de Ginebra sobre la guerra química.

Si el gobierno sirio empleó algún agente de este tipo, no habría ninguna justificación legal internacional para atacar a Siria basada en la Convención de Ginebra. La utilización de armas químicas es letal y los sobrevivientes son muy pocos –casi nulos- tal como lo prueban las utilizaciones por parte de Irak contra Irán y los kurdos mientras en Siria el patrón es diferente y los socorristas auxiliaban sin mayores equipos de protección. 

El ataque anunciado y publicitado es más un mito político y mediático que una acción punitiva. OTAN es incapaz de sostener cualquier nivel –por más elemental que sea- de combate aéreo aun por una cantidad mínima de tiempo sin el apoyo integral EE.UU.; es curioso que los medios de comunicación de EE.UU. le han dado a las fuerzas sirias advertencias más que suficiente para que puedan protegerse y a sus armas. La fuga de información sobre planes de de EE.UU. representan una incompetencia descomunal de Seguridad Nacional o son parte de un esfuerzo deliberado para alertar al gobierno sirios con fines políticos desconocidos; las filtraciones le aseguran que las fuerzas sirias que no van a sufrir ningún daño significativo por un ataque de EE.UU. por lo que un ataque en estas condiciones debe ser considerado de entretenimiento para el beneficio de la prensa internacional en lugar de una operación militar seria.

Los intereses norteamericanos sobre Medio Oriente están disminuyendo, debido a que el mercado energético mundial está cambiando por lo que el petróleo y el gas no son tan importantes, como lo eran antes y como resultado lo que sucede en Medio Oriente no importa tanto como durante la Guerra Fría, o incluso, las últimas décadas. Este cambio de paradigma explicaría el enfoque ad hoc para la elaboración de políticas que deja a la administración perennemente sacudida por eventos y vulnerables a la presión de todas las facciones, grupos de interés, el Partido Republicano y expertos en políticas ambiciosas que creen que saben lo que se debe hacer.

Por otro lado, EE.UU. se ve a sí mismo como el "policía del mundo" y en ese rol tiene una responsabilidad moral para deponer regímenes malvados, asesinos y apoyar su sustitución por gobiernos adecuados. Pero esta medida implica, en la mayoría de los casos, tratar con el terrorismo criminal de los grupos islamistas extremistas y la situación en Siria no es probable que sea mucho mejor, y de hecho, podría ser incluso mucho peor: los grupos extremistas salafistas tienen como meta establecer un califato islámico y explotar el caos en el país para promover sus objetivos. Estas células ya han bloqueado la ayuda norteamericana y europea que iba a las fuerzas que luchan contra Al-Assad.

El presidente Obama siempre ha dejado en claro que le preocupa que cualquier intervención en Siria pudiera atrapar a EE.UU. en un conflicto largo y de difícil solución que le dolería más que la ayuda aportada. Pero su administración también cree claramente que el presunto uso de armas químicas de Al-Assad podría sentar un precedente potencialmente peligroso y que exige algún tipo de respuesta militar. Tal vez una operación tipo “Desert Fox”, pero más limitada, sería una señal inequívoca que no alteraría el status quo de la guerra civil siria ni aumentaría papel de EE.UU.

Siria es el desorden que es gracias a la intervención y al armado de las milicias por parte de sus vecinos. No hay nada que decir si la intervención de EE.UU. y sus aliados detiene la intervención en curso por parte de Arabia Saudita, Irán, Turquía, Rusia y una lista de Estados con intereses dentro del conflicto. Aunque Bashar Al-Assad sea removido, si el plan de Occidente no incluye opciones para detener la intromisión de los actores regionales los vecinos, Siria seguirá sangrando. Y si el plan de intervención no incluye los medios para ponerle fin a la intervención efectiva de otro Estados dentro de Siria, la catástrofe sólo se intensificará y esa es la principal la principal razón por la que las imágenes de los cuerpos de los niños sirios muertos no están poniendo a la comunidad internacional detrás de una intervención directa.




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