martes, 26 de noviembre de 2013

Ginebra 2 y un lejano 22 de enero



Con el envión del éxito diplomático de conversaciones nucleares entre Occidente e Irán, ONU anunció las conversaciones de Ginebra 2 para el 22 de enero, entre el gobierno y las facciones rebeldes de Siria. Aunque el Secretario General de ONU, Ban Ki -moon, no dijo que grupos opositores asistirían, el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, adelantó que el Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal grupo opositor político, estaría allí. Aunque ONU ha tratado de convencer a la oposición con anterioridad, cuando eso no funcionó, se han tenido que fijar una fecha para tratar de obligarlos a ir a la mesa de negociaciones; pero en el fondo estas delegaciones no representan a las bases en el terreno.

La CNS presionó al gobierno sirio para que establezca corredores humanitarios en las zonas asediadas bajo control de la oposición y libere a los presos políticos, diciendo que quiere ver progresos en las medidas de fomento de la confianza antes que se decida si se debe asistir a la conferencia internacional de paz. El comunicado de la CNS dejó en claro los enormes obstáculos que todavía hay por delante y la falta de una lectura realista por parte de de la oposición sobre su capacidad para presionar al gobierno sirio y sus socios internacionales.

El Gral. Salim Idriss, comandante del Ejército Libre Sirio (ELS), dijo que su grupo no asistiría a la conferencia de paz y que podría continuar su lucha para derrocar al presidente Bashar Al-Assad independientemente de las rondas de negociaciones en Ginebra. Según Idriss “Las condiciones no son adecuadas para el funcionamiento de las conversaciones de Ginebra 2 (…) No vamos a parar el combate en absoluto durante la conferencia de Ginebra o después de ella y lo que nos interesa es conseguir las armas necesarias para nuestros combatientes (…) La diplomacia no ha traído ninguna tregua en la violencia”. La postura del ELS destaca lo difícil que será para los mediadores internacionales que los rebeldes en Siria vayan a la mesa de negociaciones.

El enviado especial de ONU, Lakhdar Brahimi, dijo a los periodistas en Ginebra que aún no se había decidido quienes serían invitados a participar. Brahimi, que se ha reunido periódicamente con los diplomáticos rusos y estadounidenses, dijo que en su última reunión a principios de noviembre que las profundas divisiones dentro de la oposición siria habían sido el obstáculo más inmediato a la celebración de una conferencia; Brahimi se reuniría con funcionarios estadounidenses y rusos de nuevo en Ginebra el 20 de diciembre y se espera que tanto el gobierno sirio como la oposición nombren sus delegaciones antes de que finalice el año. 

ONU dice que sus convoyes de ayuda no pueden llegar a alrededor de 250.000 personas en las zonas sitiadas por las fuerzas del gobierno sirio o los rebeldes, a pesar de "las crecientes necesidades y la intensificación de los conflictos”. En el documento de ONU, "Situación Humanitaria y Respuesta en Siria", se describe un panorama sombrío donde se consigna que ha habido 900 enfrentamientos armados en octubre- en comparación con 500 en mayo- además se estima que 930.000 sirios en el interior del país necesitan ayuda -la mitad son niños- mientras que unas 575.000 personas están heridas o necesitan cuidados para salvar vidas. Adicionalmente, el documento sostienen que el gobierno sirio ha negado el permiso en el último mes a los convoyes de la ONU para las zonas sitiadas por las fuerzas de Al-Assad -7.000 personas que viven en Mouadamiya, 160.000 en Ghouta Oriental, 4.000 en Homs, 25.000 en Yarmouk y 9000 en Daraya- que necesitan comida de manera urgente.

Los rebeldes están corriendo un riesgo enorme por ir, sin embargo, si no hay logros reales y la situación sobre el terreno empeora los grupos de la oposición se enfrentarán a una severa crítica; la lista de invitados conferencia no está acordada y, mientras las potencias internacionales están divididas y no pueden controlar la violencia de la guerra civil, los grupos rebeldes yihadistas permanecen fuera de la escena, cuando son quienes verdaderamente controlan el esfuerzo rebelde y han perpetrado gran parte de los crímenes de lesa humanidad en el lado rebelde.

Aunque la posibilidad de una solución diplomática en Siria ha ganado algo de impulso luego de las conversaciones del P5 +1 con Irán, sobre su programa nuclear que llegó a un acuerdo provisional durante el fin de semana, la asociación con el conflicto sirio no implica el éxito asegurado ni una solución en el corto plazo. La guerra civil siria se ha convertido en un campo de batalla de la rivalidad iraní y saudita: Riad está ansiosa esperando que el régimen alawita de Bashar Al-Assad caiga, especialmente luego de la asunción del gobierno chiita en Iraq y el acuerdo de Irán con Occidente; los sauditas quieren que el próximo gobierno en Siria sea controlado por los sunitas y por ello apoyan a los grupos yihadistas-salafistas que ven a los chiitas-alawitas como herejes. Los iraníes, por su parte, están enviando dinero, armas y consejeros militares para ayudar a Al-Assad a sobrevivir en el poder, ya que su gobierno sigue siendo un aliado dentro del mundo árabe y temen que si cae, sus intereses regionales colapsen. 

La base para las conversaciones entre los rebeldes sirios y el gobierno sigue siendo poco clara: mientras los grupos de oposición han insistido en que el presidente Al-Assad debe dejar el cargo como parte de cualquier acuerdo, los funcionarios del gobierno sirio han dicho que Al-Assad no renunciará y han resistido que existan condicionamientos para las negociaciones de paz.

La esperanza es una base difícil para la política exterior. Dependerá de quienes asistan a la reunión, en calidad de qué y a quién representen dentro de Siria para medir el posible éxito de las conversaciones de Ginebra; el Secretario de Estado, John Kerry, y el portavoz de la ONU, Martin Nesirky, hablaron de avanzar hacia el establecimiento de un gobierno de transición, es decir, uno sin el presidente Al-Assad. Pero el propio líder sirio afirmó que todavía está considerando la posibilidad de postularse para su reelección el próximo año y sus recientes éxitos militares sustentan sus deseos, debilitando su necesidad de comprometerse demasiado en estas negociaciones.

Mientras no haya un alto el fuego, la conferencia de paz de Ginebra 2, será un ejercicio donde se celebrarán conversaciones con el fin de mantener conversaciones pero cuyo resultado final no influirá en el curso de la guerra civil.





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