El ejército sirio informó hoy que sufrió su día más sangriento desde que está en vigencia el alto al fuego cuando combatientes rebeldes mataron a 20 soldados, en la última violación de la tregua que ambas partes no están respetando. Los rebeldes mataron a 15 soldados, entre ellos dos coroneles, en una emboscada en la provincia de Alepo; concretamente la emboscada se produjo cerca de Al-Rai, después que las fuerzas de seguridad habían "ampliado las operaciones militares" en el lugar después que la tregua entró en vigor el 12 de abril.
Por otra parte, los enfrentamientos cerca de Damasco mataron a seis soldados, mientras que el ejército bombardeó e incendió casas de los activistas en Deir Ezzor y mataron a un civil en el sur de Daraa. Los grupos rebeldes que luchan contra el gobierno del presidente Bashar Al-Assad, señalaron que mataron a dos oficiales del ejército y dejaron a varios heridos, en la provincia sureña de Dara'a.
Los Comités de Coordinación Locales de Siria denunciaron que al menos 45 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad en todo el país el martes, indicaron también que un intenso tiroteo se registró en Areeha e Idlib –en la frontera con Turquía- a pesar de la presencia de los observadores de la ONU. Grupos de la oposición informaron que tropas sirias irrumpieron en el barrio de Al-Atareb, en Alepo, con armas pesadas durante la noche para bloquear una manifestación; en Duma, las tropas sirias irrumpieron en casas de opositores como parte de una campaña de represión mientras que en Hama, cientos de sirios exigían la caída del régimen e hicieron un llamamiento a la protección internacional.
Esta última ola de violencia se produce un día después que el Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, acusó al régimen y a los opositores de violar el alto el fuego que forma parte del plan de paz de Kofi Annan.
Human Rights Watch (HRW) dijo que las fuerzas del gobierno mataron a por lo menos 95 civiles, muchos a sangre fría, y destruyeron cientos de casas en una ofensiva de dos semanas en la provincia de Idlib durante las negociaciones de alto el fuego con Kofi Annan. HRW denunció que en nueve incidentes separados documentados por la ONG, las fuerzas del gobierno ejecutaron a 35 civiles bajo su custodia, la mayoría de las ejecuciones tuvieron lugar durante el ataque a Taftanaz -una ciudad de unos 15.000 habitantes al noreste de la ciudad de Idlib- entre el 3 y 4 de abril.
En el informe de 38 páginas, "Ellos quemaron mi Corazón": los crímenes de guerra en la norteña Idlib durante las negociaciones del Plan de Paz", los investigadores de HRW observaron impactos de bala en la pared donde se formó una línea de 50 a 60 cm por encima del suelo, aproximadamente la altura de una persona arrodillada. En cada ataque, las fuerzas estatales utilizaban tanques y helicópteros, permaneciendo en las ciudades de uno a tres días antes de proceder a la siguiente ciudad; de acuerdo a graffitis dejados por los soldados en diferentes pueblos afectados todo indica que la operación fue liderada por la 76ª Brigada Blindada.
Sin embargo, Rusia culpó a los terroristas por los recientes ataques y acusó a los rebeldes de llevar a cabo una campaña concertada para propiciar el fracaso del plan de de paz. Las observaciones de Moscú apuntan a que el presidente Al-Assad es invocado como culpable por violaciones del alto al fuego de sus oponentes y ello es utilizado, por Occidente, para presionarlo a que deje el poder; como ejemplo Rusia citó que la más reciente serie de explosiones fue programada con claridad ante la llegada a Damasco del Gral. Mood y por ello cree que es tarea de la comunidad internacional no permitir la interrupción del plan de Annan.
El jefe de la Misión de ONU en Siria, Robert Mood, dijo que sus observadores están teniendo un "efecto calmante" sobre el terreno pero admitió que el alto el fuego era "inestable" y no había un sostenimiento del mismo. Hablando en Damasco para Sky News, en su primera entrevista por televisión, Mood rechazó las críticas sobre que la Misión de Supervisión de las Naciones Unidas en Siria (UNSMIS) habría sido demasiado lenta para ponerse en marcha; Mood adelantó que su equipo se elevaría 52 a 59 al final del miércoles y que el objetivo de duplicar la cifra en los próximos días se produciría medida que más vuelos lleguen con tropas, vehículos y equipos.
Si la implementación de la misión de paz falla, Rusia y China tendrán una parte de responsabilidad –al igual que el resto de la comunidad internacional- pero también deberán aceptar algún tipo de medidas más duras -sanciones directas, embargo de armas, etc.- solicitadas por EE.UU. y sus socios europeos en el Consejo de Seguridad junto a los Estados árabes. La posibilidad de considerar alguna medida en virtud del Capítulo 7 de la Carta de ONU -que faculta al Consejo de Seguridad para imponer sanciones o autorizar a los medios militares para imponer su voluntad- ya no podría vetarse tan fácilmente por Rusia o China debido al fracaso de las medidas previas y dejaría el camino abierto para los planes occidentales de solución para Siria.
Los problemas son muchos y cada vez más peligra la integridad misma la Misión. Andre-Michel Essoungou, portavoz del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de ONU, señaló que si se tiene en cuenta que cada soldado o civil asignado por un Estado miembro de ONU a una misión necesita el permiso del país de origen -un proceso burocrático que puede llevar semanas- incluso antes de que comience la capacitación, supone un verdadero problema. El jefe de la misión de observación, Gral. de Div. Robert Mood, informó que Siria ha negado los visados a los tres observadores propuestos a pesar de una declaración de ONU del mes pasado, del Secretario General Ban Ki-moon, respecto a que Siria no tendría derecho de veto; de igual manera el régimen sirio también bloquearon el uso de helicópteros y las conversaciones sobre una base legal para la Misión siguen incompletas. Entre los miembros del Consejo de Seguridad, sólo China y Rusia ya han suministrado personal.
Sin embargo la mayor preocupación no está en verificar si falla o no la misión de observación de paz, sino en que se va hacer luego. Ciertamente es una visión voluntarista afirmar que en Siria existe un cese al fuego ya que desde fines de abril ni siquiera se han tomado los recaudos necesarios para guardar las formas y sostener las operaciones bajo una cierta apariencia; tanto rebeldes como gobierno han mantenidos los enfrentamientos y se ha deteriorado la seguridad nacional al punto de permitirle el acceso al conflicto a los elementos extremistas sunitas que operaban en Iraq y los diferentes conflictos regionales.
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