Rebeldes sirios secuestraron hoy a 13 libaneses chiitas en la provincia norteña de Aleppo –en Siria- , a su regreso de una peregrinación, lo que provocó protestas en Beirut; los secuestros son la continuación de las luchas callejeras en la capital libanesa desatada por el asesinato de un clérigo musulmán sunita libanés opositor al presidente sirio, Bashar Al-Assad, y que se constituyeron en los peores enfrentamientos en Beirut desde 2008.
Los peregrinos se encontraban en su camino de regreso a Líbano de un viaje a los lugares religiosos en Irán, informó el canal de televisión Al-Jadeed. El informe dijo que el secuestro se llevó a cabo cerca de la ciudad de Aazaz, poco después que los autobuses que transportaban peregrinos libaneses cruzaron las fronteras entre Turquía y Siria.
Un familiar de los secuestrados señaló que el Ejército Libre Sirio (ELS) reivindicó la toma de rehenes y liberaron a las mujeres al tiempo, que retuvieron a los hombres, y se les dijo que los mantendrían cautivos hasta que los sirios detenidos del ELS fuesen liberados de la estación de policía de Aleppo. Los familiares estiman que alrededor de unos 40 hombres armados detuvieron el autobús, pero un miembro de una de las tantas bandas de insurgentes que operan bajo el paraguas del ELS -contactado por Internet- negó tener conocimiento personal de los secuestros.
Sayyed Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, instó a la calma después de la noticia del secuestro y dijo que los contactos con las autoridades sirias y otros ya estaban en marcha para ayudar a resolver el asunto. Nasrallah hizo un llamado en nombre de Hezbollah y Amal, a los seguidores de todas las regiones a cooperar para ponerle fin al cierre de las carreteras ya que el bloqueo de las carreteras no sirve de nada.
Al escuchar la noticia, los familiares furiosos salieron a las calles del suburbio sur de Beirut, donde la mayoría de los secuestrados viven y bloquearon las arterias con la quema de neumáticos. Nabih Berri, presidente del Parlamento, señaló que la prioridad ahora es cómo resolver el problema y adelantó que se ocupará del asunto con la máxima responsabilidad.
Berri dijo Líbano mantendrá su política de disociación, respecto de los eventos en Siria, sin importar la presión y agregó que las lagunas en la seguridad nacional requieren la reanudación inmediata del diálogo nacional; Berri también expresó su esperanza que la reciente decisión de algunos países del Golfo, de prohibir los viajes a Líbano, no sean un medio para presionar al país a cambiar su postura frente a la crisis en Siria.
Mikati ha dicho que Líbano no puede estar en confrontación con la comunidad árabe e internacional ni con Siria por lo que varios países árabes y occidentales han expresado su comprensión a la política de Líbano. Los comentarios Berri llegan un día después que Kuwait se unió a Emiratos Árabes, Bahrein y Qatar para sugerirles a sus ciudadanos abstenerse de viajar a Líbano tras varios incidentes de seguridad en la parte norte del país.
Saad Hariri, condenó el secuestro del grupo de libaneses y pidió su liberación inmediata, independientemente del partido que esté detrás del secuestro; Hariri también se contactó con Nabih Berri, para discutir el incidente.
Mawlawi Shadi, el líder sunita cuya detención provocó los primeros enfrentamientos en Tripoli la semana pasada, fue puesto en libertad después que pagó la fianza de LL500.000; a su salida de prisión Mawlawi dijo a los periodistas que confesó bajo presión psicológica y señaló que su confesión era nula y sin efecto debido a la forma en que se extrajo. Poco después de que el Juez de Instrucción Militar Nabil Wehbi aprobó su liberación, Mawlawi fue sacado del Tribunal Militar de Beirut y llevado a la residencia privada de Mikati en Tripoli, donde se reunió con éste.
A pesar de la noticia, los organizadores de la sentada en la Plaza Nour de Trípoli, que exigían la liberación de Mawlawi, se comprometieron a que la medida continuará hasta que se liberen al menos a 123 presos islamistas que han sido detenidos durante años sin cargos. El Ministro del Interior, Marwan Charbel, negó que la liberación de Mawlawi estuviese vinculada a la presión política y dijo que la decisión fue puramente "judicial"; fuentes judiciales dijeron que el caso Mawlawi se construyó bajo la sospecha de la existencia de un vínculo entre Abdel-Aziz Atiyeh -un qatarí que donó dinero a los rebeldes sirios- y Mawlawi que supuestamente recibió el dinero y lo envió a los rebeldes.
Algunos libaneses salieron a las calles de Beirut, en señal de protesta por el secuestro de los peregrinos, lo que sigue alimentando los temores que Líbano se verá envuelto en el caos de Siria; no es casual que Nasrallah, en su discurso, haya señalado enfáticamente que “estaba prohibido cortar las rutas” ya que la más mínima provocación podría encender las luchas religiosas entre los diferentes grupos libanes. El ritmo de desestabilización de Líbano se está acelerando rápidamente y la amenaza a la seguridad comienza a transformarse en un conflicto sectario; es por ello que tanto Mikati, Nasrallah, Hariri y otros líderes políticos cooperan para aliviar la tensión pidiéndoles a sus seguidores que mantengan la calma.
Ciertamente los últimos incidentes han puesto al sistema político libanés al límite de su tolerancia. El asesinato del jeque Ahmed Abdul-Wahid, un prominente clérigo sunita anti-sirio vinculado con el ex PM Al-Hariri, y de su guardaespaldas en Akkar -al norte de Líbano- cuando un soldado libanés disparó, al parecer después que no se detuvo el automóvil en un retén militar, despertó una profunda indignación debido a la percepción de apoyo -desde algunos sectores- de las fuerzas de seguridad libanesas hacia el régimen sirio. El fin de semana, grupos sunitas libaneses, que apoyan y rechazan al régimen de Al-Assad, se enfrentaron en Beirut en el peor brote de violencia en Beirut en años.
Líbano no puede disociarse de los acontecimientos en Siria debido a que los grupos religiosos y políticos sirios tienen su contraparte en Líbano y, principalmente en el norte del país, el bastión sunita apoya a la revolución contra el régimen sirio en medio de una activa comunidad alawita.
Los actuales incidentes se venían presagiando con el aumento de los crecientes grafitis callejeros, en las fuertes disputas retóricas entre la Coalición 8 de Marzo –liderada Hezbollah y sus aliados dispuestos a sostener a Al-Assad en el poder- y la Coalición 14 de Marzo desesperada por ver el cambio de régimen en Siria; el conflicto también se trasladó a las cadenas árabes satelitales donde recientemente durante unas entrevistas, los miembros de los dos bandos casi llegan a los golpes de puño en vivo.
Hay un nuevo jugador en Líbano, Shaker Al-Barjawi. Él es un sunita de 51 años, que creció bajo la influencia de su padre, un funcionario de aduanas y uno de los fundadores de la rama libanesa del partido Baa’th, que se estableció en Siria en 1947; en ese momento, era fiel a la rama iraquí del Baa’th y luchó brevemente con el ejército iraquí contra Irán. Después de la invasión israelí de Beirut en 1982, Al-Bajrawi se separó del Baa’th iraquí después que Saddam Hussein comenzó a entablar lazos con Amin Gemayel; gracias a la influencia siria en Líbano en los ´90, Al-Barjawi reparó sus relaciones con Damasco y con la creación del Partido del Movimiento Árabe, desafió las políticas de Rafik al-Hariri.
Al-Bajrawi niega que sea miembro de Hezbollah, pero Hezbollah ha mantenido un notable silencio sobre los recientes acontecimientos y el discurso de Al-Barjawi contra el Movimiento Futuro, de Hariri, ha sido particularmente duro. Un nuevo capítulo se ha abierto en la política libanesa, que tal vez sobreviva a la insurrección siria en sí- y el hombre a seguir es Shaker Al-Barjawi.
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