Ban Ki-moon, advirtió hoy que la comunidad internacional está en una carrera contra el tiempo para evitar una guerra civil en Siria, al tiempo que el organismo de control reportaba más muertes de civiles por parte de las fuerzas del régimen sirio. Hablando antes de una reunión clave del Consejo de Seguridad sobre Siria, Ban volvió a condenar la "brutalidad" de las fuerzas estatales pero también dijo que los ataques de los grupos de la oposición se han "intensificado". En Siria, Neeraj Singh, portavoz del equipo de supervisión de ONU, declaró que el número de observadores llega a los 70 y se incrementará notablemente durante los días que vienen.
Singh agregó que los observadores se encuentran en Homs, Daraa, Hama e Idlib, afirmando que los observadores realizan visitas de campo a decenas de ciudades, barrios y pueblos sirios para interactuar y comunicarse con la población, como para formar una imagen real sobre la marcha en el terreno antes de enviar sus informes diarios que dan a la descripción real y verdadera de los acontecimientos en el terreno.
El enviado especial, Kofi Annan, dijo que su plan de seis puntos para la paz Siria es "la última oportunidad para evitar la guerra civil" al tiempo que señaló "profunda preocupación" que existe entre las principales potencias que la violencia de Siria se dispare a un nivel nunca visto; Annan dijo que el fracaso para prevenir una guerra civil "no sólo afectará a Siria, sino que tendrá un impacto en toda la región". Annan reconoció que ha habido una cierta disminución en las actividades militares, pero todavía hay graves violaciones del cese al fuego que se acordó con el gobierno sirio ya que las tropas del gobierno y las vehículos blindados todavía permanecen en las ciudades, aunque en formaciones más pequeñas.
El jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Jakob Kellenberger, dijo que el conflicto en Homs y en Idlib -a principio de este año- reúnen los tres criterios de un conflicto armado no internacional: intensidad, duración y el nivel de organización de los rebeldes que luchan contra las fuerzas del gobierno. Además puede ser una situación de conflicto armado interno en determinadas zonas: un ejemplo fue la lucha en Baba Amro en Homs, en febrero, aunque los criterios no se cumplieron en todo el país. La evaluación del CICR significa que el Derecho Internacional Humanitario, consagrados en los Convenios de Ginebra, es aplicable a ambas partes en algunas partes de Siria.
Andrew Clapham, director de la Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos, dijo que la calificación podría implicar futuros enjuiciamientos por crímenes de guerra: "Ahora está claro que ciertos actos cometidos por ambos lados en esos lugares se puede calificar como crímenes de guerra, también significa que las partes se viola el derecho internacional humanitario si atacan a civiles u objetos civiles."
Las voces de los opositores al régimen sirio comienzan a sentirse nuevamente, ahora reclamando sobre la necesidad de encausar la misión de los observadores. El Primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que ONU debería reforzar su misión en Siria con un máximo de 3.000 observadores para dar una imagen completa de la situación en el país; durante una conferencia de prensa conjunta con el premier italiano, Mario Monti Premier, durante una visita a Roma Erdogan deslizó que tal vez el Consejo de Seguridad debería tomar medidas diferentes.
Turquía tiene una frontera de más de 900 kilómetros con Siria y alberga a unos 23.000 refugiados que huyeron del país así como una gran cantidad de miembros de la oposición y rebeldes que desertaron del ejército. En abril, cuando el conflicto corría el riesgo de extenderse a Turquía, un ataque de las fuerzas sirias en suelo turco provocó dudas sobre si Erdogan debía pedir la intervención de la OTAN bajo el artículo V.
La administración Obama ha comenzado a recibir críticas dentro de EE.UU., por no haber ayudado a armar a los rebeldes o crear refugios para los disidentes; el gobierno norteamericano se ha focalizado en una lucha retórica contra el régimen sirio a favor de la oposición con un lenguaje muy fuerte para describir diversas atrocidades de Al-Assad: “atroz, repulsivo, asesino de su pueblo” son algunos de los calificativos. Sin embargo, las “reservas norteamericanas de adjetivos” se están agotando rápidamente y la administración está moderando las palabras condenatorias lo que ha debilitado la imagen de EE.UU. frente a los opositores en Siria.
Las recientes elecciones parlamentarias, como el referéndum de febrero sobre la nueva Constitución, forman parte de una amplia ilusión social que el gobierno está preparado para una solución política; los enfrentamientos no han llegado –salvo mínimas escaramuzas- a los principales centros como Damasco y Alepo que mantienen en su gran mayoría la calma y una vida social con las limitaciones impuestas por las sanciones; la realidad de Homs, Idlib o Hama es diametralmente opuesta y los informes de asesinatos no hacen más que aumentar las listas de muertos que ya han superado ampliamente los 9.000. El establishment baathista le restar importancia a la escalada y al impacto de la violencia, de hecho vaticinan que un año estará terminado todo terminado y “Siria estará a salvo."
La falta de una figura de la oposición que represente a la sociedad siria en su conjunto no ha emergido a lo largo del año de enfrentamientos, por el contrario, reaparecieron las diferentes fracturas étnico-religiosas que adelantan el caos que surgirá si Al-Assad cae de manera violenta. Por otra parte, la campaña de desinformación es notable dentro de Siria y si Annan, dice que las tropas sirias intensificaron las detenciones masivas y torturas en las comunidades rebeldes, el gobierno insiste por los medios oficiales de comunicación -y únicos- que está defendiendo a la sociedad de los terroristas armados" a quien se acusa de la revuelta.
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