En su discurso del Estado de la Unión, el presidente de EE.UU., Barack Obama, redujo significativamente su retórica sobre la crisis de Siria al señalar que "Vamos a mantener la presión sobre el régimen sirio, que ha asesinado a su propio pueblo y apoyaremos a todos los líderes de la oposición que respeten los derechos de todos los sirios. El proceso va a ser un poco incómodo, y no podemos pretender dictar el curso de cambio en países como Egipto, pero podemos -e insistimos- en el respeto de los derechos fundamentales de todas las personas. Y nos mantendremos firmes con Israel en búsqueda de la seguridad y una paz duradera. Estos son los mensajes que entregaré cuando viaje a Medio Oriente Medio el próximo mes”.
La política de EE.UU. se muestra una vez más vacilante si se tienen en cuenta que discurso del Estado de la Unión de 2012, Obama predijo que el fin del presidente sirio y su régimen llegaría pronto ya que el cambio en Siria era inevitable. A ello se debe agregar que el Secretario de Defensa, Leon Panetta y el Jefe del Estado Mayor Conjunto, Gral. Martin Dempsey, estaban a favor del plan impulsado por los entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el director de la CIA, David Petraeus, de armar a la oposición siria; ese plan fue desestimado ya que, si bien tiene la capacidad de establecer potenciales aliados en el escenario pos-Al-Assad, tiene una serie de riesgos tales como armar a los “grupos rebeldes incorrectos”.
El nuevo Secretario de Estado, John Kerry, dijo que tiene “algunas ideas nuevas” sobre cómo cambiar los cálculos del presidente Bashar Al-Assad para permanecer en el poder, lo que sugiere que la administración Obama puede tomar medidas adicionales para presionar al régimen en el corto plazo. Kerry no dio más detalles sobre esas ideas y deliberadamente no ofreció ninguna garantía de éxito, sobre todo luego de los fracasos en las llamadas para que Al-Assad dimita; sin embargo Kerry sostuvo que su prioridad era encontrar una solución pacífica al conflicto.
Como senador, Kerry había apoyado varias ideas para un aumento gradual de la presión sobre Al-Assad, incluida la creación de zonas seguras protegidas por los opositores al régimen y el armando de los rebeldes; si bien la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland, dijo que el suministro de armas sólo exacerbaría la matanza, EE.UU. continuará proporcionando asistencia sólo no letal y humanitaria a la oposición. Lo cierto es que Kerry es un viejo amigo de Judeh, el ministro de RREE de Jordania, cuyo país está profundamente preocupado por la situación en Siria y el estado de las armas químicas del régimen además del proceso de paz de Medio Oriente, por lo que se esperan anuncios antes del viaje de Obama a la región.
Mientras EE.UU. mantiene una posición dubitativa la política exterior de Rusia para Siria también muestra señales contradictorias. El presidente ruso, Vladimir Putin, llamó a su par sirio la noche del jueves 31 de enero, y le instó a que se abstenga de actos que pudieran agravar la crisis tras ataque aéreo de Israel contra el complejo militar de Jamraya -cerca de Damasco- y su consejo coincidió con una advertencia de la Casa Blanca de "no desestabilizar aún más la región mediante la transferencia de armas a Hezbollah."
Pero mientras Putin advertía al régimen sirio sobre no profundizar más la situación, Anatoly Isaikin, director de Rosoboronexport, dijo que Rusia no ve la necesidad de detener la venta de armas a Siria mientras que el comercio no esté prohibido por ONU; Rusia había mostrado su molestia ante las demandas occidentales para suspender la asistencia militar al régimen de Al-Assad -en junio- cuando un barco ruso que transportaba helicópteros de combate y misiles para defensa anti-aérea se vio obligado a regresar a Rusia después que su aseguradora británica canceló la cobertura de la embarcación.
Isaikin dijo que su compañía tiene un contrato con Siria para entregarle aviones Yak-130, pero hasta ahora no ha enviado ninguno, y si bien son aeronaves de entrenamiento, también pueden llevar armas para misiones de ataque a tierra; Isaikin no mencionó qué otros sistemas de armas su compañía tiene planeado enviarle a Siria en el futuro, pero los medios de comunicación rusos sostienen que, dentro de los embarques pendientes, se incluye al Pantsyr-S1 y Buk-M2 -sistemas de defensa aérea y anti-barcos- que tienen un alcance de hasta 300 km y proporcionan un fuerte elemento de disuasión contra un ataque marítimo.
Desde el ataque aéreo israelí contra el complejo militar sirio de Jamraya, las partes en el conflicto de Siria han estado mirando por encima del hombro para evaluar movimientos de Israel antes de iniciar una nueva etapa; cuando la última ofensiva rebelde parecía que iba a romper el corazón de la defensa de Damasco, se ordenó a los tanques de la 4ta. División -al mando de Maher Al-Assad- la contención del ataque y estaba previsto que si las defensas colapsaban, se utilizarían misiles corto alcance cargados con armas químicas. También trascendió que el líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, instó a Al-Assad para que haga todo lo posible y le transfiera a Hezbollah las armas de Irán almacenadas en Siria; esta directiva llegó a Al-Assad por el Director de Seguridad Nacional de Irán, Saeed Jalilee, cuando se reunieron en Damasco el pasado domingo 3 de febrero.
Todas las partes interesadas parecen entender que Israel está tan decidido a bloquear la transferencia de armamento de Teherán y Damasco a Hezbollah a través de la frontera libanesa; lo que también preocupa es que la confrontación entre los rebeldes y el gobierno, por el control de Damasco, terminó virtualmente en un empate. Aunque el gobierno sirio estableció una suerte de “green zone”, al estilo norteamericano durante la ocupación iraquí –con férreas defensas militares y puestos de control-, la incursión de la aviación israelí contra una instalación próxima a Damasco, dejó al descubierto la vulnerabilidad de las defensas antiaéreas y de la Fuerza Aérea sirias para responder a un ataque por aire.
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