El presidente sirio, Bashar Al-Assad, habló en una entrevista con la cadena privada de TV Halk de Turquía, y si bien no hizo mención del papel de su gobierno en la guerra civil si utilizó la entrevista para atacar el Primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, además de advertirle a Ankara que pagará "un alto precio" por permitir que los combatientes extranjeros entren a Siria -desde su territorio- a luchar contra las fuerzas del gobierno. Según Al-Assad, "Este gobierno, representado por Erdogan, es responsable de la sangre de decenas de miles de sirios y es responsable de la destrucción de la infraestructura de Siria (…) También es responsable de poner en peligro la seguridad de la región, no sólo Siria (…) No se puede ocultar terroristas en el bolsillo. Son como un escorpión, que con el tiempo te pica", en referencia a los extremistas musulmanes de más de 80 países que operan en Siria.
Erdogan señaló, en una entrevista en la televisión turca, que “En este momento, Siria se dirige hacia una guerra sectaria. Este es el peligro al que nos enfrentamos.” Este diagnóstico es compartido con Al-Assad quien agregó que "En un futuro próximo, estos terroristas tendrán un impacto sobre Turquía y Turquía pagará un alto precio por ello (…) Antes de la crisis, Erdogan no había mencionado las reformas y la democracia, nunca estuvo interesado en estos temas. Erdogan sólo quería que la Hermandad Musulmana volviese a Siria, ese era su objetivo principal y central." En la entrevista, Al-Assad también dijo que no veía una relación entre el proceso de Ginebra 2 y la entrega de las armas químicas ya que “Ginebra 2 se trata propio proceso político interno de Siria y que los países vecinos suspendan los envíos de armas y el apoyo financiero a los terroristas.”
Los enfrentamientos entre el Ejército Libre de Siria (ELS) y el ISIS se iniciaron con la fuga de los líderes del ISIS de la prisión de Abu Ghraib en Irak, los cuales transmitieron sus inquietudes a los combatientes más radicales del ISIS sobre una posible repetición de lo que sucedió con el ejército Sahwa -que luchó contra ellos en Irak- y por eso el ISIS busca acabar con cualquier grupo cercano al ELS. Un portavoz del Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS), acusó a la Brigada Tormenta del Norte de atacar primero y dijo que el grupo rebelde había llegado a un acuerdo con el Senador John McCain (R) durante su breve visita a Siria este año para luchar contra el ISIS "y expulsar a los muyahidines". Pero un comandante de Tormenta del Norte, contactado por teléfono, dijo que desde que asumió el control de Azaz, el ISIS había atacado las bases de su grupo en los pueblos cercanos y que sus combatientes estaban disparando hacia atrás con ametralladoras pesadas destinadas a los aviones hacia abajo .
Turquía tiene 900 km de frontera compartida con Siria y cuenta con el segundo ejército más grande de la OTAN, además de ser uno de los críticos más duros del régimen sirio y un firme partidario de la oposición. Este apoyo a los grupos rebeldes propició que sus fronteras fuesen un espacio de intercambio de materiales y combatientes rebeldes, al punto de ser uno de los principales accesos para los equipos bélicos que llegaban desde el Golfo; pero junto con las armas comenzaron a colarse elementos salafistas-yihadistas que ahora suponen una amenaza no solo para Siria sino también para Turquía.
El mes pasado, cuando el ISIS se apoderó de Azaz -a 5 km de la frontera con Turquía- desplazando a los rebeldes nacionalistas, la situación cambió para Ankara y la dinámica del conflicto sugiere un enfrentamiento triangular: régimen vs rebeldes moderados vs rebeldes yihadistas.
Bab Al-Salam es el primer paso fronterizo entre Turquía y el “emirato islámico de Abu Bakr Al-Baghdadi”. Abu Abdulrahman Al-Kuwaiti, es el emir de Azaz para el ISIS luego que triunfó la operación militar que comenzó el 2 de octubre contra la Brigada Tormenta del Norte; las fronteras del emirato que pretende establecer el ISIS se dibujan hasta Raqqa, campo de Idlib hasta el cruce estratégico de Siria con Turquía. Esto sucedió luego que pasó el plazo de 48 horas que el ISIS le dio los combatientes de la Brigada Tormenta del Norte para abandonar las armas y unos 40 combatientes depusieron sus armas antes de la fecha límite, después que el ISIS tomó algunas de sus mujeres como rehenes.
El ISIS ha acelerado sus operaciones para adelantarse a los avances occidentales o turco en la región y en previsión de la Conferencia de Ginebra 2, que podría conducir a algunas de las facciones de la oposición siria a unirse a la alianza en su contra, en base a los llamados de Rusia y EE.UU. para la formación de un nuevo "ejército nacional de oposición”. En este contexto, una fuente de seguridad libanesa dijo que había jugado un papel clave en garantizar la seguridad a los representantes de la oposición siria que se reunieron en Beirut, con Ali Mamlouk –Jefe de Seguridad Nacional de Siria- hace un mes y medio. Esas negociaciones dieron lugar a entendimientos sobre neutralizar o desarmar algunas de las brigadas del ELS y que esos miembros regresen a la vida civil. Esta reunión fue forzada por la fuerte presencia del ISIS y el peligro que supone para ambas partes en Siria.
Durante los últimos días, Liwa Al-Islam anunció que había llegado a un acuerdo con 50 grupos yihadistas que se unieron bajo el paraguas del "Ejército del Islam" -liderado por Zahran Alloush- en contra del ISIS y que lucharán por el control de las zonas que el ELS se ha retirado. Es poco probable que el Ejército del Islam haga grandes cambios en el equilibrio de poder en las regiones controladas por el régimen, especialmente en Ghouta; el anuncio no sugiere la aparición de nuevos grupos que compiten con el ELS -ya que los 50 grupos solían trabajar con Liwa Al-Islam-, en todo caso este anuncio ha minado las operaciones en Damasco ya que muchas fuerzas políticas se han retirado de ella y se detuvo en coordinación de Liwa Al-Islam con otras brigadas.
El problema de la oposición es que Al-Assad está utilizando eficazmente los grupos pro Al-Qaeda contra el ELS en los lugares donde su ejército no tiene la capacidad de luchar, así los enfrentamientos internos entre los rebeldes le facilitan la vida a Al-Assad. Y aquí se produce una doble ambigüedad: por un lado no sería descabellado que muchos Estados -incluso enemigos del régimen sirio- comiencen a ver el ejército sirio como la única fuerza que en última instancia pueda derrotar a los yihadistas; y por otro lado EE.UU. no supo interpretar las señales desde el principio y, en vez de armar a los rebeldes sirios -cuando estaba haciendo avances sustanciales- generó un vacío de poder que fue llenado por los yihadistas.
El dato que preocupa: el ISIS no solo combate contra el régimen sirio y los rebeldes nacionalistas, sino que también ha comenzado a “limpiar” las zonas cristianas. El año pasado en Ras Al-Ayn, cerca de la frontera con Turquía, se vieron banderas del ISIS encima de la iglesia armenia local y esa misma situación se repitió en la iglesia cristiana de Raqqa, días atrás. Los combates en Ma’loula -donde todavía se habla en arameo, la lengua de Jesús- fueron seguidos de profanaciones a iglesias católicas, armenias y griegas junto a los santuarios y mezquitas chiitas. Cada vez más, Medio Oriente pierde a los cristianos.
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