La televisión estatal siria informó que el Gral. Jameh Jameh fue asesinado mientras estaba de servicio en el Este de Siria. Jameh era el Jefe de la Dirección de Inteligencia Militar en la provincia de Deir el-Zor y desempeñó un papel importante en Líbano cuando Siria ocupaba su vecino; se sabe que fue asesinado por los rebeldes en la capital de la provincia que lleva el mismo nombre, pero no hay más detalles.
El vice primer ministro de Siria, Qadri Jamil, reflotó las conversaciones de paz y propuso como posibles fechas del 23 al 24 de noviembre como posibles fechas para las conversaciones, aunque no hay acuerdo sobre las reglas del juego para las negociaciones y la Coalición Nacional Siria (CNS), el principal grupo de oposición respaldado por Occidente, no ha decidido si va a asistir. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, dijo ayer que los esfuerzos se están intensificando para tratar de sostener una reunión en Ginebra a mediados de noviembre, pero no dio fechas concretas y no está claro si el programa proporcionado por Jamil ha sido acordado por alguna de las partes.
Jamil ha realizado varias visitas a Rusia durante el conflicto y sostuvo que se necesitaba la conferencia debido a que "todo el mundo está en un callejón sin salida, un callejón sin salida política y militar (…) Ginebra es una salida para todo el mundo: EE.UU., Rusia, el régimen sirio y la oposición. El que se dé cuenta primero se beneficiará sobre cualquiera que no se dé cuenta y quede al margen del proceso político." Alexander Lukashevich, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, no quiso confirmar o negar que las fechas se estaban considerando, aunque la agencia de noticias RIA Novosti de Rusia, dijo que “la conferencia se llevará a cabo el 23 y 24 de noviembre."
Jamil dijo que la conferencia de Ginebra 2 tendría como objetivo “establecer un gobierno que representa a los lados básicas del gobierno y la oposición (…) La conferencia internacional sobre Siria significa detener la intervención extranjera, la violencia e iniciar el trabajo político a través del diálogo y la reconciliación.
Esta es la primera sugerencia pública sobre una fecha y refleja el ritmo acelerado de la diplomacia desde que Moscú y Washington negociaron el acuerdo con el gobierno sirio para desmantelar sus arsenales de armas químicas. Pero la cuestión relativa a qué países y facciones asistirían se mantiene en gran medida sin respuesta y la lucha continúa sin resultados claros a la vista; no hubo una confirmación inmediata de los otros protagonistas del conflicto y Ahmad Al-Jarba -presidente de la Coalición Nacional de Siria (CNS)- dijo que estaba dispuesto a participar en nuevas negociaciones de paz, pero quería garantías de un "calendario claro" para el logro de resultados y no "un proceso abierto de diálogo con el régimen." Al-Jarba sufrió dos duros golpes, uno el mes pasado cuando una docena de grupos rebeldes islámicos del Norte de Siria repudiaron sus lazos con la CNS y establecieron una nueva alianza, y el segundo fue la semana pasada cuando los grupos rebeldes del Sur retiraron su apoyo militar y político a la CNS.
La oposición siria está a punto de ser calificada de obstruccionista, en los esfuerzos para negociar el fin a la guerra civil en Siria, ahora que el régimen de Al-Assad ha expresado su apoyo a las negociaciones de paz en noviembre. La CNS es consciente de que corre el riesgo de socavar más aún su legitimidad y relevancia –que ya es débil por la acción de los grupos yihadistas- si parece aceptar la continuidad de Al-Assad al negociar con sus representantes. Pero la negativa será mucho más arriesgada, ya que le daría al presidente sirio la razón cuando sostiene que “la oposición no tiene voluntad de paz." El punto es que ni la CNS ni el Comando militar del Gral. Idriss tienen una fuerza militar que incline la balanza como la que poseen los rebeldes yihadistas; su ventaja comparativa proviene del papel de los políticos que exigiendo negociaciones -sin los cuales es difícil ver qué papel puede desempeñar la CNS- más allá de hacer declaraciones desde el exterior de Siria.
La CNS y los demás grupos políticos de la oposición, que operan fuera de Siria están desconectados de la lucha real, y la ruptura entre los “internos y externos” es más una cuestión formal que de hecho, ya que en la práctica los opositores en el exterior nunca representaron a la sociedad siria; en todo caso, representan a los países occidentales y árabes con intereses en Siria. Los rebeldes tampoco están unificados, más del objetivo de derrocar al régimen sirio, por el contrario están más fragmentados que la oposición política y algunos tienen ideas radicales como la instalación de la ley islámica o la fusión de Siria con la porción sunita de Irak.
La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que EE.UU. estaba persuadiendo al CNS a que participe en la conferencia de Ginebra 2; pero George Sabra, presidente del Consejo Nacional Sirio, adelantó que era imposible llevar a cabo las negociaciones dado el sufrimiento de las personas en el terreno. El Secretario de Estado, John Kerry, dijo tras reunirse en Londres con el enviado especial de ONU-Liga Árabe, Lakhdar Brahimi, que era "urgente fijar una fecha (…) Por nuestra parte, EE.UU. está profundamente comprometido en tratar de establecer una fecha muy pronto."
La pregunta es ¿Quién negociará con el gobierno sirio? ¿Los rebeldes del ISIS, los rebeldes del ELS, los opositores disidentes del CNS? Por el momento, quienes tienen el poder no tienen interés en sentarse a negociar y los que no tienen poder, luchan por ser reconocidos por alguno de los grupos de poder.
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