Los activistas de la oposición siria sostuvieron una conferencia en Turquía el miércoles para discutir las formas de un cambio de régimen en su país y elaborar una "hoja de ruta" para una transición pacífica. Más de 300 disidentes, en su mayoría exiliados que representa la oposición y diversos grupos étnicos, se reunieron en un hotel en la localidad mediterránea de Antalya, un día después de que el presidente Bashar Al-Assad, decretó una amnistía para los presos políticos -incluidos los miembros de la Hermandad Musulmana- que se desestimó por insuficiente.
La reunión se prevé que terminará el viernes con una declaración conjunta.
Los organizadores dijeron que su propósito era elaborar una hoja de ruta para una transición pacífica y democrática en Siria. La reunión "Conferencia para el Cambio en Siria" de tres días se abrió con el himno nacional sirio y un minuto de silencio por "los mártires" muertos en la represión de las protestas callejeras.
La reunión se prevé que terminará el viernes con una declaración conjunta.
Los organizadores dijeron que su propósito era elaborar una hoja de ruta para una transición pacífica y democrática en Siria. La reunión "Conferencia para el Cambio en Siria" de tres días se abrió con el himno nacional sirio y un minuto de silencio por "los mártires" muertos en la represión de las protestas callejeras.
El jefe de la delegación de la Hermandad Musulmana en Antalya, Melhem al-Durubi, rechazó la medida e insistió a Al-Assad a irse. "Este anuncio es demasiado poco y demasiado tarde. Al-Assad mismo debe conceder la amnistía porque mató a su pueblo. Simplemente debe irse, además debe ser juzgado por sus crímenes."
Una de las áreas de acuerdo, entre los 200 miembros de la oposición, es necesidad de la asistencia para mejorar el apoyo logístico a los manifestantes callejeros y la necesidad de una mayor presión diplomática internacional en apoyo para que eventualmente pudiese derrocar al régimen. Pero no hubo consenso sobre un proceso político para empezar a planear para la transición de los regímenes autoritarios de Assad.
Una de las prioridades más importantes de la conferencia es llegar a un consenso para la salida de Al-Assad, un objetivo que todos estén de acuerdo. La mayoría de los delegados parecen depositar sus esperanzas en una división dentro del ejército, pero no saben cómo lograrlo. Los activistas en Siria pusieron en duda, en un primer momento que algunos de los exiliados en la oposición estuviesen a favor de negociaciones con Al-Assad, algo que los manifestantes rechazaron hace tiempo.
Varios activistas jóvenes dijeron que casi se retiraron de la conferencia la noche del martes, debido a que no fueron consultados sobre la formación de un comité de 31 personas, para dirigir finalmente la aplicación de una estrategia de apoyo para el movimiento de protesta. Pero otros dijeron que era suficiente que los activistas de oposición fuesen a una reunión cara a cara por primera vez –desde que inició el levantamiento- para al menos conocerse; aunque es compleja la situación de los activistas que viajaron desde Siria que ahora están en riesgo de exilio permanente.
Una escena complicada se desarrolló entre los kurdos y los miembros de los exiliados de la Hermandad Musulmana. Entre los 65 representantes kurdos -el mayor distrito electoral contra el régimen- mientras que la Hermandad de Siria, cuenta con cerca de 40 representantes, hacen pensar en una posible rivalidad a la hora de elaborar una estrategia común. Y este dato pone en riesgo una mayor coordinación, si tenemos en cuenta que sobre 200 representantes, más de la mitad son kurdos y musulmanes radicales.
Resulta evidente, hasta el momento que la heterogeneidad de las partes en la reunión suponen una división de intereses y objetivos –más allá de la meta compartida de derrocar al régimen ba´athista- que compromete la posibilidad de una agenda en común. La fuerte división de en dos grupos, por un lado los tradicionales –como los kurdos, Hermandad y los antiguos opositores-, y por el otro los jóvenes que han iniciado las manifestaciones y son los que realmente promueven los cambios de fondo.
Esta división interna, en cuanto al enfoque, hace que el régimen sirio no tome en serio a esta reunión; la oposición podrá ser políticamente inmadura pero la determinación es fuerte y difícilmente será disuelta en el corto y mediano plazo por el régimen de Al-Assad.
Una de las áreas de acuerdo, entre los 200 miembros de la oposición, es necesidad de la asistencia para mejorar el apoyo logístico a los manifestantes callejeros y la necesidad de una mayor presión diplomática internacional en apoyo para que eventualmente pudiese derrocar al régimen. Pero no hubo consenso sobre un proceso político para empezar a planear para la transición de los regímenes autoritarios de Assad.
Una de las prioridades más importantes de la conferencia es llegar a un consenso para la salida de Al-Assad, un objetivo que todos estén de acuerdo. La mayoría de los delegados parecen depositar sus esperanzas en una división dentro del ejército, pero no saben cómo lograrlo. Los activistas en Siria pusieron en duda, en un primer momento que algunos de los exiliados en la oposición estuviesen a favor de negociaciones con Al-Assad, algo que los manifestantes rechazaron hace tiempo.
Varios activistas jóvenes dijeron que casi se retiraron de la conferencia la noche del martes, debido a que no fueron consultados sobre la formación de un comité de 31 personas, para dirigir finalmente la aplicación de una estrategia de apoyo para el movimiento de protesta. Pero otros dijeron que era suficiente que los activistas de oposición fuesen a una reunión cara a cara por primera vez –desde que inició el levantamiento- para al menos conocerse; aunque es compleja la situación de los activistas que viajaron desde Siria que ahora están en riesgo de exilio permanente.
Una escena complicada se desarrolló entre los kurdos y los miembros de los exiliados de la Hermandad Musulmana. Entre los 65 representantes kurdos -el mayor distrito electoral contra el régimen- mientras que la Hermandad de Siria, cuenta con cerca de 40 representantes, hacen pensar en una posible rivalidad a la hora de elaborar una estrategia común. Y este dato pone en riesgo una mayor coordinación, si tenemos en cuenta que sobre 200 representantes, más de la mitad son kurdos y musulmanes radicales.
Resulta evidente, hasta el momento que la heterogeneidad de las partes en la reunión suponen una división de intereses y objetivos –más allá de la meta compartida de derrocar al régimen ba´athista- que compromete la posibilidad de una agenda en común. La fuerte división de en dos grupos, por un lado los tradicionales –como los kurdos, Hermandad y los antiguos opositores-, y por el otro los jóvenes que han iniciado las manifestaciones y son los que realmente promueven los cambios de fondo.
Esta división interna, en cuanto al enfoque, hace que el régimen sirio no tome en serio a esta reunión; la oposición podrá ser políticamente inmadura pero la determinación es fuerte y difícilmente será disuelta en el corto y mediano plazo por el régimen de Al-Assad.
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