miércoles, 22 de junio de 2011

Siria advierte sobre la intervención externa



El Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, señaló que el presidente sirio Bashar Al-Assad se está quedando sin credibilidad debido a que la situación continúa de igual manera y teniendo en cuenta el tiempo ya transcurrido. Ban tomó de manera positiva al anuncio de Al-Assad sobre una amnistía general, la promesa de reformas y el llamado al diálogo nacional; sin embargo agregó que las medidas que tome Al-Assad deberán conducir a un diálogo incluyente.

Ban estimó que el Consejo podría llegar a opinar sobre la cuestión de Siria siempre y cuando el Consejo de Seguridad tomase una decisión para el futuro curso de acción -de forma unificada- sería muy útil y agregó que había estado hablando con los miembros del Consejo individualmente.

Gran Bretaña y Francia han impulsado un proyecto de resolución dentro del Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar una resolución que condena la violencia, pero Rusia y China han sugerido que podrían usar sus poderes de veto para bloquearla.

Algunos miembros del Consejo -Sudáfrica, Brasil e India- tampoco están de acuerdo con el proyecto de resolución; Líbano es el único miembro árabe del Consejo y también se opone a la iniciativa propiciada por los europeos y norteamericanos. El proyecto de resolución si bien no imponer sanciones a Siria, si condena al país por la represión y sugiere que las fuerzas de seguridad sirias podrían ser culpables de crímenes contra la humanidad lo que dejaría al régimen sirio al borde de la intervención.

El Ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Muallem, una conferencia de prensa en Damasco rechazó enérgicamente cualquier intervención extranjera en su ofensiva las revueltas a favor de reformas democráticas y señaló a su ex potencia colonial, Francia, como el principal miembro que presiona al resto del Consejo de Seguridad para actuar.

Si bien no acusado directamente a Turquía de la intromisión, Muallem dio a entender que Ankara ha pedido reformas democráticas en Siria y está organizando a miles de fugitivos de la represión del gobierno y le solicitó a Europa que dejase de interferir en los asuntos de Siria y finalizar con sus planes en contra de Siria. Las sanciones contra Siria adoptada por el bloque de 27 naciones son consideradas por Siria como eran equivalentes a una guerra económica.

El canciller francés, Alain Juppé, consideró que Al-Assad había alcanzado "un punto de no retorno" y estimó que no hay posibilidades que él cambie sus actitudes y se comprometa con un proceso de reformas. Los ministros europeos acordaron reforzar las sanciones a Al-Assad, y ponen en duda una nueva oferta de cambio y exigieron una reforma o un paso al costado; también los Ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea protestaron airadamente la acción a las Naciones Unidas y criticaron duramente la oposición de Rusia.

Mientras la UE y EE.UU. no logren que el Consejo de Seguridad apruebe una medida similar a la aplicada contra Libia, las sanciones unilaterales parecen marcar el camino de la política exterior hacia el régimen de Damasco. Por ello las nuevas sanciones europeas destinadas a militares de alto rango, funcionarios del gobierno, y ahora contra cuatro empresas sirias vinculadas a las fuerzas armadas del país preocupan a los funcionarios sirios -dada su proximidad siria y los estrechos vínculos económicos- pero también acercan a Damasco a la influencia de Teherán y Moscú, efectos no deseados por los europeos y norteamericanos.

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