martes, 21 de junio de 2011

Rusia y su apoyo a Siria


El Primer Ministro ruso, Vladimir Putin, dijo que se opone a cualquier intervención extranjera en el conflicto de Siria sobre la base de que tal acción ofrecido "ninguna posibilidad". Putin hizo estas declaraciones en Francia, en el segundo día de una visita de dos días destinada a exhibir la profundización de los lazos comerciales entre Moscú y París.

Concretamente, Putin señaló que la presión política internacional sobre las autoridades sirias, para acabar con el derramamiento de sangre y resolver los problemas internos del país, es la solución y no por ello Rusia no apoya la utilización de sanciones e intervenciones a las que calificó de instrumentos políticos de 40 años, Putin consideró que los acontecimientos en algunos países del norte de África y Oriente Medio muestran que la situación no mejora cuando alguien de fuera trata de tener el control.

En un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, se expresa la satisfacción por el anuncio del presidente sirio Bashar Al-Assad sobre el curso irreversible hacia la aplicación de profundas reformas políticas y económicas –en referencia al discurso televisado del presidente sirio- al que Moscú calificó como "un paso importante y positivo, dirigido a la elaboración de directrices para actualizar la estructura democrática de Siria." La Cancillería rusa hizo especial hincapié en la propuesta de Al-Assad respecto de un amplio diálogo con los representantes de todos los segmentos de la población.

El canciller ruso, Sergei Lavrov, dijo que Moscú hizo un llamamiento a la oposición de Siria a negociar con las autoridades gobernantes; representantes de la oposición siria visitarán el 27 de junio a Moscú para mantener conversaciones. Esta invitación está en duda debido a las recientes afirmaciones de la oposición siria que no iba a sostener conversaciones con el gobierno.

Putin llegó a París el lunes por la noche en una visita dentro del marco del buen momento de las relaciones bilaterales, a las que el diario Le Fígaro calificó de "luna de miel" en las relaciones franco-rusas.

La semana pasada, Rusia anunció que la compra de dos buques de guerra tipo Mistral a Francia por u$s 1.700 millones, con la posibilidad de producir otros dos en astilleros de Rusia bajo la supervisión de francesa; el acuerdo, que dará acceso a Francia en Rusia, supondrá un avance en la tecnología militar naval rusa. Fillon dijo que el acuerdo era una importante decisión estratégica, que ha demostrado Rusia y Francia conoce la Guerra Fría había terminado.

Francia es el quinto inversionista en Rusia y está involucrada en una serie de proyectos de infraestructura y tecnología que van desde el avión de pasajeros Sukhoi Superjet 100 regional -que se muestra esta semana en el Salón Aeronáutico de París- al proyecto de gasoducto Nord Stream, que unirá Rusia y la Unión Europea a través del Mar Báltico. Por otro lado, ambos países también cooperarán en el ámbito de la energía nuclear.

Sin embargo, las divergencias de política exterior entre los dos países, ejemplificada con los casos de Libia y Siria, son evidentes.

Angela Merkel -la Canciller alemana- luego de haberse reunido con el presidente francés Sarkozy, manifestó la intensión de Francia y Alemania para seguir adelante con una resolución de Siria en el Consejo de Seguridad que sancione al régimen sirio por el uso de la fuerza de manera indiscriminada contra la población. Al preguntársele sobre la posición de Rusia en el Consejo de Seguridad, Merkel dijo que los representantes alemanes y franceses discutirán la situación con sus homólogos rusos ya que el uso de la violencia contra las personas es inaceptable.

La situación no es tan simple desde la visión rusa. Solo en el escenario libio se estima que el complejo industrial militar ruso podría perder hasta u$s 4.000 millones una vez que la comunidad internacional introduzca la totalidad de sanciones contra Libia y el suministro de armas al régimen de Gadafi se convierta en ilegal.

Los acuerdos ya firmados de armas entre Moscú y Trípoli, asciende a $ 2 mil millones, mientras trata de otro $ 1800 millones se encuentran en la etapa final de preparación. En enero de 2010 ambas partes habían acordaron el suministro de armas portátiles rusas, seis entrenadores Yak-130 operativos y vehículos blindados por unos u$s 1.300 millones; se esperaba también que Libia fuese el primer Estado en contar con aviones de combate Su-35 –el contrato estipulaba 15 aviones por u$s 800 millones-.

Rusia y Libia, la cooperación en la esfera militar se basa también en el mantenimiento de cientos de aviones de combate de fabricación soviética y miles de vehículos blindados, los complejos de defensa aérea y buques de la Armada. El ministro de Defensa, Anatoly Serdyukov, no ha ocultado que la situación de inestabilidad en el Medio Oriente podría afectar las exportaciones militares de Rusia y expresó su deseo de que los contratos ya firmados ser completado en su totalidad.

Rusia también cuenta con el mercado sirio, si bien más modesto, para colocar sus sistemas de armas en especial los relacionados con la defensa anti aérea. Pero Moscú también cuenta con siria para expandir su influencia estratégica pos Guerra Fría, hacia el Mediterráneo y para ello cuenta con el puerto de Latakia -en remodelaciones supervisadas por los rusos- para albergar allí su flota.

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