lunes, 30 de enero de 2012

Día clave mañana para Siria en el Consejo de Seguridad


La Liga Árabe dijo el sábado que había suspendido su misión de observación en Siria debido al "deterioro crítico de la situación", al tiempo que las fuerzas de seguridad luchaban contra los rebeldes en tres suburbios a las afueras de Damasco. El Secretario General de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, dijo en un comunicado que "Dado el deterioro crítico de la situación en Siria y el uso continuo de la violencia, se ha decidido a detener inmediatamente el trabajo de la misión de la Liga Árabe de Siria en espera de la presentación del tema al Consejo de la Liga.

Los combatientes rebeldes del Ejercito Libre Sirio (ELS) continuaban enfrentándose a las fuerzas del gobierno ahora en los barrios a las puertas de Damasco, a pesar de los despliegues de las fuerzas sirias -en los suburbios del este de Damasco durante el domingo- con tropas, tanques y vehículos armados que fueron enviados para aplastar a los bastiones de la rebelión. Un video amateur publicado en Internet sustenta a otros informes previos que hablaban de nuevos combates en Homs -el mayor foco insurgente- que ha sido el lugar de batallas repetidas entre rebeldes y las fuerzas leales al presidente Al-Assad; la agencia de noticias oficial de Siria, SANA, no dijo informó de los combates en Homs, pero si dijo que un gasoducto en la zona fue volado por un grupo terrorista no identificado.

Mientras la situación en Siria se vuelve cada vez más inestable y todo parece indicar que se encamina a una guerra civil, la actividad diplomática ha retomado su actividad en el seno de Naciones Unidas. Nabil Elaraby llegó a Nueva York el domingo con la esperanza de ganar el apoyo del Consejo de Seguridad para su plan orientado para acabar con la violencia en Siria y que se basa en el alejamiento del presidente Bashar Al-Assad de su cargo; Elaraby informará al Consejo de Seguridad el martes, pero ya se sabe que la iniciativa árabe -respaldada por los países occidentales- se enfrenta a la resistencia de Rusia y China, dos de los cinco miembros permanentes del Consejo con poder de veto.

Los ministros de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña y Francia encabezarán un nuevo impulso mañana ante el Consejo de Seguridad,para tomar medidas contra la represión en Siria. El canciller francés, Alain Juppé y de su par británico, William Hague, fueron a presionar al Consejo a adoptar una resolución sobre Siria; la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que el Consejo "debe actuar" en Siria para acabar con el presidente Bashar Al-Assad y los ataques violentos y brutales contra los manifestantes.

Todavía no se conoce la postura de los nuevos miembros no permanentes del Consejo de Seguridad -Marruecos, Togo, Guatemala Pakistán y Azerbaiyán- que asumieron a principios de este mes, pero el retiro de Brasil -uno de los países que resistió la intervención en Siria- y el creciente convencimiento que de la necesidad de una resolución para detener las matanzas en Siria hacen que el resultado sea imprevisible.

El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso señaló que Siria se ha comprometido a participar en conversaciones mediadas por Moscú, que se ha ofrecido como anfitrión de las conversaciones en un esfuerzo para poner fin a la violencia en el país árabe. La oferta de Rusia, de mediar en las negociaciones, puede ser un intento de reforzar sus argumentos en contra del proyecto de resolución apoyado por países occidentales en el Consejo de Seguridad que pide al presidente Al-Assad que ceda el poder a un interino.

Abdel Baset Seda, un alto miembro del Consejo Nacional Sirio (CNS), señalo que no había recibido ninguna invitación formal para asistir a las conversaciones con las autoridades de Siria en Rusia. Seda también manifestó la negativa de su partido sobre dialogar con el régimen sirio y ratificó la postura de gran parte de la oposición que rechaza cualquier instancia que no sea precedida de la renuncia del presidente como paso inicial.

Aunque pocos esperan que Rusia apoye la resolución, funcionarios occidentales tienen la esperanza que Moscú se abstenga –y no utilice el veto- lo que permitiría la aprobación de la resolución; la cuestión radica sobre cuántos cambios más deberán ser introducidos en el proyecto de resolución para asegurar este resultado. Se espera que Rusia insistiese, al menos, en la redacción del proyecto que de forma explícita llama a Al-Assad a transferir el poder a su vice, así como la venta de armas a Siria.

La presión al régimen sirio no solamente proviene del Consejo de Seguridad sino que se encuentra al borde mismo de Damasco. Los combates disminuyeron durante la noche en las áreas cercanas a los suburbios de Damasco y las tropas del ejército extendieron su control a la zona de onterizas Ghouta. El hecho significativo no es la victoria del ejercito sirio sino la capacidad del ELS para enfrentarse con las fuerzas de seguridad y mantenerlos en jaque durante varios días; el ELS es la primera organización que enfrenta al régimen en 11 años y su expansión ha sido vertiginosa a lo largo de pocos meses.

Pero estas no son las únicas malas noticias para el presidente Al-Assad. Existe evidencia que algunas unidades del ELS han logrado obtener sistemas relativamente avanzados rusos de misiles anti-tanque para ser operados por las unidades rebeldes de primera línea. En las últimas semanas, varias unidades del ELS han organizado un creciente número de operaciones ofensivas –con ataques y tácticas de guerrilla- en un intento por agotar a las fuerzas regulares y fomentar nuevas deserciones que debilitarían al régimen. El foco de los ataques ahora son los depósitos de armas, los buses que llevan refuerzos de tropas y los milicianos Shabiha –fuerza paramilitar de la secta alawita- minoría que constituye la columna vertebral del régimen de Assad; el ELS aun no ha recibido dinero, armas, mando y control de los medios y asesoramiento operacional y táctico desde la comunidad internacional.

Se estima que hay alrededor de 37 batallones del ELS, de los cuales 17 a 23 sostienen actividades militares, mientras que las filas serían compuestas por unos 40.000 combatientes, aunque otras fuentes sitúan la cifra entre 4.000 a 7.000.

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