miércoles, 18 de enero de 2012

La lucha en Siria se encuentra en un callejón sin salida


Siria puede dejar que los monitores árabes se queden en el país después que su misión expire el jueves, pero los opositores del presidente Bashar Al-Assad dicen que el Consejo de Seguridad debe intervenir para poner fin a la violencia. Una fuente de la Liga Árabe dijo que Damasco acepta una prórroga de un mes a la misión de vigilancia, pero no la ampliación de su mandato; los grupos críticos del régimen dicen que los observadores sólo han proporcionado a Al--Assad una cobertura diplomática y más tiempo para aplastar a sus oponentes.

Los Ministros de Relaciones Exteriores árabes, que deberán evaluar el siguiente paso esta semana, están divididos sobre cómo manejar Siria mientras que el Consejo de Seguridad, que no ha adoptado ninguna posición. El presidente Barack Obama, después de reunirse con el rey Abdullah II de Jordania en Washington, ha vuelto hacer un llamado para un cambio de gobierno diciendo que el nivel de violencia en Siria era inaceptable; la semana pasada la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, se reunió con el Primer Ministro qatarí, Sheikh Hamad bin Khalifa al-Thani, y todo parece indicar que se prepara un movimiento importante.

El comandante rebelde del Ejército Libre Sirio (ELS), Riad Al-Assad, solicitó la intervención internacional para reemplazar la misión de observadores de la Liga ya que si bien “respetamos y apreciamos a nuestros hermanos árabes por sus esfuerzos la Liga Árabe y sus monitores han fracasado en su misión y creemos que son incapaces de mejorar las condiciones en Siria o resistirse a este régimen. Por eso hacemos un llamado a ellos sobre la cuestión sea remitida al Consejo de Seguridad de la ONU y pedimos que la comunidad internacional intervenga".

La Liga podría pedir al Consejo de Seguridad que actúe, pero hasta ahora Rusia y China han vetado los proyectos de resoluciones que dispongan una intervención armada en Siria.

Rusia ha hecho circular esta semana su propio proyecto de resolución que crítica ambos lados en el levantamiento, pero el Consejo de Seguridad no ha sido capaz de acordar una resolución sobre Siria desde que comenzó el levantamiento y en octubre de 2011, Rusia y China vetaron un proyecto que condenaba los ataques contra los manifestantes y las amenazas. El canciller ruso, Sergei Lavrov, dijo que Rusia no sería capaz de evitar la intervención militar, pero que si vetaría cualquier resolución en el Consejo de Seguridad que lo autorice.

China, por su parte defendió la misión de observadores de la Liga Árabe argumentando que "la situación de seguridad de las principales áreas ha mejorado" desde que llegaron al terreno; Liu Weimin, el portavoz de la cancillería china, señaló que China llama a todas las partes en Siria a cooperar plenamente con la Liga Árabe en sus esfuerzos de mediación y China apoya la solución de la cuestión de Siria en el marco de la Liga Árabe.

Diplomáticos occidentales aducen que el proyecto de resolución ruso entregado al Consejo el lunes no deja en claro si Moscú aceptará un lenguaje más duro, exigido por Occidente; el Viceministro de Relaciones Exteriores francés, Romain Nadal, describió al último borrador de Moscú como decepcionante ya que después de un mes de silencio el texto presentado por Rusia está muy lejos de responder a la realidad en Siria.

Lo cierto es que pocas potencias occidentales están dispuestas a una acción militar como sucedió en Libia -ya que además de los costos económicos- Siria se encuentra en el centro del Oriente Medio en una zona propensa a los conflictos y limita con Líbano, Turquía, Jordania, Irak e Israel, además es aliado de Irán y de Hezbollah. Estas implicancias geopolíticas alteran drásticamente la ecuación de una intervención y la vuelven incierta sobre sus verdaderos logros, además no garantizaría que la sociedad siria estaría mejor ya que no hay una oposición lo suficientemente unificada para hacerse cargo del poder con apoyo popular.

Un dato que llama a la reflexión es la frágil tregua acordada en Zabadani, cerca de la frontera con Líbano; las tropas habían atacado la ciudad apoyadas por tanques atacaron en la mayor ofensiva militar contra los insurgentes desde los monitores árabes llegaron al país y aunque el ejército sigue en la zona se acordó que las fuerzas de seguridad se retirarían y los rebeldes armados abandonarían las calles y los bloqueos de carreteras. El ejército sirio ya no puede doblegar facilmente a una población como lo hacia semanas atrás, mientras que los rebeldes están dificultando las operaciones en contra de los opositores.

El análisis más lúcido de la actual situación lo hizo Michel Kilo -escritor disidente que pasó seis años encarcelado- al señalar que la lucha en Siria se encontraba en un callejón sin salida, ya que el régimen no puede impedir que la gente proteste y la gente no puede tirar abajo el régimen.

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