martes, 10 de julio de 2012

¿Rusia se aleja de Al-Assad?


El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal grupo de la oposición, dijo que sigue comprometido con sus principios básicos -que incluyen derribar al gobierno del presidente Bashar Al-Assad- momentos antes de empezar una rueda de negociaciones en Moscú; el líder del CNS, Abdulbaset Sieda, viajará mañana a Rusia para sostener conversaciones con los funcionarios rusos luego que ayer Kofi Annan se reunió con Al-Assad en Damasco.

El vicecanciller ruso, Mikhail Bogdanov, dijo que el intento hecho en Ginebra el pasado 30 de junio para salvar el plan de paz internacional de Kofi Annan, debió incluir la participación de países como Irán; Bogdanov añadió que las conversaciones en Rusia se beneficiarían de la presencia de tales aliados sirios, algo a lo que se habían opuesto enérgicamente EE.UU., la UE y países árabes opositores a Al-Assad, como Arabia Saudita.

Rusia parece encaminarse hacia un posicionamiento más determinante dentro de la crisis siria, ya que sumada a la convocatoria de las conversaciones en Moscú, hoy se anunció que una flota de buques de la marina rusa había navegado hacia Mediterráneo y algunos atracarían en el puerto sirio de Tartus. La declaración del Ministerio de Defensa dijo que los barcos habían partido de sus bases del Mar del Norte y Negro y tenían previsto realizar ejercicios de entrenamiento; en la flota del Mar Negro se destacan las naves de desembarco -Filchenkov Nikolai y Kunikov Tsezar- que pueden llevar a los infantes de marina.

La agencia de noticias rusa Interfax citó a una fuente militar no identificada diciendo que un buque escolta, el Smetlivy, dejaría Tartus, para reabastecimiento en tres días -a pesar que hace poco dejó su puerto de origen de Sebastopol, en el Mar Negro-. El otro contingente, está navegando desde la base de Severomorsk en el Océano Ártico -situada en el fiordo de Murmansk- y tardará unos días más en llegar a la zona. Ese convoy incluye tres lanchas más de desembarco de marines escoltado por un buque anti-submarino, el Almirante Chabanenko.

Bogdanov dijo que Rusia no se “estaba aferrando a Al-Assad", sino que estaba en la línea de los principios básicos internacionales que impiden a las naciones más poderosas que puedan decidir en los conflictos internos de los estados más pequeños. Rusia se opuso firmemente a cualquier presión directa sobre el régimen sirio, pero no hizo nada por facilitar un esfuerzo de reconciliación nacional en Siria. Esta postura le ha valido críticas tanto de los países occidentales como de los Estados árabes sunitas, rivales geopolíticos del principal aliado de Siria, el Irán chiita.

Moscú le está enviando una señal a los sirios donde les dice que resuelvan sus asuntos internos con el fin de seguir adelante con la cooperación, y a los países occidentales les indica que Rusia no apoyará el régimen de Al-Assad a cualquier costo.

El buque de carga Alaed -con bandera de Curazao- que partió del puerto ruso de Baltiisk en la provincia de Kaliningrado el 11 de junio, ya está en la costa noroeste de Escocia; se cree que este navío transporta armamento ruso a Siria, de acuerdo a una compañía de seguros inglesa que ha retirado su cobertura de la embarcación. Una fuente cercana a Rosoboronexport, la empresa de armas rusas, dijo la semana pasada que Hillary Clinton podría haberse referido a los helicópteros Mi-25 que fueron enviados a Rusia en 2009 para reparaciones y que están en camino de regreso a Siria, en vez de armas pesadas y municiones.

La decisión de suspender los suministros de armas al régimen sirio tiene un costo financiero bajo para Rusia, debido a ese país apenas podrá cumplir con los contratos vigentes, que rondan los u$s 5000 millones. Siria, hasta ahora sólo ha pagado menos de la mitad de todas las armas que compró a Rusia, y es improbable que sea capaz de permitirse el lujo de pagar aun los contratos existentes; mucho menos posible será afrontar nuevos embarques con el agravante que si los rebeldes ganan y derrocan a Al-Assad, sería poco probable que Rusia recupere algo de los contratos ya ejecutados.

Incluso si Al-Assad sobrevive, su régimen sería demasiado débil y el agotamiento económico no le permitirá gastar dinero en cosas como un avión de entrenamiento jet avanzado o un nuevo sistema de misiles. En cualquier caso, los contratos de armas a Siria son sólo a alrededor del 5% de todas las exportaciones de armas rusas.

En el último mes, los rebeldes han pasado a la clandestinidad en las ciudades sirias, ya que el ejército dejó claro que iba a destruir barrios enteros si encontraba focos de resistencia organizada. Pero con más dinero y armas de los Estados del Golfo Pérsico y Turquía proporcionando las bases y la formación, un creciente número de hombres que huyen del país han engrosado el número de rebeldes armados y entrenados. La salida de las ciudades le ha dado un dolor de cabeza al régimen ya que no tiene suficientes recursos para librar combates en zonas rurales y urbanas al mismo tiempo; esta necesidad fue suplida por las milicias “shabiha”, pero no son suficientes y ahora es arriesgado para las fuerzas de seguridad el traslado de una ciudad a la otra.

Las fuerzas de seguridad no están ganando y sólo se aferran a las grandes ciudades, mientras que los rebeldes están determinados aparentemente en luchar hasta el final y no desean negociar un gobierno de transición con Al-Assad en el poder. Rusia ha leído la realidad y es por ello que realiza las maniobras navales con lanchas de desembarco, ha “reducido” los envíos de armas y ha comenzado a negociar con los opositores a los que veía –al principio del conflicto- como elementos financiados desde el exterior para promover el caos.





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