En lo que ya se ha transformado en una costumbre después de la oración del viernes, los manifestantes irrumpieron en las calles de muchas ciudades y pueblos a lo largo del país. Bajo la consigna “Viernes de la Libertad del 13 de Mayo de 2011" grandes grupos de manifestantes rechazaron las propuestas de reformas políticas impulsadas por el régimen el miércoles de esta semana.
Las consignas de las marchas se centraron en la aplicación de una reforma real y un cese al fuego, también se registraron algunas consignas pedían un cambio de régimen. El orden se mantuvo en parte debido a contactos que Louay al-Husein y otros líderes de la oposición habían mantenido con Buthaina Shabaan –asesora presidencial- para negociar un fin a la crisis; una de las promesas de Shabann habría sido que las fuerzas del gobierno no se disparasen a las protestas del viernes.
Es por ello que, a diferencia de otros viernes, no fueron reportados incidentes con las fuerzas de seguridad y no hay informes sobre las acciones de las tropas en el país a excepción de Daraa y Latakia; la televisión estatal aprovechó para mostrar las plazas y calles en relativa calma.
Otro hecho trascendente fue que el Ministerio del Interior había emitido en la semana un comunicado llamando a los que fueron engañados para participar o cometer actos ilícitos punibles por la ley a entregarse a las autoridades competentes antes del 15 de mayo e informar acerca de saboteadores el paradero de las armas. Una fuente oficial del Ministerio dijo que unas 3.713 personas de diferentes provincias de Siria se entregaron, y agregó que fueron puestos en libertad inmediatamente después de comprometerse a no repetir cualquier acto que atente contra la seguridad de la patria y los ciudadanos.
Las consignas de las marchas se centraron en la aplicación de una reforma real y un cese al fuego, también se registraron algunas consignas pedían un cambio de régimen. El orden se mantuvo en parte debido a contactos que Louay al-Husein y otros líderes de la oposición habían mantenido con Buthaina Shabaan –asesora presidencial- para negociar un fin a la crisis; una de las promesas de Shabann habría sido que las fuerzas del gobierno no se disparasen a las protestas del viernes.
Es por ello que, a diferencia de otros viernes, no fueron reportados incidentes con las fuerzas de seguridad y no hay informes sobre las acciones de las tropas en el país a excepción de Daraa y Latakia; la televisión estatal aprovechó para mostrar las plazas y calles en relativa calma.
Otro hecho trascendente fue que el Ministerio del Interior había emitido en la semana un comunicado llamando a los que fueron engañados para participar o cometer actos ilícitos punibles por la ley a entregarse a las autoridades competentes antes del 15 de mayo e informar acerca de saboteadores el paradero de las armas. Una fuente oficial del Ministerio dijo que unas 3.713 personas de diferentes provincias de Siria se entregaron, y agregó que fueron puestos en libertad inmediatamente después de comprometerse a no repetir cualquier acto que atente contra la seguridad de la patria y los ciudadanos.
Si bien la jornada de protestas del día de hoy transcurrió en calma y no se registraron hechos de violencia, los días previos han estado marcados por serios enfrentamientos -en gran parte del país- entre los manifestantes y el aparato de seguridad del régimen sirio. Esto motivo que el Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas haya elaborado un informe donde se estima que la cantidad de víctimas –desde el inicio de los incidentes- asciende a 850 y son miles los arrestados.
Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado, precisó que se estaba preparando una misión para investigar en el terreno las acusaciones de los manifestantes sobre el uso de francotiradores y munición viva contra civiles desarmados y las denuncias, por parte del gobierno, relativas a policías y soldados asesinados por los activistas.
Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado, precisó que se estaba preparando una misión para investigar en el terreno las acusaciones de los manifestantes sobre el uso de francotiradores y munición viva contra civiles desarmados y las denuncias, por parte del gobierno, relativas a policías y soldados asesinados por los activistas.
Aunque desde las potencias occidentales se ha criticado el accionar del régimen sirio y se han implementado una serie de sanciones, concretamente se está haciendo muy poco para detener la violencia y acercar a las partes a la mesa de negociaciones. El presidente Al-Assad cuenta con el apoyo de China y Rusia que bloquearon una resolución del Consejo de Seguridad que iba a condenar las acciones en Siria y podía dejar la puerta abierta para una intervención internacional similar a la campaña en Libia.
Aunque el régimen sirio no tiene total impunidad para utilizar la fuerza a su libre albedrío, sin lugar a dudas cuenta con una serie de factores a su favor que le permiten disponer de ella para sostenerse en el poder.
Parte de la confianza de Al-Assad proviene de las dubitativas políticas hacia el régimen desde antes de los incidentes por parte de EE.UU. y los europeos sobre el rol sirio en la región. Por otra parte, el desempeño y eficiencia de las FFAA sirias ha desalentado a los funcionarios de EE.UU. sobre la posibilidad de una intervención militar armada –siguiendo el modelo de la operación libia- ya que el precio en vidas aliadas seria alto.
Siria cuenta con la posibilidad de utilizar a Hezbollah, que si bien no responde totalmente al control sirio, Irán no tendría mayores inconvenientes en desplegar a la milicia islámica para combatir contra EE.UU. y aumentar así su popularidad regional. El ejército sirio ha demostrado que, aunque no posea equipos de última generación, dispone de un comando centralizado y subordinado que le ha proporcionado el apoyo necesario al régimen cuando parecía que los manifestantes desbordaban a las fuerzas policiales. Ciertamente Siria no es Libia.
Siria cuenta con la posibilidad de utilizar a Hezbollah, que si bien no responde totalmente al control sirio, Irán no tendría mayores inconvenientes en desplegar a la milicia islámica para combatir contra EE.UU. y aumentar así su popularidad regional. El ejército sirio ha demostrado que, aunque no posea equipos de última generación, dispone de un comando centralizado y subordinado que le ha proporcionado el apoyo necesario al régimen cuando parecía que los manifestantes desbordaban a las fuerzas policiales. Ciertamente Siria no es Libia.
Siria tiene el apoyo de Irán, no es casual que el modelo de resolución de las manifestaciones sirias tenga marcadas coincidencias con los métodos empleados por Teherán para contener a las protestas; Irán también mantiene una alianza con Siria –a pesar de sus altibajos- y ésta actúa como un elemento de disuasión para los decisores militares occidentales que no desean confrontar con Irán en este contexto.
Aunque el régimen sirio no tiene total impunidad para utilizar la fuerza a su libre albedrío, sin lugar a dudas cuenta con una serie de factores a su favor que le permiten disponer de ella para sostenerse en el poder.
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