miércoles, 3 de agosto de 2011

El gobierno de Siria mantiene su ofensiva en Hama



El gobierno sirio lanzó hoy una nueva campaña de bombardeos en la ciudad de Hama, moviendo tanques en la plaza central de la ciudad y corte de los enlaces de telecomunicaciones en la madrugada, en lo que parece ser un empuje final del presidente Al-Assad para desarticular la oposición local y un claro desafío a la creciente presión internacional, en especial de la Unión Europea y EE.UU. que ha reiterado su pedido de cese al fuego en la región.

Hama es el último punto focal en una campaña militar en todo el país lanzó contra las ciudades sublevadas que se inició el domingo antes de Ramadán, y dentro de esta ofensiva, Hama ha demostrado ser un problema particular desde que comenzaron las manifestaciones en marzo de 2011. La invasión de hoy por parte de los militares, al centro de la ciudad, parece marcar el inicio de una campaña de ofensiva total sobre la ciudad en particular con los tanques disparando desde los bordes interiores de la ciudad durante los últimos tres días.

Por su parte, se mantienen las divisiones entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad sobre la redacción de una condena a la represión del presidente Al-Assad en contra de los manifestantes; también subsisten las discrepancias sobre si dicha resolución debe tener un carácter formal o una declaración de menos peso.

Las naciones europeas, que accedieron a cambiar su proyecto de resolución sobre Siria tras la presión de los opositores rusos y chinos, dijeron que se habían hecho progresos. Pero Rusia consideró que todavía faltaba el equilibrio necesario en la nueva versión y su representante en ONU, Vitaly Churkin, estimó que el nuevo texto era perjudicial para los esfuerzos de alejar a Siria del borde de la guerra civil. El segundo día de conversaciones terminó ayer con el envío del texto del proyecto a sus gobiernos nacionales para seguir adelante con una nueva ronda de negociaciones el día miércoles.

La Secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, dijo que Washington está trabajando para avanzar con más sanciones selectivas y explora un abanico más amplio de sanciones que aíslen al régimen de Al-Assad y nieguen ingresos económicos con los que el régimen pueda sostener su brutalidad.

Un grupo de Senadores de EE.UU. le pidió hoy a la administración Obama que impusiese a Siria nuevas sanciones en el sector de la energía, en un intento de frenar la represión del régimen. El senador Mark Kirk (R) presentó la introducción de una legislación para orientar las empresas que inviertan en el sector energético de Siria, la compra de su petróleo o venta de gasolina, al proyecto de Kirk se unieron los senadores demócratas Kirsten Gillibrand y Joseph Lieberman.

Las declaraciones de la Secretaria Clinton parecen estar en sintonía con la postura de los senadores y todo parece indicar que EE.UU. buscará limitar la capacidad de financiamiento del régimen sirio a través de sanciones al sector petrolero, que si bien no es importante en cuanto a su volumen de producción, es una fuente de ingresos considerable para el gobierno sirio. Por otro lado, Clinton ha mantenido reuniones con miembros de la oposición siria en Washington y en una audiencia del Senado el embajador americano en Damasco –Robert Ford- dijo ayer que la oposición siria necesita identificar los pasos para una transición ordenada.

La administración Obama ha sido muy cautelosa respecto si el presidente Al-Assad se queda y ha puesto esa opción en el pueblo sirio, para que decida finalmente su propio destino. El tema es que, dentro de este escenario de incertidumbre donde no se conocen los límites de mayorías y minorías, no hay forma de saber con qué apoyo cuenta realmente el régimen sirio y de allí la imposibilidad de declararlo ilegítimo y además eso significaría romper los lazos diplomáticos bilaterales.

Aún suponiendo que el régimen sirio no tenga una masa crítica que lo apoye, la oposición siria es conjunto de sumamente heterogéneo que no presenta garantías para la transición ante la eventual caída de Al-Assad; luego de cuarenta años de régimen alawita-ba´athista en el poder, la falta de una gimnasia política se hace notar en la falta de coordinación entre los diferentes sectores sociales y por lo tanto no se pueden esperar soluciones instantáneas. El régimen sirio está mostrando su peor cara desde que comenzaron las manifestaciones en marzo y la iniciativa operativa -al comienzo del Ramadán- es un claro indicio que Al-Assad no está considerando a las reformas como una salida posible.

Ciertamente Siria no es Libia y el precedente de la intervención de la OTAN está gravitando de manera decisiva en el proceso de toma de decisiones sobre la suerte del régimen sirio. Las presiones europeas por intervenir en Siria chocan con las dudas de Washington, que ahora necesita conciliar sus políticas con el resto de los países miembros del Consejo, que se oponen a una nueva aventura en el Medio Oriente.

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