Primer Ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo que el compromiso de su país con Siria para poner fin a la represión de los manifestantes estaba dando frutos ante la presentación de informes sobre la retirada de los militares de la ciudad sitiada de Hama. Sin embargo, pese a los llamados internacionales para detener inmediatamente la violencia, el ejército sirio amplió su asalto a un grupo de aldeas alrededor de la ciudad del noroeste de Idlib cerca de la frontera turca, y continuó el bombardeo de la ciudad de Deir el-Zour, de acuerdo con varios de Siria los derechos humanos y grupos de activistas.
Turquía ha tenido en los últimos años un ascendente dentro de la política siria debido a los lazos diplomáticos y comerciales bilaterales, distanciandose de la creciente crítica internacional al régimen sirio mediante el establecimiento de un tono más optimista. El embajador turco, Omer Onhon, visitó Hama y la plaza local de Al-Assi, donde cientos de miles de sirios protestaron sin la supervisión de régimen durante los meses de junio y julio; ahora los tanques y las tropas tomaron por asalto la ciudad el 31 de julio y ocuparon la plaza durante varios días más tarde.
De acuerdo con Ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, el embajador turco durante su visita a Hama confirmó que las fuerzas militares de Al-Assad y los tanques había abandonado la ciudad, y ello fue calificado por los turcos como una señal de que su iniciativa estaba dando resultados. Davutoglu mantuvo una reunión de seis horas el martes pasado con el presidente Al-Assad, en Damasco; al finalizar Davutoglu señaló que esperaba que la comunidad internacional apoyase la estabilidad en Siria con el fin de suspender las operaciones militares sirias.
Las autoridades sirias no reconocieron este cambio. La agencia oficial Syrian Arab News –SANA- informó que el presidente Al-Assad "no va a ser tolerante en la búsqueda de los grupos terroristas armados en aras de proteger la estabilidad nacional y la seguridad de los ciudadanos.
Lo interesante es que Turquía tiene una amplia cartera de inversiones en Siria, por ello es que Erdogan ha reaccionado de la manera que lo viene haciendo sobre la situación de Siria. Por otra parte, la política de Turquía hacia Siria es un signo de su intento de liderazgo en el mundo musulmán, que busca restarle importancia al dominio saudita y egipcio. En esta ecuación geopolítica, Siria ha atado su destino a Irán y cualquier cambio en Damasco supondrá una pérdida de la conexión de Teherán con la potencial militar árabe más poderosa de la región, Hezbollah; de allí que Irán esté poniendo toda su fuerza en la estabilización de su amigo estratégico, Siria.
La revolución árabe ha sacudido a muchos países de la región y el reino saudí no ha tomado una posición en general salvo en Bahrein donde ayudó a aplastar el levantamiento allí; los saudíes han frenado por completo su intervención en los casos de Libia, Túnez y Egipto. Arabia Saudita quiere tener una imagen progresista y por ello critica a Al-Assad –justificadamente- pero también lo hace por su propio interés dentro del mundo árabe: Siria es un aliado cercano de Irán y Arabia Saudita e Irán son enemigos.
Hoy en día, con miles de muertos en las calles y la sensación de haberse alcanzado un punto de no retorno, analizar los proyectos de reformas anunciados por el régimen sirio es un sin sentido; la cuestión hoy pasa por analizar que escenario de transición post-Al-Assad de puede erigir en Siria sin que la sociedad pase por los hechos de violencia vistos en Libia e Iraq.
Turquía ha tenido en los últimos años un ascendente dentro de la política siria debido a los lazos diplomáticos y comerciales bilaterales, distanciandose de la creciente crítica internacional al régimen sirio mediante el establecimiento de un tono más optimista. El embajador turco, Omer Onhon, visitó Hama y la plaza local de Al-Assi, donde cientos de miles de sirios protestaron sin la supervisión de régimen durante los meses de junio y julio; ahora los tanques y las tropas tomaron por asalto la ciudad el 31 de julio y ocuparon la plaza durante varios días más tarde.
De acuerdo con Ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, el embajador turco durante su visita a Hama confirmó que las fuerzas militares de Al-Assad y los tanques había abandonado la ciudad, y ello fue calificado por los turcos como una señal de que su iniciativa estaba dando resultados. Davutoglu mantuvo una reunión de seis horas el martes pasado con el presidente Al-Assad, en Damasco; al finalizar Davutoglu señaló que esperaba que la comunidad internacional apoyase la estabilidad en Siria con el fin de suspender las operaciones militares sirias.
Las autoridades sirias no reconocieron este cambio. La agencia oficial Syrian Arab News –SANA- informó que el presidente Al-Assad "no va a ser tolerante en la búsqueda de los grupos terroristas armados en aras de proteger la estabilidad nacional y la seguridad de los ciudadanos.
Lo interesante es que Turquía tiene una amplia cartera de inversiones en Siria, por ello es que Erdogan ha reaccionado de la manera que lo viene haciendo sobre la situación de Siria. Por otra parte, la política de Turquía hacia Siria es un signo de su intento de liderazgo en el mundo musulmán, que busca restarle importancia al dominio saudita y egipcio. En esta ecuación geopolítica, Siria ha atado su destino a Irán y cualquier cambio en Damasco supondrá una pérdida de la conexión de Teherán con la potencial militar árabe más poderosa de la región, Hezbollah; de allí que Irán esté poniendo toda su fuerza en la estabilización de su amigo estratégico, Siria.
La revolución árabe ha sacudido a muchos países de la región y el reino saudí no ha tomado una posición en general salvo en Bahrein donde ayudó a aplastar el levantamiento allí; los saudíes han frenado por completo su intervención en los casos de Libia, Túnez y Egipto. Arabia Saudita quiere tener una imagen progresista y por ello critica a Al-Assad –justificadamente- pero también lo hace por su propio interés dentro del mundo árabe: Siria es un aliado cercano de Irán y Arabia Saudita e Irán son enemigos.
Hoy en día, con miles de muertos en las calles y la sensación de haberse alcanzado un punto de no retorno, analizar los proyectos de reformas anunciados por el régimen sirio es un sin sentido; la cuestión hoy pasa por analizar que escenario de transición post-Al-Assad de puede erigir en Siria sin que la sociedad pase por los hechos de violencia vistos en Libia e Iraq.
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