Tres meses después de su primera aparición en un video en Internet -en uniforme, denunciando al gobierno y pidiéndole a sus compañeros militares que se sumasen a la rebelión- el teniente coronel Hussein Al-Harmoush regresó a la televisión en una confesión transmitida en Siria por la televisora estatal. "Me enfrenté a una espada tres aristas", dijo Al-Harmoush cuando se le preguntó por qué regresó del exilio en Turquía a la custodia del gobierno sirio; el militar señaló que era un desertor del gobierno y fugitivo, que se fue de su sociedad y familia y que cayó con los que coordinó el exilio.
En contradicción directa con la declaración anterior que Al-Harmoush hizo como jefe militar rebelde, ahora afirmó que durante su servicio en el ejército sirio nadie le ordenó disparar contra civiles y que no vio o escucho a algún comandante en el ejército que diese la orden de disparar contra los civiles. Al-Harmoush desapareció de un campo de refugiados en Turquía, donde había estado viviendo, el pasado 29 de agosto; su repentina aparición en custodia del gobierno sirio ha provocado un aluvión de declaraciones contradictorias de los grupos de la oposición siria, así como el gobierno turco.
El Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan, de visita en Trípoli, arremetió contra el presidente sirio Bashar al-Assad al sostener que la época de las dictaduras opresivas se ha terminado. El primer ministro turco ha criticado en repetidas ocasiones a Al-Assad por su represión de manifestantes en todo el país que ya ha dejado más de 2.600 muertos; el pasado martes en El Cairo, Erdogan dijo ni él ni el pueblo sirio ya no creían en Al-Assad.
Francia acogió con beneplácito la formación de un Consejo Nacional Sirio (CNS) por activistas que trabajan para derrocar al presidente Bashar al Assad, el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo el viernes, señalando las autoridades francesas se reunieron esta semana en París con miembros de la oposición siria. Bernard Valero, vocero de la Cancillería, dijo que París fue fundamental para conseguir el respaldo de Occidente por el levantamiento rebelde de Libia, y que "el desarrollo de sus contactos" con la oposición siria es una de sus formas de presión sobre el gobierno de Al-Assad.
En contradicción directa con la declaración anterior que Al-Harmoush hizo como jefe militar rebelde, ahora afirmó que durante su servicio en el ejército sirio nadie le ordenó disparar contra civiles y que no vio o escucho a algún comandante en el ejército que diese la orden de disparar contra los civiles. Al-Harmoush desapareció de un campo de refugiados en Turquía, donde había estado viviendo, el pasado 29 de agosto; su repentina aparición en custodia del gobierno sirio ha provocado un aluvión de declaraciones contradictorias de los grupos de la oposición siria, así como el gobierno turco.
El Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan, de visita en Trípoli, arremetió contra el presidente sirio Bashar al-Assad al sostener que la época de las dictaduras opresivas se ha terminado. El primer ministro turco ha criticado en repetidas ocasiones a Al-Assad por su represión de manifestantes en todo el país que ya ha dejado más de 2.600 muertos; el pasado martes en El Cairo, Erdogan dijo ni él ni el pueblo sirio ya no creían en Al-Assad.
Francia acogió con beneplácito la formación de un Consejo Nacional Sirio (CNS) por activistas que trabajan para derrocar al presidente Bashar al Assad, el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo el viernes, señalando las autoridades francesas se reunieron esta semana en París con miembros de la oposición siria. Bernard Valero, vocero de la Cancillería, dijo que París fue fundamental para conseguir el respaldo de Occidente por el levantamiento rebelde de Libia, y que "el desarrollo de sus contactos" con la oposición siria es una de sus formas de presión sobre el gobierno de Al-Assad.
Francia fue la primera potencia extranjera en reconocer formalmente el Consejo interino creado por los rebeldes de Libia, aunque Valero dijo que era muy pronto para hacer algo similar en con los sirios, Valero se limitó a decir que París iba a "escuchar" lo que tenía que decir. Los miembros del Consejo Nacional Sirio tendrán una reunión de este fin de semana en París con la Coalición de Sirios laicos y democráticos, en la que se tratarán temas tales como el riesgo de la aparición de grupos fundamentalistas islámicos en la transición siria.
La fragmentada y dividida oposición siria dio un paso hacia el establecimiento de un liderazgo unificado con la formación del Consejo Nacional Sirio (CNS); la oposición ha luchado por formar una dirección unida, frente a las dificultades logísticas de coordinación con las figuras en el interior del país -fuertemente vigiladas por los servicios de seguridad- y con las que residen en el exterior que tienen marcadas diferencias ideológicas y operativas en particular sobre si se debe permanecer abierto el diálogo con el régimen debido al clima de temor y sospecha imperante.
El primer documento de la oposición dice que el Consejo está compuesto por 140 miembros. Se proporciona el nombre de 71 miembros, pero el resto se han mantenido en secreto "por razones de seguridad", el 60 % de los miembros del CNS se encuentra dentro de Siria, mientras que el 40 % restante vive en el extranjero. Una pequeña mayoría, 52% de los miembros del Consejo, está formado por representantes de los movimientos populares que han llevado a las recientes protestas, mientras que el resto incluye a los miembros de la Hermandad Musulmana siria, el Bloque Nacional kurdo, el grupo de la Declaración de Damasco, y otras figuras de la oposición. El CNS se divide en ocho oficinas principales, incluyendo agencias para llevar a cabo tareas tales como relaciones con los medios, la planificación de políticas y asuntos jurídicos y derechos humanos.
En la Carta del CNS se describe a la formación de la coalición amplia anti-Al-Assad como "una necesidad apremiante y su ausencia es un delito contra la revolución." En él se detallan tres principios fundamentales: un esfuerzo unificado para derrocar el régimen de Al-Assad, el deseo de mantener el carácter pacífico de la revolución y la iniciativa nacional para crear un Estado democrático que respete la igualdad de los diversos grupos étnicos y religiosos sirios. El Consejo también reafirmó su objetivo de desarrollar una hoja de ruta para el cambio democrático en Siria.
La formación de una dirección unificada no puede llegar lo suficientemente pronto a los activistas en la calle que son los perseguidos por los servicios de seguridad y sostienen el peso de las manifestaciones; este intento de unificación supone un avance importante de la oposición que comprendió al cabo de seis meses de refriegas que la capacidad de represión del régimen no debe ser enfrentada solamente por los sirios en las calles. El establecimiento del CNS supone la posibilidad que la comunidad internacional tenga interlocutores frente a los cuales pueda sostener consultas y analizar posibles soluciones, al igual que en Libia, para fortalecer los cambios en el terreno.
Ciertamente el CNS no es un gobierno paralelo ni detenta el control de una parte del territorio como el Consejo de Transición en Libia, sino que es una instancia que representa a una porción significativa de la oposición siria y ello representa un desafío importante para el presidente Al-Assad que durante los seis meses de represión no ha modificado su estrategia de uso de la fuerza.
La fragmentada y dividida oposición siria dio un paso hacia el establecimiento de un liderazgo unificado con la formación del Consejo Nacional Sirio (CNS); la oposición ha luchado por formar una dirección unida, frente a las dificultades logísticas de coordinación con las figuras en el interior del país -fuertemente vigiladas por los servicios de seguridad- y con las que residen en el exterior que tienen marcadas diferencias ideológicas y operativas en particular sobre si se debe permanecer abierto el diálogo con el régimen debido al clima de temor y sospecha imperante.
El primer documento de la oposición dice que el Consejo está compuesto por 140 miembros. Se proporciona el nombre de 71 miembros, pero el resto se han mantenido en secreto "por razones de seguridad", el 60 % de los miembros del CNS se encuentra dentro de Siria, mientras que el 40 % restante vive en el extranjero. Una pequeña mayoría, 52% de los miembros del Consejo, está formado por representantes de los movimientos populares que han llevado a las recientes protestas, mientras que el resto incluye a los miembros de la Hermandad Musulmana siria, el Bloque Nacional kurdo, el grupo de la Declaración de Damasco, y otras figuras de la oposición. El CNS se divide en ocho oficinas principales, incluyendo agencias para llevar a cabo tareas tales como relaciones con los medios, la planificación de políticas y asuntos jurídicos y derechos humanos.
En la Carta del CNS se describe a la formación de la coalición amplia anti-Al-Assad como "una necesidad apremiante y su ausencia es un delito contra la revolución." En él se detallan tres principios fundamentales: un esfuerzo unificado para derrocar el régimen de Al-Assad, el deseo de mantener el carácter pacífico de la revolución y la iniciativa nacional para crear un Estado democrático que respete la igualdad de los diversos grupos étnicos y religiosos sirios. El Consejo también reafirmó su objetivo de desarrollar una hoja de ruta para el cambio democrático en Siria.
La formación de una dirección unificada no puede llegar lo suficientemente pronto a los activistas en la calle que son los perseguidos por los servicios de seguridad y sostienen el peso de las manifestaciones; este intento de unificación supone un avance importante de la oposición que comprendió al cabo de seis meses de refriegas que la capacidad de represión del régimen no debe ser enfrentada solamente por los sirios en las calles. El establecimiento del CNS supone la posibilidad que la comunidad internacional tenga interlocutores frente a los cuales pueda sostener consultas y analizar posibles soluciones, al igual que en Libia, para fortalecer los cambios en el terreno.
Ciertamente el CNS no es un gobierno paralelo ni detenta el control de una parte del territorio como el Consejo de Transición en Libia, sino que es una instancia que representa a una porción significativa de la oposición siria y ello representa un desafío importante para el presidente Al-Assad que durante los seis meses de represión no ha modificado su estrategia de uso de la fuerza.
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