La televisión de Siria reportó que hubo "dos atentados suicidas terroristas" en Idlib hoy, matando a docenas e hiriendo a ocho, tanto civiles y personal de seguridad, mientras que el Observatorio para los Derechos Humanos de Siria dijo que más de 20 habían muerto en los ataques dirigidos contra la sede de Inteligencia de la Fuerza Aérea y el edificio de Inteligencia Militar. Aunque la televisión siria TV también dijo que había habido un ataque con granadas propulsadas por cohetes contra el Banco Central de Siria -en Damasco- la información no fue confirmada.
Pero La agencia de noticias oficial siria, SANA, dijo que los agresores dispararon granadas propulsadas por cohetes contra el Banco Central y una patrulla policial en la capital; a su vez, SANA informó que un grupo de edificios del gobierno cercanos fueron dañados y que las fuerzas de seguridad asumieron el control de las plazas y avenidas principales. En el distrito de Roukn ad-Din de, la policía estaba persiguiendo a los militantes que habían utilizado un lanzagranadas contra una patrulla policial cerca del hospital de Ibn Al-Nafis.
Los activistas se preguntaban cómo cualquiera que desee atacar los edificios del gobierno en el centro de Idlib podría haberse acercado a ellos, ya que el ejército ha convertido al corazón de la ciudad en su centro administrativo y está fuertemente armado, después del levantamiento cobró impulso el año pasado. Los activistas informaron de una tercera explosión en lo que se denomina la “zona de seguridad” pero no hubo reportes inmediatos de víctimas ni daños.
El jefe de la fuerza de control de la ONU, Gral. de Div. noruego Robert Mood, llegó ayer a Damasco. El equipo de avanzada de 15 observadores de la ONU ha informado de que las fuerzas de seguridad siguen con el despliegue de armas pesadas en zonas pobladas -una expresa violación del acuerdo- y ello ha puesto en duda en papel de los observadores. Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., culpó por la falta del éxito del plan a los ataques de las fuerzas del gobierno contra la población civil y el fracaso de los militares para retirar las armas pesadas; además anticipó que si la violencia continúa EE.UU. y sus aliados aumentarán la presión sobre el gobierno a través de la prohibición de viajar y sanciones financieras adicionales y un embargo de armas en el Consejo de Seguridad.
Sin embargo estos ataques no tienen el apoyo de los rebeldes agrupados en el Ejército Libre sirio (ELS); el Mayor Maher Al-Nuaimi, jefe rebelde residente en Turquía, dijo que tienen un pleno control de las unidades en la zona de Damasco y que "Estos actos son fabricados por el régimen para desviar la atención tanto de su represión violenta y justificar sus ataques a los llamados terroristas". En un comunicado, el ELS formalmente negó cualquier participación en los ataques. Los Comités Locales de Coordinación -la mayor red de base militante en Siria- pidió la formación de un comité internacional independiente para investigar los atentados y acusó al régimen de un intento de "desviar la atención de su obligación de cumplir con la iniciativa presentada por la Liga Árabe y Naciones Unidas”.
Los rebeldes dicen que el precio de los rifles y municiones de contrabando desde Líbano e Irak se ha incrementado notablemente: un fusil AK-47 puede costar hasta u$s 2.000 y las balas más de u$s 4 cada una; en EE.UU. la misma arma ronda los u$s 400 y las balas 30 centavos la unidad. Estos costos, sumado al bloqueo de las fronteras por parte del ejército sirio ha forzado a los rebeldes a utilizar cada vez más las tácticas de bombas de fabricación casera, en un intento por equilibrar la asimetría frente a las fuerzas sirias.
Se sabe que muchas de las técnicas vistas en Siria puede haber sido traídas de los combatientes que se unieron a la insurgencia sunita en Irak durante la ocupación estadounidense. La línea dura siria sunita se siente oprimida por el régimen de Al-Assad y los alawitas, que dominan la administración, y es una de las mayores causas de preocupación entre quienes temen una guerra civil sectaria similar a la que devastó Irak durante la última década.
La última serie de ataques de hoy, ha puesto en el foco en los temores que dominan a los funcionarios occidentales sobre la posibilidad que el levantamiento contra Al-Assad se vuelva un campo de entrenamiento para los grupos extremistas islámicos. Sin lugar a dudas, una evolución de este tipo podría complicar mucho a las Fuerzas de ONU en su rol de verificación del cese al fuego. Atentados similares en Damasco y Alepo, han sido reivindicados en el pasado por un grupo yihadista que se hace llamar Al-Jabhat Nusra. El grupo dio a conocer un video de ocho minutos donde detalla un ataque contra un edificio de la seguridad en Alepo -en febrero de 2012- y en ese entonces prometió más ataques contra el régimen.
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