Las tropas sirias continúan adelante con los ataques contra las fuerzas rebeldes aun después que el presidente Bashar al-Assad, acordó un cese al fuego cuya fecha límite para implementarse es el 10 de abril de 2012. Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres, señaló que los enfrentamientos y bombardeos seguían en Homs, Daraa e Idlib; además el Observatorio no tiene conocimiento que los tanques y las fuerzas de seguridad se hayan retirado de las ciudades.
De hecho, las fuerzas leales al presidente Al-Assad llevaron a cabo redadas en el suburbio Duma, cercano a Damasco, y han colocado decenas de vehículos blindados en Dael -en la provincia de Daraa-; en Tafas, los activistas denunciaron que tanques y vehículos blindados reforzaron los puestos de control alrededor de la ciudad e incendiaron más de una docena de casas de conocidos opositores al régimen. Un funcionario del gobierno sirio afirmó que las tropas habían empezado a retirarse de algunas ciudades tranquilas mientras se movían a las afueras de las zonas más calientes, pero los activistas desde el norte, sur y centro de Siria enfatizaron que habían visto ninguna señal de que el ejército se retirase, sino todo lo contrario.
Se espera que una misión de ONU, encabezada por el noruego Gral. Robert Mood, llegue a Damasco como parte de los esfuerzos para poner en práctica el acuerdo alcanzado entre el presidente Al-Assad y Annan, y ejecutar su cumplimiento para el 10 de abril; durante la visita de Mood, se espera que también se discuta la implementación de los 250 observadores de ONU para supervisar dicho alto el fuego; sin embargo, la aceptación e implementación de una retirada de las tropas sirias ha generado escepticismo entre la oposición siria y los Estados occidentales y árabes.
Por ello EE.UU. redactó una declaración para ser tratada en el Consejo de Seguridad, que busca intensificar la presión sobre Siria ya que se ordena al régimen sirio el cumplimiento de la fecha límite del 10 de abril para ponerle fin a los combates y retirar sus fuerzas de los centros civiles; diplomáticos en ONU estiman que la medida podría ser adoptada por el Consejo el jueves suponiendo que las potencias occidentales cuenten con el apoyo de Rusia y China. El texto del proyecto dice que "el Consejo de Seguridad exige al gobierno sirio, de manera inmediata y verificable, el cumplimiento de sus compromisos para: a) cesar los movimientos de tropas hacia los centros de población, b) dejar de utilizar armas pesadas en estos centros y c) comenzar la retirada de los militares de los alrededores de los centros poblados para el 10 de abril de 2012" además "Se exhorta a todas las partes, incluida la oposición, que cesen la violencia armada dentro de las 48 horas de la aplicación completa de estas medidas por parte del gobierno sirio."
Sumado al contexto de violencia generalizada, el centro de distribución de la Media Luna Roja en Homs, quedó reducido a cenizas luego que un incendio se declaró en horas de la mañana; hay informes contradictorios sobre cómo se desató el fuego, algunos activistas dijeron que el edificio estalló en llamas después de los bombardeos en el barrio de Qarabees. Sin embargo, una fuente cercana a la Media Luna Roja Árabe Siria, dijo saboteadores desconocidos prendieron fuego al edificio, que antes había sido un almacén de una empresa del gobierno que fue donado a la Media Luna Roja como un centro de distribución de la ayuda.
El equipo que se dirige a Damasco para conversar sobre la implementación de las fuerzas de paz -sin armas- es parte del equipo de planificación del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de ONU, y se espera que se permita un primer grupo de unos seis observadores para luego llegar a los 250, siempre que el alto el fuego entre en vigor. En la teoría es un buen plan, pero la aplicación del mismo a la realidad siria es un tema completamente diferente.
Annan le dio al régimen sirio la oportunidad de echarle la culpa de cualquier violación del cese al fuego a “los grupos terroristas” que operan en el país y podría reprimir sin preocuparse por la presión internacional; equiparar la responsabilidad estatal con la responsabilidad de los rebeldes es un error debido a la asimetría entre las partes y a la falta de buena fe por parte del régimen sirio para cumplir con sus obligaciones internacionales. Por otra parte, la insurgencia armada no es una entidad homogénea sino que está fragmentada y desconectada entre sí por lo que es poco probable que dejen las armas; el régimen sirio definitivamente ha decidido hacerle frente a los levantamientos usando la fuerza y hasta el momento no le va mal.
Durante su viaje a Azerbaiyán, el Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que la oposición siria no sería capaz de abrumar a las fuerzas del gobierno, aún si se le suministran armas desde el extranjero y advirtió que una intervención militar extranjera tendría consecuencias aún más desastrosas para Siria.
Las declaraciones de Lavrov parten de una evaluación acertada de la capacidad de los rebeldes pero también son una respuesta directa a las iniciativas de Arabia Saudita y Qatar, dos Estados sunitas que apoyan la idea de armar a la oposición contra el gobierno de Al-Assad, aunque Occidente se oponga a esta alternativa; los Estados del Golfo han propiciado, antes y durante la Cumbre de “Amigos de Siria” en Estambul, la necesidad de darle armas a los rebeldes para que se enfrenten con las fuerzas leales a Al-Assad. Pero esa salida solo empujaría más al país hacia una guerra civil y terminaría sumiendo a los diferentes grupos religiosos en una disputa que fragmentaría mas la sociedad dificultando una salida política de la crisis.
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