viernes, 18 de mayo de 2012

Aleppo se suma a las ciudades rebeldes


Las fuerzas de seguridad dispararon hoy contra los manifestantes, durante una marcha de la oposición en Aleppo, hecho que constituye una clara señal del aumento de los sentimientos contra el régimen de Al-Assad, en la mayor ciudad del país, que en gran medida ha apoyado al gobierno durante el levantamiento. Las protestas contra el régimen, en Aleppo, han ido en aumento desde una incursión en los dormitorios en la Universidad de Alepo que dejo a cuatro estudiantes muertos y obligó al cierre temporal, a principios de este mes.

La incursión del 03 de mayo fue un incidente inusualmente violento para Aleppo, donde las relaciones comerciales y las grandes poblaciones minoritarias -como los cristianos- han mantenido la mayoría de los habitantes aliados al régimen o al menos poco propensos a unirse a la oposición; ayer, unos 15.000 estudiantes manifestaron en las puertas de la Universidad de Aleppo -en presencia de observadores de ONU- antes de que las fuerzas de seguridad disolvieran la protesta. Pero hoy un número más importante de manifestantes salieron a las calles, con más de 10.000 personas marchando en los distritos de Salaheddine y Al-Shaar.

El jefe de la Misión de Observación de las Naciones Unidas en Siria. Gral. Robert Mood, advirtió que el equipo de observadores desarmados no puede detener la violencia en el país. Mood insistió, sin embargo, que los observadores pueden hacer una diferencia: "Estamos viendo en las áreas en las que se despliegan de que tenemos tanto un efecto calmante sobre el terreno y estamos viendo que tenemos un buen diálogo y el diálogo se está expandiendo, tanto con las autoridades y los elementos de la oposición”.

Edmond Mulet, Subsecretario General para la Paz de ONU, sostuvo que Siria es "muy, muy, peligrosa ya que los observadores están allí sin armas y no hay alto el fuego, no hay ningún acuerdo de paz, no hay diálogo entre las partes y se trata de una guerra urbana. Esto es algo que nunca hemos visto antes. Nunca antes hemos colocado a nuestros observadores militares en una situación como esta". La Misión de Supervisión de las Naciones Unidas en Siria (UNSMIS) ya se está aproximando a su capacidad total de 300 monitores, pero los países occidentales siguen prediciendo UNSMIS no se renovará después del 20 de julio, vencimiento de su primer mandato de 90 días.

El enviado de la ONU de Gran Bretaña, Mark Lyall Grant, sostuvo que existe el riesgo en cualquier momento que los observadores militares resulten muertos o heridos por lo que es una situación que se mantiene bajo estrecha vigilancia. Grant señaló que los ataques de artillería sobre ciudades se han reducido desde que la misión desplegada, pero el número de muertos sigue siendo elevado ya que la estrategia es la misma pero con una táctica diferente: “En lugar de matar a 100 matan a 60 y arrestan a 500".

El Secretario General de ONU, Ban Ki-Moon, culpó a Al-Qaeda por las explosiones de la semana pasada, si bien la afirmación de Ban juega a favor de las reclamaciones del presidente Al-Assad, que ha sostenido desde el comienzo de las manifestaciones que se enfrenta a “acciones terroristas”, su opinión no es compartida por muchos que sostienen que todavía es imposible decir quién está detrás de los atentados en el país. La oficina de Annan, se limitó a decir que un preocupante y no identificado "tercer elemento" había aparecido en el levantamiento; Ahmad Fawzi, portavoz de Annan, dijo que el enviado de ONU visitará pronto a Damasco, aunque se negó a confirmar que lo hiciese la noche del viernes.

Cualquier esperanza que la iniciativa de Kofi Annan pueda tener éxito, ha sido relativizada por la aparente llegada de uno o varios grupos extremistas que tienen la intención de aprovechar el aspecto sectario del conflicto; algo que ni el régimen ni la oposición puede aspirar a controlar. Si bien se considera que el objetivo de los grupos extremistas es acelerar la caída del régimen sirio, su agenda no termina ahí.

En el escenario iraquí post-Saddam, Al-Abu Musab Al-Zarqaui -la rama local de Al-Qaeda- avivó las tensiones sectarias entre sunitas y chiitas que forzó al Ejército de EE.UU. a implementar una campaña abrumadora contra los extremistas; pero en Siria no hay fuerzas de EE.UU. ni la UNSMIS tiene la capacidad militar para disuadir a los elementos extremistas. Por otra parte, el uso de consignas islamistas como "victoria de Dios", "La victoria de Dios está cerca" y "los ejércitos del Islam, nos hicieron libres", han provocado las críticas de muchos en una oposición fragmentada, que incluye a la Hermandad Musulmana, nacionalistas, liberales e independientes

a llegada de elementos radicalizados no cambia el hecho que las autoridades y la oposición han llegado a un punto muerto hace meses y ninguna de las partes es capaz de ganar una batalla, que parece cada vez más una guerra civil. La oposición está mucho más dividida con el paso del tiempo y las disputas internas, mientras que el aparato de seguridad está cohesionado y todavía el régimen mantiene la hipótesis que la situación se reduce a un problema de seguridad interna. La incógnita del presente escenario es el cambio simbólico del apoyo de los estudiantes de Aleppo: si se abre una fisura entre los cristianos, el régimen comenzaría a perder un apoyo fundamental.


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