martes, 1 de mayo de 2012

La simbólica tregua en Siria


La situación en siria tiende a convertirse en un laberinto cada vez más complejo ya que la violencia estalló en dos provincias sirias, un grupo de DDHH informó que en un ataque con morteros contra los soldados del ejército dejó un saldo de 12 muertos al tiempo que los observadores de la ONU tratan de apuntalar un frágil cese al fuego.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres, dijo que nueve miembros de una familia murieron en explosiones de bombas de mortero en una aldea de Idlib y que muchos otros son atacados por las fuerzas estatales cuando cruzan a Turquía de contrabando para evitar los controles en las rutas. En el este de Deir al-Zor, las tropas retomaron el fuego de morteros y ametralladoras pesadas, después que los insurgentes mataron a más de 12 efectivos del ejército sirio en un ataque.

El equipo de observadores de ONU en Siria ha crecido a 30 personas, y se esperan más miembros en las próximas semanas; aunque el Consejo de Seguridad ha autorizado una misión de observadores de 300 hombres, no está claro cuándo va a estar totalmente desplegado el contingente. Su comandante, Gral. de Div. Robert Mood, ha reconocido que la misión no podría resolver los problemas fundamentales de Siria, pero dijo que la crisis de la seguridad no era insoluble ya que no es un círculo imposible de romper.

Robert Mood, un noruego de 54 años de edad, quien negoció las condiciones para el despliegue del equipo de avanzada, fue jefe de la Oficina de Supervisión de Treguas de ONU, que supervisa treguas en el Medio Oriente a partir de 2009 hasta el 2011. A diferencia de otros jefes de misión, su capacidad profesional y conocimiento de la calle árabe representan una ventaja para coordinar a los observadores en el terreno.

En un comunicado el Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, reiteró su llamado a todas las partes en Siria para detener la violencia y cooperar con los observadores de ONU para poner en práctica el alto al fuego; también condenó la reciente serie de atentados en Idlib y Damasco, calificándolos de llamándolos "ataques terroristas".

El gobierno y la oposición se acusan mutuamente de haber ejecutado los ataques con bombas de ayer, como parte de un plan para sabotear el plan de paz de ONU; también se han generado polémicas sobre las cifras contradictorias difundidas por los medios de comunicación del gobierno que señalaban menos de 9 muertos en Idlib cuando la cifra era mucho mayor
. Por otra parte, la oposición dijo que el régimen había hecho una puesta en escena con los ataques y había culpado a redes yihadistas que supuestamente operan en Siria para convencer a observadores de ONU que la oposición era responsable de sabotear el alto el fuego.

Pero los activistas cuestionan cómo es posible que se puedan atacar los edificios estatales en el centro de Idlib ya que el ejército virtualmente ha sellado el centro de la ciudad convirtiéndolo en su centro administrativo; además, los activistas informaron de una tercera explosión al final del día, pero no hubo reportes inmediatos de víctimas o daños. Los medios oficiales sirios transmitieron imágenes de los daños a la fachada del Banco Central de Siria, donde se podía observar un agujero en uno de los pilares, y los funcionarios le adjudicaron el ataque a terroristas.

William Hague, ministro de Relaciones Exteriores británico, advirtió que "hay un límite a la paciencia de la comunidad internacional" con respecto a las violaciones del régimen al cese al fuego. Sin embargo, las potencias occidentales disponen de pocas opciones debido al veto que Rusia y China, han aplicado dentro del Consejo de Seguridad; Hague dijo que más observadores deben enviarse a Siria para mejorar la situación y que Gran Bretaña está aumentando su apoyo no letal para la oposición.

Frente a la falta de otras alternativas por el momento, ONU y las potencias internacionales y regionales continúan concentrando sus esfuerzos en que la misión de observadores de ONU pueda implementarse y Siria se someta al cese el fuego; la esperanza que los 300 monitores destinados sean desplegado por todo el país y garanticen la paz es, tal vez, más un deseo que una realidad ya que el cese al fuego solo existe en los papeles y la violencia se ha reducido pero no detenido.

El régimen de Al-Assad no está a punto de caer ni ha marcado algún interés por abandonar el uso de la fuerza, a pesar de meses de lucha, las sanciones occidentales-árabes que han reducido sus reservas y las deserciones en las FFAA que han diezmado su tamaño y unidad.

El principal peligro de la situación radica justamente en este punto. La oposición parece estar teniendo cuidado sobre la elección de los medios para combatir a las fuerzas estatales, los rebeldes que están llegando al país comenzaron a cuestionar los métodos de los insurgentes del Ejercito Libre Sirio (ELS) y por ello se comienzan a ver pequeñas emboscadas contra los puestos de control o patrullas militares mientras que los ataques más audaces son contra la infraestructura y los símbolos del régimen de Al-Assad.

La influencia de los elementos radicales yihadistas, que participaron en los diferentes conflictos regionales, comienzan a influir entre las filas de los rebeldes en especial sobre la fabricación de bombas; los rebeldes comenzarán a ganar en letalidad y efectividad con bajos recursos pero también aumentará el temor del resto del mundo, que ya estaba reticente a armar a la oposición, frente al temor que la militarización del conflicto podría traer un caos generalizado.

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