miércoles, 30 de mayo de 2012

La retórica versus la realidad


El Gral. de División Robert Mood, jefe de los observadores de ONU en Siria, dijo que estaba "profundamente perturbado" por una masacre recientemente descubierta en el área de Assukar -50 km al este de Deir Ezzor- donde se encontraron los cuerpos de 13 personas muertas y sus cuerpos tenían las manos atadas a la espalda y algunos parecen haber recibido un disparo en la cabeza desde una distancia corta como si hubiesen sido ejecutadas. Mood es un veterano de las fuerzas de paz de ONU, por lo que resulta particularmente significativo que haya dicho que estaba "profundamente preocupado por este acto atroz e inexcusable".

Las investigaciones el ataque de Hula, indican que estaban vestidos como soldados regulares, excepto por un detalle que puede ser decisivo: usaban zapatillas blancas, uno de varios indicadores que la masacre pudo ser perpetrada por las milicias “shabiha”. Desde sus inicios como una banda criminal mafiosa, en la misma región de la familia Al-Assad, la milicia shabiha se convertido en un instrumento cada vez más mortal en los esfuerzos del gobierno para aplastar el levantamiento en su contra; todo indica que el régimen sirio ha cambiado la táctica de usar al ejercito en las zonas rurales y ha enviado para su control a los shabihas mientras que dejó al ejército en las ciudades.

El comentario de la aparición de las víctimas en Deir Ezzor se suma al malestar que produjo la masacre en el área de Hula; ello que provocó ayer que Australia, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, España y EE.UU. expulsaran a los diplomáticos sirios de sus países en un intento por aumentar la presión sobre el régimen del presidente Al-Assad. Hoy se sumaron Turquía, Japón, Bulgaria, los Países Bajos y Suiza mientras que Bélgica declaró al embajador de Siria "persona non grata", pero dijo que no podía ser expulsado, lo que señala la falta de unanimidad en el bloque de 27 naciones de la UE.

El diputado del Frente Peronista, Eduardo Amadeo, pidió al gobierno de Argentina que considere el retiro del personal diplomático de la embajada en la República Árabe Siria y suspenda las relaciones bilaterales con dicho país debido a las violaciones a los DDHH ejercidas por el régimen sirio. Amadeo, ex embajador argentino en EE.UU., subrayó la necesidad de “dar señales inequívocas acerca del rechazo de la Argentina a tal situación ya que el país no puede seguir asistiendo silenciosamente a las masacres en Siria. Un Gobierno que pone como eje de su política exterior la defensa de los derechos humanos se mantiene increíblemente callado frente a este escándalo humanitario, mientras otros países toman acciones claras de repudio”.

La masacre de Hula amenaza con convertirse en un tema de la campaña presidencial de EE.UU. ya que el candidato Mitt Romney acusó a Obama de mostrar "una falta de liderazgo que ha dado lugar a una política de parálisis"; Romney dijo que EE.UU. ahora debe aumentar la presión sobre Rusia que ponga fin a su apoyo a Siria y trabajar con los socios para armar a la oposición siria aunque no se expidió sobre una intervención militar directa de EE.UU. Pero Romney ha tenido dificultades en analizar las políticas para Medio Oriente, luego de las complejidades de la Primavera Árabe, donde las líneas partidarias no son tan explícitas como en Irak y Afganistán; además los sistemas de alianzas con muchos de los regímenes depuestos han complicado la política exterior de EE.UU. en la región.

El nuevo presidente francés Hollande ha generado un debate con sus comentarios sobre que no era posible permitirle a Bashar Al-Assad que masacre a su propio pueblo, esa afirmación se produjo el mismo día que Francia y otros países europeos anunciaban la expulsión de los embajadores sirios de sus países. El filósofo francés, Bernard-Henri Levy, que fue muy influyente en su apoyo al ex presidente Sarkozy para intervenir en Libia, le escribió una carta abierta a Hollande pidiéndole que "tome la iniciativa en Siria."

Putin viajará a Berlín y a París esta semana para mantener conversaciones sobre los proyectos económicos para modernizar la industria rusa, pero Angela Merkel y François Hollande, podrían tener otros temas en la agenda. El punto es que Putin ha mantenido una política exterior persistente en la región, por ello se ha generado la percepción en Siria de una sobreestimación de la influencia rusa; pero Rusia también tiene interés en desarrollar una asociación con Alemania y Francia, por lo que si Occidente decide que Putin defiende a Al-Assad, esto podría afectar las metas rusas y cambiaría su posición.

Lo cierto es que las declaraciones de los países europeos y de ciertos sectores norteamericanos, pidiendo una intervención militar, no pasan de ser una medida retórica ya que definitivamente no es una opción ni existe la voluntad política o legal para llevarla a la práctica. El debate adquiere estos giros porque en realidad los Estados occidentales están atados de manos en el conflicto sirio y no vislumbran una salida adecuada tal como sucedieron en las otras revoluciones regionales.

Mientras que en la mayoría de los países árabes había una línea que separaba a los bandos, en Siria esa línea no existe y la multiplicidad de grupos hace imposible la implementación de un plan que satisfaga a todas las partes. Si bien desde Occidente se impulsó a algunos actores regionales, por ejemplo Turquía, que propuso la alternativa de sumar a Irán –en su calidad de aliado sirio- y aunque la iniciativa no prosperó marcó una alternativa.

La salida que ahora se debería comenzar a trabajar, desde los países occidentales, es el dialogo con Rusia ya que es el principal aliado de Siria. Que la UE, EE.UU. o algunos otros Estados expulsen a los diplomáticos sirios es una señal pero no causa mayores problemas para un país que ya está aislado y no tenía diálogo con esos Estados; pero Rusia es diferente ya que si retira su apoyo el régimen quedaría debilitado moral y estratégicamente, forzándolo a negociar para no colapsar.


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