miércoles, 22 de agosto de 2012

El gobierno de Siria comienza a sentirse amenazado


Proyectiles del ejército sirio golpearon hoy el sur de Damasco, mientras los helicópteros disparaban cohetes y ametralladoras durante un asalto para apuntalar el control del presidente Bashar Al-Assad en la capital del país; el ejército ha utilizado tanques y helicópteros durante toda la semana en una ofensiva en torno a Damasco, que ha coincidido con la salida de los observadores militares de ONU, luego que la misión no pudo detener la violencia y fue suspendida por el Consejo de Seguridad. Las fuerzas oficiales han perdido el control de grandes extensiones de territorio en los últimos meses, pero han luchado duro en Damasco y Aleppo, que ahora es un escenario de guerra urbana; los combatientes rebeldes tratan de avanzar en Saif Al-Dawla -primera línea del distrito de Aleppo- empleando morteros y granadas propulsados por cohetes.

El problema de las armas hoy en día no está dado por la posibilidad de empleo del arsenal químico sino del constante flujo de armas convencionales que llegan a Siria. Jeffrey Feltman, el jefe político de ONU, señaló a Irán como uno de los principales responsables de entregarle armas al gobierno sirio en una aparente violación de las sanciones de ONU, que prohíben la exportación de armas por parte de Teherán; la cuestión fue planteada en la reunión informativa mensual del Consejo de Seguridad sobre Medio Oriente.

El periódico ruso Kommersant informó, citando a un funcionario no identificado del Ministerio de Relaciones Exteriores, que Rusia cree que Siria no tiene intención de utilizar sus armas químicas y es capaz de garantizarles su seguridad; según el funcionario entrevistado por Kommersant, EE.UU. le ha "advertido firmemente a los insurgentes que no se acercan siquiera a los sitios de almacenamiento de armas químicas y plantas de producción y los grupos de oposición están prestando atención a esas demandas. Esto demuestra que Occidente puede ejercer una influencia muy concreta a los opositores de Assad cuando quiere hacerlo". El informe parece destinado a tranquilizar a Occidente desestimando la posibilidad que Al-Assad no va a usar armas químicas contra los rebeldes después que el presidente Obama amenazó con "enormes consecuencias" si Damasco movió sus arsenales químicos de manera amenazante.

La portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, expresó su profundo escepticismo acerca de las sugerencias de viceprimer ministro sirio, Qadri Jamil, sobre que el régimen estaba abierto a discutir la renuncia del presidente sirio Bashar Al-Assad. Según fuentes políticas en Damasco, Jamil fue enviado a Moscú para discutir un posible plan para elecciones presidenciales en Siria en las que se les permita participar a todos los candidatos, incluyendo al propio Al-Assad. Pero EE.UU. ha dicho en las últimas semanas que quiere acelerar la salida de Al-Assad, de hecho Nuland ha señalado que "El gobierno sirio sabe lo que tiene que hacer, y el gobierno ruso, como ustedes saben, se nos unió en Ginebra al trazar un plan de transición muy clara. Obviamente, cuanto más tiempo esto sigue así, es más difícil, pero seguimos creyendo que cuanto más rápido se vaya Al-Assad, más posibilidades hay de avanzar en el día después".

El conflicto sirio una vez más amenaza con desbordarse y afecta de manera directa a su vecino Líbano, que ya lleva nueve personas muertas por los enfrentamientos en Tripoli, entre grupos armados favor y en contra del régimen alawita de Siria Damasco; la última ronda de enfrentamientos han sacudido la frágil seguridad interna libanesa y forzado al PM Najib Mikati, a denunciar los "esfuerzos para arrastrar a Líbano cada vez más al conflicto en Siria, cuando lo que se requiere es que los líderes cooperen para proteger a Líbano del peligro." Las autoridades libanesas han dado instrucciones a las fuerzas militares y de seguridad para poner la situación bajo control, prohibiendo toda presencia armada y se arrestarán a los implicados en actos de violencia.

El conflicto sirio se está profundizando cada vez más con el paso del tiempo, en parte por los intereses particulares de los diferentes actores involucrados y también por la naturaleza estratégica de las externalidades que asoman mientras suceden los combates. La aparición de las armas químicas ha cambiado la naturaleza del escenario pos-Al-Assad y se ha sustituido la preocupación de un gobierno viable por garantizar la seguridad de los arsenales químicos.

Este punto no es menor si se considera la posibilidad que esas armas sean “exportadas” por el propio régimen sirio hacia Hezbollah o si llegan a caer en manos de los rebeldes sirios enrolados en las corrientes salafistas radicales. Los combates en Tripoli son una señal de la creciente debilidad del presidente sirio, quien en repetidas oportunidades advirtió sobre la posibilidad de sumir a la región en el caos si su gobierno se veía amenazado; con los rebeldes consolidados en gran parte del país, las fuerzas oficiales que solo controlan las Aleppo y Damasco y frente a las advertencias de EE.UU. de un ataque en caso que movilice sus armas químicas, el régimen sirio comenzará a sentirse amenazado.


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