miércoles, 15 de agosto de 2012

Los rebeldes en Siria y la lucha por el poder


El rey Abdullah de Arabia Saudita se sentó al lado del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, para dar la bienvenida a los líderes de la cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), un gesto aparentemente conciliador ante la suspensión de la membrecía de Siria de la OCI. Los ministros de RREE del cuerpo de 57 miembros ya han acordado la suspensión de Siria a causa de la represión del presidente Bashar Al-Assad a las protestas de los opositores; la decisión, que requiere el apoyo de dos tercios de los miembros y al que se opone enérgicamente Teherán, se espera que sea implementado hoy.

Ryad ha llamado a los sirios a ser "capaces de protegerse a sí mismos si la comunidad internacional no puede protegerlos”, frente al uso excesivo de la fuerza de Al-Assad contra la población civil. Hoy una bomba de gran potencia estalló en Damasco cerca del hotel de las fuerzas de la ONU (UNSMIN) a modo de advertencia al presidente Bashar al-Assad, que podría aparecer en cualquier momento en el corazón mismo del régimen; luego de la explosión un tiroteo sacudió Damasco entre rebeldes y tropas cerca de las oficinas del nuevo PM Wael Al-Halqi.

El diario saudita Al-Watan informó -citando vicecanciller ruso Mikhail Bogdanov- que el hermano del presidente sirio Bashar Al-Assad, Maher, comandante de la Cuarta División Blindada, perdió ambas piernas y su estado "es muy grave y está luchando por su vida" luego del atentado de Damasco del 18 de julio. El ataque suicida fue llevado a cabo por un guardaespaldas del círculo íntimo del presidente, según lo dijo una fuente de seguridad siria ese momento pero hasta ahora no estaba claro si Maher Al-Assad había asistido a la reunión.

Bogdanov añadió que el presidente Al-Assad está dispuesto a renunciar al poder -según el informe de Al-Watan- y dijo que "Pedimos que la cuestión se resuelva de forma rápida para lograr una solución a la crisis. Estamos hablando con la oposición y el gobierno sirio a diario."

En su primera aparición pública desde la deserción de la oposición el ex PM sirio, Riyad Hijab, dijo en conferencia de prensa en Jordania que “los animos del gobierno eran bajos” después de luchar durante 17 meses para aplastar la revuelta contra el régimen de Al-Assad; Hijab sostuvo que el gobierno sirio está cayendo a pedazos y que controla sólo el 30 por ciento del país pero Hijab no dio detalles sobre esa afirmación, y no aceptó preguntas de los periodistas. Hijab, que como gran parte de la oposición es sunita de Siria mayoría musulmana y no era parte del círculo íntimo de Al-Assad; pero, como PM y el funcionario civil de más alto rango que desertó, su partida fue un golpe simbólico para el gobierno.

A medida que la lucha se intensifica en Aleppo, considerada como inmune a la violencia que afectó gran parte de Siria, algunos activistas de la oposición comienzan a evaluar que el hecho fue grave error de cálculo; ellos temen que la ofensiva está creando una crisis humanitaria para a la que no pueden manejar y que se le puede volver contra los propios rebeldes y la oposición. La población de Aleppo no había visto la violencia del gobierno, pero ahora ve las operaciones de los rebeldes y comenzará a creer en la propaganda oficial sobre “grupos terroristas con apoyo desde el exterior”.

Abdulaziz "Abu Yumuah" Salameh, líder de una coalición de decenas de milicias de la Brigada de Al-Tawhid, reconoció que la ciudad no puede haber querido que la ofensiva rebelde comience tan pronto, “pero eso no importa: La revolución tiene su propio calendario. Otras provincias han acabado su revolución, y Aleppo todavía no había comenzado. Desde su cuartel general en Tal Rifaat, una ciudad al norte de Aleppo, Salameh sostuvo que "Se puede esperar 100 años, y Aleppo todavía no estará listo", a pesar que los rebeldes continúan sus operaciones por controlar en Aleppo, hay desacuerdo sobre si pueden ganar a los residentes locales.

A pesar de la destrucción y la batalla de Aleppo continúa, tanto para el régimen y la oposición ya que ha tomado un nivel estratégico multidimensional. Aleppo se ha convertido en un punto vital para las consideraciones geoestratégicas nacionales y regionales y es por ello que el régimen no puede permitirse perder la ciudad que además de su ubicación estratégica comercial, también podría abrir el camino a Idlib y Latakia, la capital alawita. El régimen teme que la pérdida de Aleppo pueda obligar a las minorías a unirse a la oposición, y por ende, podría perder lo que queda de su base popular de apoyo.

Pero la batalla por Aleppo confirma además que la primera fase de la guerra civil siria ha terminado, y la batalla por la consolidación de zonas con base sectaria ha comenzado; este proceso ha despertado la preocupación de varios Estados por las implicaciones de largo alcance para Siria y la región. El factor psicológico de golpear una ciudad que se consideraba bastión del gobierno, posteriormente al ataque de Damasco, no ha tenido su correlato en el campo militar ya que las operaciones del Ejercito Libre Sirio (ELS) son ad hoc; el proceso de toma de decisiones y los movimientos del ELS está restringido por el gobierno turco o entorpecida por las acciones unilaterales de los diversos grupos asociados con los rebeldes, que le han dado aíre al régimen que saca provecho de la discordia táctico y estratégico de la oposición.

Hace un año, cuando las tropas del gobierno sirio trataron de entrar en Jebel Zawiya -al sur-oeste de Aleppo- un habitante local llamado Jamal Marouf reunió a siete hombres y se fue a combatir a los intrusos; ahora se pretende ordenar 7.000 combatientes, cuyo alcance se extiende por gran parte de la provincia rural de Idleb, desde la frontera de Turquía a Hama, en el sur. Tal vez por ello coincida con la ambición de crecimiento, que Marouf ha cambiado recientemente el nombre de su brigada "Mártires de Jebel Zawiya" a "Los Mártires de Siria”.

La mayoría de los lugareños parecen respaldar genuinamente a los rebeldes, pero las tácticas de los combatientes preocupa a algunas personas, mientras que lo la armonía entre los rebeldes no puede durar mucho más ya que las ideologías de los grupos rebeldes son diferentes. Ninguno de estos grupos da su lealtad al ELS, los rebeldes están trabajando juntos por el momento, pero los comandantes de Jebel Zawiya se reúnen y hablar con sus compañeros en otras regiones diferenciándose del ELS en sus operaciones.


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